domingo, 8 de abril de 2018

MÁRTIRES DE HUMBOLDT 7, ¿UN CASO CRIMINAL DE CELOS POR DESPECHO? (IV)

SHARE
Marquitos Rodríguez durante el juicio el 14 de marzo de 1964
(Foto: Deena Stryker, Duke University Colection)



En el capítulo III dejamos las cosas así: A finales de abril de 1953, Marquitos Rodríguez se asila en la embajada de Brasil en La Habana, de donde sale hacia Costa Rica, para después viajar a Argentina y México, y al final llegar a Checoslovaquia, su último destino. Allí en Praga, con el tiempo llegará a ocupar el cargo de agregado cultural de la cancillería batistiana.

Faure Chomón 
De forma expedita y asombrosamente rápida, había podido escapar de Cuba, de la persecución de Marta Jiménez, la mujer de Fructuoso Rodríguez, y de su bestia negra, Faure Chomón, que andaba tras su pista para evitar que abandonara el país. 
Marta Jiménez
Hay que apuntar que Faure logró localizar a Marquitos en Costa Rica, gracias a un soplo desde San José, y que no pudo atentar contra su vida en ese momento, porque Marcos vivía obsesionado con su seguridad y estaba permanentemente vigilado por los miembros e informantes que el PSP tenía en ese país.
¿Cómo Marquitos lo había conseguido, si era huérfano de todo, pobre como una rata y sin ninguna relevancia social ni política para utilizar e influir en la poderosa y siempre vigilante Cancillería gubernamental del mismo gobierno contra el que luchaba?
La respuesta fue durante largo tiempo, uno de los grandes secretos guardados por Fidel con respecto a este caso, junto a los motivos que lo impulsaron a sentar a Marcos en el banquillo y la identidad de su verdadero protector, que hasta hoy era una incógnita. Ese es el motivo fundamental, por el que me lancé a investigar esta historia, contada siempre a medias.
Casi todo lo que se ha escrito, dicho o filmado sobre el tema, incluidos tres de los cuatro libros y el tan llevado y traído documental "Los amagos de Saturno", (si bien un paso adelante en el blanqueamiento de la historia, también condescendiente con la dictadura), se basa en especulaciones sin fundamento. 
Hago una honrosa excepción del trabajo impecable del escritor español Miguel Barroso, en su novela “Un asunto sensible”, que transita de la ficción a la realidad mediante un meticuloso trabajo de campo, que enseña muchas aristas hasta el momento ocultas de la historia. Resulta paradójico que haya sido un escritor extranjero en una novela de ficción, quien haya venido a arrojar luz a los cubanos sobre lo ocurrido en Humboldt 7. 
También salvo de la quema, la crónica histórica muy documentada de Enrique del Risco, -aunque no esté de acuerdo con sus conclusiones-, pero poco más. El resto han sido elucubraciones sin rigor, sesgadas por la política, la pasión o el rencor en las dos orillas, vertidas por seudo investigadores que apenas pudieron llegar poco más allá de los pocos hechos, que ya estaban confirmados de forma documental.
La verdad completa nunca se ha contado en detalle, y sospecho que nunca se contará. Incluso después de la publicación de este trabajo, en el que pretendo aportar nuevos detalles sobre el tema, y cuya investigación me ha costado 12 largos años de mi vida, faltarán muchas cosas por saber, y que quizás no sepamos jamás. Están muriendo los últimos testigos presenciales de los hechos, y casi ninguno se ha animado a contar los hechos verdaderos, por razones políticas, por pruritos morales, o por miedo.
Hasta hoy, a la interrogante de las causas por las que Marcos Armando Rodríguez escapó de Cuba en 1953, las razones de su doble regreso, y la verosimilitud de su culpabilidad como delator, solo hemos encontrado como respuesta SIMPLES ESPECULACIONES.
La “historia oficial” tejida por Fidel Castro, en su afán de quitarse de en medio al molesto y sibilino PSP, ha contribuido en gran medida a poner más ruido en el sistema. Quizás es por eso que hoy, mucha gente en Cuba y fuera de allí, sigue convencida de que Marcos Rodríguez realmente delató a sus compañeros del Directorio Estudiantil, y propició sus muertes. 
El relato castrista caló, por desgracia, hasta en las mentes más brillantes, aún estando repleto de mentiras, ambigüedades e inexactitudes. Sus detractores tampoco han dado nunca una respuesta probada a los hechos, perdiéndose en detalles superfluos y falsedades que, a fuerza de decirlas, casi se han convertido en otra "verdad” paralela.
Convengamos entonces, en el único hecho probado documentalmente desde 1964, año en que se celebró aquel juicio infame: Marcos Rodríguez fue un instrumento del PSP, pero su culpabilidad como delator de la masacre de Humboldt 7 quedó muy lejos de ser demostrada. 
Mi opinión después de muchos años de reunir información no publicada sobre el tema, es que no pudo demostrarse su delación, simplemente porque MARCOS RODRÍGUEZ NO FUE EL DELATOR DE LOS MÁRTIRES DE HUMBOLDT 7. Y que conste que, como investigador, no le tengo ni pizca de simpatía histórica al personaje.
Está claro que el apoyo logístico que recibió Marquitos para escapar de Cuba en 1953, vino de la cúpula del Partido Socialista Popular, en contubernio con la cancillería batistiana, y NO CON LA POLICÍA DE VENTURA, mal que les pese a los que defienden esta teoría. Tampoco su fuga significaba en modo alguno, que hubiera delatado al grupo de Humboldt. El asunto es más complejo. 
Es simple y absurdo quedarse con la excusa fácil de que solo Buchaca y Ordoqui estaban implicados en la huida y protección de Marcos. Era imposible que ellos solos -viviendo en el extranjero en el momento de los hechos- pudieran montar un dispositivo de fuga tan sofisticado, ni de subvencionarle 7 años de exilio, con casa y trabajo en el extranjero.
Hoy estoy en condiciones de agregar otro nombre a esa lista: el de la persona que realmente le hizo el favor a Marquitos. Me guardaré de momento la identidad de los verdaderos delatores, aunque seguramente algunos de ustedes ya se hacen una idea.
Oficialmente, y como resultado del juicio en que finalmente se le condenó a muerte, la cúpula del PSP procesada en el caso Humboldt 7, solo tuvo -exceptuando a Rodríguez- a un culpable presunto en la figura de Joaquín Ordoqui, condenado meses más tarde en otro juicio, aunque no exactamente por el papel que jugó en estos hechos. Ordoqui no fue castigado por su supuesto vínculo con Marcos Rodríguez -no pudo probarse-, y menos por ser su encubridor, sino por ser sospechoso de ser agente de la CIA, otro extremo que, al final resultó ser falso. Su mujer Edith García Buchaca, recibió prisión domiciliaria cuando se le dio a escoger entre eso, y delatar a su marido. Su castigo fue apenas, un daño colateral menor.
Edith García Buchaca y Joaquín Ordoqui
Pero yo puedo asegurar, sin ninguna duda, y con pruebas contrastadas por varios testigos vivos, cuyos testimonios son irrefutables y tengo grabados, que aunque EDITH GARCÍA BUCHACA fue la diseñadora y ejecutora del plan de rescate de Marcos Rodríguez, con la participación activa de su marido de entonces, JOAQUIN ORDOQUI, fue indispensable y absolutamente imprescindible la ayuda de un tercer personaje, y esta es la novedad que aporto en mi trabajo: El “agente X” de esta trama, fue el ex marido de Edith, CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ, cooperador más que necesario en los hechos que narro, y que quedó completamente incólume de todo lo ocurrido después de 1959. 
Carlos Rafael Rodríguez 
Aunque varios testimonios provenientes de la familia Ordoqui -entre ellos su propio hijo Joaquinito ya fallecido- me aseguraron que tenían la convicción de que Joaquín no estaba implicado en la huida de Cuba de Marquitos en el 53, debo ser sincero conmigo mismo, con quienes me leen, y sobre todo, con la Historia.
Si bien en un principio de mi investigación, los hechos me demostraron que, al menos Edith estaba implicada, a la luz de nueva información que he reunido en los últimos meses, puedo asegurar que sus dos maridos, fueron también participantes activos en la trama, y que sobre todo el primero, Carlos Rafael Rodríguez, fue el brazo ejecutivo de la operación.
He contado en el capítulo anterior, que aunque en el juicio, Buchaca y Ordoqui juraron que no conocían a Marquitos antes del año 58, eso era totalmente falso, porque se conocían bastante bien desde antes de Humboldt 7. Marquitos visitaba a Buchaca desde que vivía en Nuevo Vedado junto a su entonces pareja, Carlos Rafael, y después siguió visitándola en Calabazar, cuando ella se trasladó a vivir allí con su nuevo marido Joaquín, como tengo contrastado amplia y concluyentemente por mis fuentes. Además, Marquitos más tarde coincidiría con el matrimonio en Checoslovaquia, cuando Joaquín, Edith y el hijo menor de ambos, se encontraron allí para iniciar un largo tour por el mundo, que terminaría en México junto al protagonista de esta historia.
Juan Pedro Carbó Serviá 
Según me cuenta Eladio Rivas, sobrino político de Juan Pedro Carbó Serviá, y me corrobora la hija de Elena Brito, la cocinera de Carlos Rafael Rodríguez en la casa de Nuevo Vedado, que éste compartió con Buchaca cuando eran pareja, Carlos Rafael aún amaba a Edith, -a pesar de Joaquín-, y aun cuando ya se había vuelto a casar con otra mujer, y de tener con ella dos hijas que aun viven.
El sentimiento no era recíproco, porque Edith se había enamorado perdidamente de Ordoqui, pero Carlos Rafael no dejó nunca de trabajar con y para ella, y por extensión para el PSP, antes y después del 1 de enero del 59, si bien recogió anclas y se desentendió del tema en 1961, cuando las cosas se le pusieron malas a Marquitos, y más tarde a su ex mujer y al hombre que se la quitó. Tampoco llegó a perdonar a Ordoqui por haberle arrebatado a su mujer, y este detalle debe tenerse en cuenta cuando analicemos el final de esta historia.
Carlos Rafael era, además, el único de los miembros del PSP que tuvo estrechos vínculos con el Gobierno batistiano, porque había sido ministro sin cartera de Batista en otros tiempos, y también el único de todos los miembros del PSP con cierto poder que permaneció en Cuba, tanto antes del 59, alzado en la Sierra junto a Fidel, -casi “in extremis”-, como después, en calidad de miembro del ejecutivo de Castro. 
Pero Carlos Rafael salió limpio de polvo y paja del proceso -junto a otros cómplices de los que hablaré más adelante en este capítulo- , y su presencia en el juicio fue apenas testimonial. ¿Por qué?
Fulgencio Batista tuvo siempre en gran estima a Carlos Rafael en el plano personal, y hasta cuando proscribió al Partido Comunista, se tomó el trabajo de mandarle una carta privada “explicándole” que era una acción contra su partido, y no contra él, “porque te admiro y estimo como político y como hombre de bien”, le dijo.
Así que, aunque a lo largo de los años 50, sus más importantes líderes se habían exiliado fuera de la Isla, a raíz de ser ilegalizado por Batista, el PSP continuaba temiendo mano en la administración batistiana, incluso después de proscrito. Y esa mano era la de Carlos Rafael Rodríguez.
A la cúpula del PSP les era fácil conseguir “favores” sin pasar por la aprobación de Batista, que a esas alturas ya estaba minada de corrupción en todas sus instituciones. Por eso para Edith García Buchaca fue relativamente fácil organizar desde la capital azteca el ingreso de su protegido en la embajada de Brasil, sacarlo poco después por Costa Rica -primero hacia sudamérica, un viaje que cobrará mucha importancia después- y finalmente rumbo a Europa. Allí el PSP le subvencionó Marcos su estancia, y le consiguió un trabajo en la legación cubana en Praga. Nada de eso hubiera podido hacerlo Buchaca sola, ni con Ordoqui, sin la ayuda de alguien del Gobierno batistiano, o cercano a él. Y ese fue su amante y diligente ex esposo, Carlos Rafael Rodríguez. 
Carlos Rafel Rodríguez en 1964.
(Foto: Deena Stryker - Duke University Colection) 
Fue él, inducido por Edith, quien, desde su posición de poder, consiguió en la Cancillería para Marquitos, un visado para escapar a Costa Rica, y quien le gestionó después, un puesto de trabajo en la sede diplomática cubana en Checoslovaquia. Pero de su implicación en el caso Humboldt 7 no se habló entonces, ni después, ni nunca.
No puedo desvelar la fuente de esta información. Su identidad pertenece a alguien que ya ronda los 90 años, aún vive en la Isla y ya no le importa “hacer justicia” porque ha desfallecido después de años de recibir un sinnúmero de presiones del régimen de Castro. Pero los datos que me ha ido proporcionando a través de estos años, cuadran perfectamente con los testimonios de Eladio Rivas, sobrino de Juan Pedro Carbó Serviá, la hija de Elena Brito, cocinera y mujer de confianza de Carlos Rafael y Edith cuando eran pareja, y una tercera fuente muy conocida por nuestros libros de historia, integrante del Directorio y aun vivo en España. Tampoco puedo revelar su nombre, porque también está casi al final de su vida, y no le vale la pena volver a remover el tema, pero él fue testigo presencial de los hechos en primera línea, y en algunos momentos, también protagonista.
Pero vamos al grano: ¿Por qué el PSP tenía tanto interés en proteger a Marcos Rodríguez?
Comentaba en la primera entrega, que a pesar de que los comunistas ya eran un sector electoral minoritario en la población cubana en 1953, fecha en que ocurrieron los sucesos de Humboldt 7, había tenido cierta relevancia durante la primera administración batistiana en 1941, algo que puede comprobarse en este video, en el que casi parece que Stalin vivía en Guanabacoa. Desde entonces su importancia política había ido decayendo, y sus dirigentes comenzaron a jugar sucio contra otras formaciones políticas.
Marcos participó a las órdenes de Buchaca en el espionaje “transversal” que practicaba el PSP en otras formaciones estudiantiles y obreras anti batistianas, desde el año 50 siendo un adolescente, y hasta 1953, como agente infiltrado por ella en el Directorio Estudiantil. De hecho, él mismo había sido un espía del PSP en el Directorio, a donde llegó también gracias a Buchaca, sin ser nunca miembro con carné de la organización ni haber pertenecido siquiera a las Juventudes Socialistas, porque era demasiado joven. Marcos estaba al tanto de todas las prácticas deshonestas de la formación, sabía secretos delicados de su cúpula y sobre todo, conocía bien su andamiaje en otros países y los contactos que mantenía en el Gobierno batistiano. Sabía tantas cosas del PSP, que podía haberlo hecho saltar por los aires si se hubiera puesto a contarlas. Queda claro que a sus dirigentes, simplemente no les convenía que cayera preso, y que sus captores consiguieran hacerlo hablar. Y finalmente, Marcos conocía perfectamente la implicación de Carlos Rafael en su propia huida. Por eso era crucial sacarlo del tablero de juego y enviarlo lejos del Directorio. Y de Faure Chomón. 
Faure Chomón
Fue esa la razón principal de la “evacuación” de Marcos; la persecución de los miembros del Directorio, resentidos por la matanza, y especialmente Faure Chomón, nuevo líder de la agrupación, y con muchas papeletas como sospechoso real de la delación. Me cuenta Eladio Rivas:
“Nunca supe más de Marquitos en Cuba, pero Jorge Valls declaró después que, por esos días andaba muy nervioso, aterrado por si lo encontraban los miembros del Directorio, y en especial Faure. Me dijo que había ido a visitar a su madre por si le pasaba algo. Supongo que Valls -también entonces miembro del PSP- sabía perfectamente que Edith desde México y Carlos Rafael en La Habana, le estaban echando un capote a su amigo”. 
Jorge Valls 
Y un detalle adicional, que tampoco debe descartarse: Elena Brito, cocinera del matrimonio Rodríguez-García Buchaca y luego solo de Carlos Rafael, cocinó cenas innumerables para sus amigos antes del 59. Entre ellos, según la hija de Elena, Tania González Brito, era muy habitual allí la presencia de miembros del primer gobierno batistiano que conocieron a Carlos Rafael cuando fue ministro sin cartera de Batista en su primer período presidencial, y también integrantes del nuevo ejecutivo. Me explica la hija de Elena:
“(…) Mi madre recordaba siempre la gran cena que él (Carlos Rafael) dio en su casa el 27 de enero de 1953 para celebrar el aniversario de bodas de uno de sus antiguos compañeros del ministerio, y al que asistieron personas que ella solo había visto en fotos de los periódicos, como Rivero Agüero y Sergio García Marruz, ministros del primer gabinete de Batista, con sus esposas y Miguel Ángel de la Campa con su hija, entre otros. Te los puedo nombrar porque ella guardaba una foto que todos se hicieron aquel día, y que tenía los nombres escritos con lápiz por detrás. Lo recordaba muy bien, porque ese fue el día de la famosa Marcha de las Antorchas que hicieron los estudiantes para homenajear el natalicio de Martí, y todos los presentes no dejaban de usar el teléfono, por los disturbios que había cerca de la Colina…”.
Miguel A. de la Campa y Caraveda 
Al margen de la anécdota, rara donde las haya, -porque me cuesta imaginar a un estalinista furibundo, de anfitrión de una cena para una claque batistiana de alto nivel-, encuentro muy notorio el hecho de que, entre los invitados a aquella fiesta, estuviera Miguel Ángel de la Campa y Caraveda, entonces a cargo de la Secretaría de Estado y Ministro de Exteriores del segundo gobierno de Batista, en funciones durante los sucesos de Humboldt 7. De La Campa fue el hombre que firmó el permiso de salida de Marcos Rodríguez a Checoslovaquia, y autorizó la concesión de su puesto -y su salario- como Agregado Cultural en la embajada cubana en Praga. ¿Alguien sospecha algo?
Tania me cuenta que ella aun hoy vive en la calle Oficios, la casa familiar que heredó de sus padres, y que en innumerables ocasiones el propio Carlos Rafael acercó allí a su madre en el carro, porque le hacía camino a su destino, Oficios y Acosta, donde se encontraba la Cancillería, a donde con frecuencia iba Carlos Rafael “por cuestiones de trabajo”. Creo que es blanco y en botella. Pero continuemos.
En 1954, Marquitos ya trabaja en la embajada de Cuba en Praga, y allí llega Edith con su hijo para reunirse con Joaquín, que había viajado antes, después de ser absuelto del juicio del Moncada. 
Praga, Checoslovaquia en 1961 
Allí también estaba Carlos Manuel Pellecer, un viejo agente de la CIA guatemalteco, ex miembro del Comité Central del Partido Comunista de ese país, que conoce y visita a los tres con frecuencia. Como he explicado antes, Pellecer escribiría después un libro sobre los hechos, muy sesgado y a su manera. Fueron estas visitas la principal prueba que esgrimió Fidel contra Ordoqui para condenarlo a 30 años de cárcel, acusado también de ser agente de la CIA. 
Carlos Manuel Pellecer 
En 1958 Edith y Joaquín ya vivían en México, a donde llegaron después de un largo periplo por el mundo. Edith comenzó a trabajar como agregada cultural en la embajada cubana, con “las Teresas” que menciona Fructuosito Rodríguez en su denuncia. Y también mantiene contacto postal con Marquitos utilizando como buzón de correos, otra vez, a Carlos Rafael, como ya vimos en el capítulo anterior. Es entonces que Edith empieza a utilizar el alias de “Katia” para poder comunicarse con Marquitos, a su vez, alias “Sokolov”, en Praga. Lo hará durante dos años, hasta que Marquitos vuele a México y se establezca cerca de ellos.
Ciudad de México en 1959, cuando Marcos, Edith y Joaquín vivían allí 
ENERO DE 1959: EL PRINCIPIO DEL FIN
La Revolución triunfa el 1 de enero de 1959 y Edith y Joaquín ven por TV desde ciudad de México, la entrada triunfal de Castro en La Habana el día 8. Pocos días más tarde reciben instrucciones de Cuba: Fidel forma gobierno y pretende colocar en puestos de importancia a los miembros más relevantes del PSP que le han sido fieles; requiere la presencia de Edith y Joaquín. Y además, le hace otra petición a la pareja: es necesario que Marcos Rodríguez regrese, porque tiene para él un puesto en la maquinaria ideológica de las recién constituidas FAR.
Sobre este momento de la historia, han corrido ríos de tinta, y casi nada es cierto, por defecto de información verídica, o exceso de información falsa. Los historiadores no se pusieron nunca de acuerdo sobre las razones que hicieron a Marquitos regresar a Cuba. Yo puedo explicarlas hoy, con total certeza, aunque suene petulante. No tengo otra forma de decirlo.
Se suponía que Marcos sabía que los familiares de las víctimas de Humboldt 7 –sobre todo Marta, la viuda de Fructuoso–, iban tras él buscando venganza, y que incluso entre los miembros del Directorio, con Faure a la cabeza, ya no era persona grata y se pedía su cabeza. Marquitos había dejado Praga y se había mudado a México, cerca de sus protectores, y vivía libre en un país capitalista, ¿para qué volver al sitio donde tenía tantas cuentas por saldar con quienes ahora mandaban? La respuesta es simple: confianza.
Edith y Joaquín 
Buchaca y Ordoqui se habían convertido en sus valedores, le habían salvado la vida y lo trataban como a un hijo desde 1957. Ellos creyeron realmente que Fidel había pasado página en el caso Humboldt 7. La Revolución ya estaba en marcha y, de hecho, ambos ya sabían el destino que el líder les había procurado en la nueva Cuba: dos altos cargos en la cultura y en el ejército. Además, Carlos Rafael Rodríguez, pieza clave y casi único responsable de su huida, era ahora miembro de pleno derecho de la dictadura castrista. ¿Por qué iba a tener Marcos Rodríguez dudas acerca de su seguridad?
La embajada cubana en México, para la que había trabajado Buchaca hasta ese día, como la de Praga a donde Marquitos había sido agregado cultural, ya no eran competencia de la Cancillería batistiana que los había nombrado en esos puestos, estaban en manos de la Revolución. No tenía sentido continuar exiliados, si en Cuba había triunfado el hombre al que habían “apoyado”. Y como para Marquitos, había también un puesto en el nuevo engranaje del gobierno, no había peligro. Marquitos se sentía a salvo manteniéndose cerca de los dos viejos dirigentes comunistas, a su vez tan cercanos al líder de la Revolución. Por eso, como ellos, regresó a Cuba sin temer por su vida.

EL REGRESO VOLUNTARIO DE MARCOS RODRÍGUEZ
Hay que hilar muy fino a partir del momento en que Marcos Rodríguez regresa a La Habana, porque sus pasos continuaron ligados, como siempre, a los de Edith García Buchaca y Joaquín Ordoqui.
Comencemos por Joaquín, que junto a su mujer y su hijo, andaba dando vueltas por el mundo desde 1953. Al triunfar la Revolución, y responder al llamado de Castro regresando a Cuba, Fidel le asigna un cargo temporal en la recién constituida Dirección Nacional de las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas), a la espera de ser ascendido a un grado militar superior en las FAR.
Joaquín Ordoqui

A Edith, en tanto, Fidel le regala la presidencia del Consejo Nacional de Cultura, desde donde a partir de entonces, manda y ordena imponiendo una censura intelectual carnicera de corte estalinista, de la que ya hablé en el capítulo anterior. Del 59 al 64, a Edith le dio tiempo de masacrar, sancionar y silenciar a centenares de artistas, a caballo de su absurda Teoría de la Superestructura. 
Teoría de la Suprestructura;
libelo estalinista de Edith García Buchaca 
Y llegamos a Marquitos. Recordemos ahora sus orígenes humildes, su perfil social bajísimo y su nula influencia en el estamento revolucionario, si bien durante estos años se “curtió” como agregado cultural de Batista en la embajada cubana en Praga.
Marquitos Rodríguez (Foto: Deena Stryker, Duke University Colection) 
Sin embargo, a su vuelta, Fidel Castro, asesorado -otra vez- por Carlos Rafael Rodríguez, que fue quien le propuso su nombramiento, le asigna un importante puesto ideológico como formador del Centro Cultural del Ejército Rebelde (CCER) en el Cuartel de Columbia, hoy Ciudad Libertad.
Cuartel Militar Columbia, La Habana 
El CCER era una forma blanda de definir al organismo encargado de adoctrinar a los miembros del nuevo ejército, en la nueva ideología revolucionaria. Su jefe era el comandante Camilo Cienfuegos, así que el puesto era extremadamente sensible y requería de quien lo ocupara, una confianza absoluta de Castro.
Los tres nombramientos eran, pues, una prueba rotunda de que al menos, hasta ese momento, Castro no tenía nada en contra de Marcos Rodríguez ni del matrimonio de estalinistas que lo había protegido, porque evidentemente, aun no estaba enterado de eso. ¿Qué sucedió para que cambiara de opinión?
Avancemos. Justo al año siguiente, en el mes de mayo de 1960, Faure Chomón es designado embajador de Cuba en la URSS, un claro mensaje de Fidel a los antiguos comunistas del PSP, hasta entonces los garantistas del Kremlin en La Habana. Fidel mandaba un aviso a navegantes: “ahora soy yo quien negocia con la URSS, y ustedes quedan fuera de la fórmula”.
Solo pocos meses después, en el mes de enero de 1961, el ex jefe de la policía batistiana Esteban Ventura Novo, asilado en Miami, publica sus memorias. En ellas deja claro que fue Chomón y no Marquitos, quien delató a los mártires de Humboldt 7, y permitió que él los apresara. 
Esteban Ventura Novo 
Sin embargo, dado su historial sanguinario y su escasa credibilidad, la declaración de Ventura no tuvo apenas eco en la opinión pública de los Estados Unidos, y en Cuba, Fidel la destrozó tachándolo de mentiroso.
Pero también por primera vez, Castro manifiesta públicamente en un coloquio con intelectuales, su idea de que “aún tenemos que limpiar nuestras filas de enemigos de la Patria, que dinamitan el proceso y viven solapados en el corazón de la revolución”. Era una llamada de atención a posibles "delatores" de la verdad, ahora descontentos con la revolución, y que aún formaban parte del estamento comunista.
Pero sigamos. Marta Jiménez no había parado un solo minuto desde 1953, intentando reunir pruebas que inculparan a Marcos en la delación de su marido Fructuoso Rodríguez y los otros tres mártires. 
Marta Jiménez
Contaba ya desde antes de la revolución con la ayuda de Faure Chomón, que a finales del 59 pone un documento "inculpatorio" en sus manos. Entonces Marta presenta a Camilo Cienfuegos, jefe de Marquitos en Columbia, una denuncia acusándolo de la delación de los cuatro jóvenes asesinados en Humboldt 7. Previamente había buscado el apoyo de las familias de Westbrook -su madre y su novia ya habían abandonado Cuba, sospechosamente-, Machadito y Carbó Serviá, pero los parientes de los dos primeros se negaron ante la condición que les puso Marta: era necesario agregar a la denuncia, el móvil sentimental que teóricamente movió a Rodríguez a delatar a su amante Joe Westbrook y a su presunto nuevo novio, José Machado Rodríguez.

Eladio Estévez me cuenta que su tía política, madre de Carbó Serviá, también se abstuvo de acompañar a Marta en la denuncia, porque su dolor por la pérdida de su hijo y su moral religiosa, le impedían buscar venganza. Por eso le dijo a Marta que asistiría al juicio, “porque no le quedaba más remedio”, pero que no acusaría a nadie, porque lo que necesitaba era olvidar.
De todas formas, Marta avanzó con su pedido a Camilo con la ayuda de Faure, que finalmente El Héroe de Yaguajay cursa a Fidel. Marta consigue el encarcelamiento preventivo de Marquitos, y éste es puesto bajo la custodia de su hermano, OSMANY CIENFUEGOS GORRIARÁN, ordenando además una investigación del caso.
Osmany Cienfuegos 
Pongo el nombre de Osmany en mayúsculas, porque es otro miembro de la trama del PSP en la sombra, y porque siempre ha sido tratado por la historia oficial como un personaje intrascendente en ella. Nadie se ha detenido a analizar su verdadero papel en la conspiración, que como verán más adelante, fue toda una “confabulación gay comunista”. Nadie de esa condición debe tomarse peyorativamente mis palabras como un ataque “contra el colectivo”; solo demuestra que no todos los homosexuales somos moral ni ideológicamente iguales. Hubo y habrá siempre tantos homosexuales deleznables, como heterosexuales despreciables hay.
Osmany es, desde hace décadas, un homosexual confeso en sus círculos íntimos, y reconocido entre casi todos sus compinches en la cúpula gobernante cubana. Para mí en particular, su larga “trayectoria gay” me es tan normal como desayunar cada día. 
Osmany Cienfuegos
Una compañera de trabajo en Cuba y amiga íntima de extrema confianza durante más de 30 años, era la sobrina de una de las más estables parejas de Osmany en La Habana. Mi amiga vivió en la casa que Osmany Cienfuegos le dio a su tío, mientras mantenían una larga relación sentimental, y de hecho se quedó en esa casa cuando su tío tuvo que irse del país. Ese novio de Osmany, un buen día dio por terminado su idilio con él, por motivos que ahora no vienen al caso, Osmany, despechado, le montó una rocambolesca trama judicial inventándole un intento de robo en su casa, que le costó al hombre un año de cárcel. Al cumplir su pena, tuvo que abandonar Cuba, y al cabo de los años, cuando ambos ya eran viejos, regresó a ver su familia a La Habana, y supe que Osmany fue a visitarlo arrepentido, para pedirle perdón.
Cuento esta anécdota, porque aun encuentro personas que dudan de la homosexualidad de Osmany Cienfuegos, y este no es un detalle menor en este momento de la historia, en que Marcos, cuya homosexualidad era también conocida, es puesto bajo su custodia por órdenes de su hermano Camilo.
Siguiendo el hilo de los hechos, me remito ahora al testimonio (tendencioso) de Osvaldo Fructuoso Rodríguez, hijo resentido y vengativo de Marta Jiménez y Fructuoso Rodríguez, soberano ignorante de los hechos reales, y que se ha tragado a cucharadas una a una, las mentiras que Castro le dijo a su madre, para inculpar a Marcos:


“(…) En la primera semana del triunfo revolucionario, mi madre, Marta Jiménez, le pidió a Camilo Cienfuegos entrevistarse con Alfaro, uno de los asesinos de mi padre y que acababa de ser capturado por las patrullas rebeldes. En esa entrevista, mamá le mostró más de 100 fotos de carné de diversas personas, entre las cuales estaba una foto de Marquitos. Alfaro lo identificó sin titubear como el delator. De inmediato mamá le pidió a Camilo que suspendiera el juicio a Alfaro y se detuviera a Marcos Rodríguez. Camilo cursó la orden de detención y Marquitos fue arrestado. Pero por muy poco tiempo. No habían transcurrido más de seis horas cuando Osmany Cienfuegos, antiguo miembro del PSP y hermano de Camilo, liberaba al delator. Pero aún con mucha más celeridad se dio la orden de fusilar a Alfaro, sin avisar a ningún miembro del Directorio Revolucionario “13 de Marzo”, y en contra de la orden emitida por Camilo en Columbia, la cual Fidel Castro había aprobado”.
Osvaldo Fructuoso se refiere a Ignacio Alfaro, oficial de la policía batistiana, participante en el asalto a Humboldt 7, que había sido detenido por Castro en el 59 por esa razón, junto a otros soldados, y que se encontraba la espera de juicio. En efecto, Ignacio Alfaro fue fusilado rápidamente por Osmany, que puso en libertad a Marquitos en contra de las órdenes de su hermano. Fue de las primeras muertes que se le atribuyen al hermanito del Héroe de Yaguajay, y llama la atención que fuera tan solícito en propiciar su puesta en libertad, incluso eliminando “oficiosamente” a un hombre (realmente a tres) que podía declarar en su contra. ¿Lealtad al PSP o simple simpatía “homo”?
Pero hay más. Ya había avanzado en el capítulo anterior que, mientras Marquitos estaba detenido, envió una carta a su valedor, el comandante Joaquín Ordoqui, entonces ya viceministro de las FAR, pidiéndole que diera la cara por él. También conté que tuve constancia de primera mano de la conversación que tuvieron los dos en casa de Ordoqui, cuando Marquitos fue liberado.


Dice mi fuente, presente en la conversación, que Ordoqui manifestó su desagrado ante la decisión de Marcos de volver a “escapar” de Cuba, esta vez a estudiar a Europa, y lo conminó a “aclarar las cosas” antes de marcharse “porque estaba implicando a gente inocente”, consejo que Marcos rechazó, manifestando que ya las cosas estaban claras, y que se marcharía. Aunque la conversación fue presenciada por mi fuente, a la que creo sin fisuras, ahora puedo asegurar que fue solo la forma que encontró Joaquín de tapar la verdad en su presencia, un “paripé” para proteger a su familia, evitando que estuviera al corriente de lo que sucedía en realidad.
Todos los que nos hemos acercado a este caso, sabemos que Osmany había sido miembro del PSP antes de la Revolución, y que como Carlos Rafael, se había trasvasado al lado de Fidel cuando éste empezó a hacer limpieza entre los viejos estalinistas. Pero Osmany le debía aun lealtad a Buchaca y a Ordoqui, sus antiguos correligionarios de partido, y también -como el ex de la Buchaca-, puso su granito de arena (más bien un saco entero) para liberar a Marcos de la cárcel, y de momento, del paredón.
Solo faltaba sacar a Marcos (otra vez) de Cuba, y aquí volvió a entrar en juego la influencia y el poder -ahora muy grande- de Buchaca, la que más mandaba en el Consejo Nacional de Cultura. Edith, o “Ide” para sus íntimos, solo tuvo que levantar el teléfono y ordenar a otro de sus compañeros de su antiguo partido, que gestionara una beca para Marcos Rodríguez que le permitiera salir de la Isla rápidamente a Checoslovaquia. Entró entonces al juego ALFREDO GUEVARA, otro viejo estalinista “con carné”. Y también homosexual. 
Alfredo Guevara 
Alguien se estará preguntando a estas alturas de mi relato, por qué hago tanto hincapié en la orientación sexual de los miembros de esta trama. Lo hago, porque no es superfluo el dato en el contexto de este caso, donde una gran parte de los hechos fueron impulsados por los sentimientos, el amor y el sexo, en todos sus palos. Y justamente por eso -entre otros motivos- la revolución ha prescindido de contárnoslos de forma veraz. Carlos Rafael, Marquitos, Marta, la propia Edith, y quién sabe si Osmany y Alfredo, tomaron por amor o por mera atracción sexual, gran parte de las decisiones que influyeron notablemente en esta historia, y es menester que ahora las conozcamos desde esa perspectiva.
Alfredo Guevara y el Ché Guevara
Alfredo había sido un miembro activo del PSP en la época republicana, y como Buchaca, se había tirado varios años en el exilio. También, como ella, había vuelto a pedido de Castro, a quien le unía una gran amistad desde hacía muchos años. Como Osmany y Carlos Rafael, también abdicaría del PSP para integrar más tarde las filas del PCC, y mantendría hasta el último día de su vida un servilismo incondicional a Fidel y a la Revolución, algo a lo que se negaron otros miembros del PSP, como Carlos Franqui, que tuvo que abandonar Cuba en 1963, después de ser defenestrado al manifestarse contrario al rumbo que habían tomado las cosas.
Desde el primer día que Fidel conformó su aparato cultural e ideológico, puso a Alfredo Guevara al frente del recién constituido ICAIC, como promotor (y censor) del naciente cine cubano. Así que a pedido de Buchaca y -esto también es relevante- otra vez con el beneplácito de Carlos Rafael Rodríguez, ahora miembro del ejecutivo de la revolución castrista, Alfredo Guevara envía a Marquitos becado a Checoslovaquia en 1960.
Como puede comprobarse, ya no era la cancillería batistiana la que estaba colaborando en la segunda huida de Marcos Rodríguez; eran los propios miembros comunistas de la cúpula de la revolución, a espaldas de Fidel: Carlos Rafael Rodríguez, Edith García Buchaca, Joaquín Ordoqui, Osmany Cienfuegos y Alfredo Guevara. ¿Por qué toda la culpa cayó solo sobre Joaquín, y la Buchaca como daño colateral? 
Continuemos. Al enterarse de que Marcos había sido liberado y ahora estaba becado en Praga, Marta Jiménez montó en cólera. Entonces apareció otra carta, esta vez, un documento secreto que Marta no tenía por qué tener en sus manos. Vuelvo a la narración sesgada de los hechos de Osvaldo Fructuoso Rodríguez: 
Osvaldo Fructuoso Rodríguez 
“Mi madre no cejó en sus empeños, sin embargo, y meses más tarde logró la prueba que incriminaba definitivamente a Marcos Rodríguez con la delación. El gobierno de Batista había emitido una carta secreta a través de la Cancillería cubana donde se le otorgaba a Marquitos una elevada suma de dinero para su manutención en Argentina, Costa Rica y México mientras estuviese exiliado. Dicha solicitud estaba avalada por Esteban Ventura y firmada por el canciller cubano. Ya por la fecha del descubrimiento de este documento, Joaquín Ordoqui ocupaba el cargo de viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Durante más de cinco años, mi madre le estuvo pisando los talones a Marquitos, hasta que después de una extensa y larga investigación logró que se le apresara y llevara de vuelta desde Praga a La Habana”.
Otra vez a Fructuosito se le va la pinza. Para empezar, aún Ordoqui no había sido nombrado viceministro de las FAR, y eso no ocurriría hasta bastante después, como explicaré más adelante. Por otra parte, esta carta pertenecía al expediente judicial sobre el que había secreto de sumario. Fidel la conocía, por supuesto, mucho antes de que se hiciera pública. ¿Pero por qué se hizo pública? Fructuosito guarda silencio al respecto, no sé si por ignorancia o por conveniencia, pero fue Faure Chomón quien puso la carta en manos de su madre. Puedo asegurarlo porque ella misma se lo dijo a la madre de Carbó Serviá, tía de Eladio Rivas. Y como no podía ser de otra manera, fue Fidel quien le ordenó a Faure que lo hiciera. Quedaba claro que Castro echaba a andar la acusación contra Marquitos a través de Marta, para quitarse de encima la sospecha de haber puesto fuego bajo la olla del PSP.
También queda en evidencia la absurda y manipuladora conclusión de Fructuosito, a todas luces cegado por el rencor. Claro que la cancillería batistiana había financiado la fuga de Marquitos, eso era evidente y lo sabía toda Cuba; no había discusión sobre las malas artes de los estalinistas del PSP. Pero el tono triunfalista de Osvaldo Fructuoso sobre el carácter “inculpatorio” de esa carta es como poco, inocente, por no decir estúpido. Era falso el “aval” de Esteban Ventura al que se refiere, porque la firma del jefe de la policía no estaba por ningún lado del documento. Y no estaba, porque la policía no tenía nada que decir, ni avalar en una decisión estrictamente de competencia de la Cancillería y del Ministerio de Exteriores. La carta era responsabilidad única y exclusiva del canciller y de la Secretaría de Gobernación batistianas. Ambas “excusas” esgrimidas por Fidel, por Marta, y años después por su hijo Osvaldo, solo intentaban de forma bastante burda, acusar a Ventura Novo -responsable de las muertes- de proteger a Marcos, enviándolo al extranjero, una idea tan macarrónica como imposible. Ese extremo fue ampliamente explicado por el propio Ventura en sus memorias, pero ni amigos ni enemigos le creyeron entonces. Ventura estaba muy desmoralizado ante la opinión pública.
Y como colofón, LA CARTA NO PROBABA QUE MARCOS RODRÍGUEZ FUERA EL DELATOR DE SUS COMPAÑEROS. Otra vez se desviaba la atención del verdadero móvil de la cuestión: los motivos reales por los que Marcos fue sacado de Cuba por el PSP. Lo protegían de la venganza de Chomón, y de su más que posible captura por los miembros de Directorio, que ya entonces Chomón dirigía. Eso hubiera propiciado que Marcos, bajo coacción, “hablara” de las interioridades del Partido. El PSP se había aliado con la Cancillería para la “operación salvamento”, pero no porque Marcos hubiera delatado a sus amigos, sino porque corría peligro su vida, y la supervivencia del propio PSP. El desarrollo del juicio posterior, demostraría que nunca hubo pruebas fehacientes para inculpar a Marcos Rodríguez, a pesar de que sería condenado, aún sin ellas.
En cualquier caso, Fidel ya tenía por fin un motivo para poner en marcha su máquina de exterminio contra el PSP.

SEGUNDO REGRESO DE MARQUITOS

Los agentes de la inteligencia cubana, de paisanos enviados por el comandante Juan Abrahantes, tomaron un vuelo a Checoslovaquia con órdenes expresas de traer a Marquitos a Cuba, sin paliativos. 
El 10 de enero de 1961, Marcos es detenido en Praga, en virtud de una rocambolesca acusación de espionaje, y en 48 horas aterriza en La Habana. En Cuba se informa mucho después al pueblo, vía prensa oficial, de que ha sido acusado de delación y “traición a la Patria”. Es bueno que recuerden este detalle entrecomillado, porque marcará la diferencia entre la vida y la muerte para él, en el próximo capítulo.
Con la detención y enjuiciamiento de Marcos Armando Rodríguez, Marta Fernández creyó haber ejecutado su venganza, Faure Chomón ponía al fin las manos sobre el chivo expiatorio que necesitaba para exculparse a sí mismo, y Fidel conseguía utilizarlos a ambos para lograr su propio objetivo: exterminar de una vez y por todas al PSP de la fórmula de la revolución.
A su llegada a La Habana, Marcos Rodríguez fue conducido bajo escolta, del aeropuerto de Rancho Boyeros a la Fortaleza de la Cabaña, donde estuvo apenas 4 horas. De allí se le trasladó a una casa de seguridad que tenía la inteligencia cubana en el Reparto Siboney. Allí permaneció bajo custodia de los miembros de la propia escolta personal de Fidel, hasta que se celebró el juicio tres años después. Castro ordenó su total aislamiento, incluso de otros miembros de su equipo, como Osmany Cienfuegos, al que se le negó una solicitud de visita.
El 10 de septiembre de 1962, un año y 8 meses después de su encarcelamiento, Marcos consigue enviar desde su prisión y en secreto, otra carta desesperada a Joaquín Ordoqui, rogándole que salga en su defensa. Ordoqui guarda silencio. No se quema, porque está a punto de ser ascendido en el ejército. Su ascenso se concreta solo tres meses más tarde, en diciembre del mismo año. Fidel no solo lo asciende al grado de comandante, sino que lo hace viceministro de las Fuerzas Armadas.
Podemos deducir de todo lo anterior, que al menos hasta finales de 1962, Joaquín Ordoqui no era sospechoso de traición, aun habiendo comenzado el proceso judicial contra Marcos Rodríguez. 
El último trimestre de 1962 es una época convulsa para Fidel, y para Cuba entera. Otro acontecimiento mucho más delicado, de índole mundial, está ocupando todo el tiempo del comandante y a su cúpula. En octubre había estallado la Crisis de los Misiles, cuya consecuencia más importante será el enfriamiento temporal de las relaciones entre Cuba y la Unión Soviética.
Crisis de Octubre, 1962
Pero aun así, Fidel no levanta totalmente el pie del acelerador del caso Humboldt 7, porque desde septiembre ya tenía en sus manos, junto a otros altos miembros del gobierno, (incluido Faure Chomón) una copia de aquella carta que Marcos había enviado a Ordoqui el año anterior. Entonces todo se acelera.
Castro ordena la detención inmediata de Joaquín Ordoqui y Edith García Buchaca como colaboradores necesarios, a los que además les atribuye el delito de ser agentes de la CIA. La acusación resultó sin fundamento años más tarde, cuando la CIA desclasificó los documentos relacionados con el caso Pellecer. Quedó más que comprobado entonces, que Fidel había mordido el anzuelo de la CIA, suponiendo al matrimonio, sus espías. Yo estoy convencido hoy de que para quienes espiaban, era para el KGB. Pero el comandante jamás reconoció su error garrafal, y en aquel momento procesó a la pareja junto a Marcos Rodríguez.
Según declaraciones posteriores de algunos miembros de aquel equipo de seguridad que estaba a cargo de la vigilancia de Marcos Rodríguez, y que años después desertaron, al prisionero se le administró una dosis diaria de pentotal sódico (llamado entonces “suero de la verdad”) durante el tiempo que duraron los interrogatorios.
René Vallejo
La administración de la droga se hizo bajo la “prescripción facultativa” del comandante René Vallejo, galeno personal de Fidel Castro y su "asesor espiritual" privado. 
La “medicación” fue el paso previo a las largas y duras sesiones de preguntas a que fue sometido Marcos, con agresiones físicas y torturas psicológicas incluidas. Muchos de estos interrogatorios fueron realizados personalmente por Raúl Castro, y el último, por Fidel Castro en persona. 
De aquella celda en la lúgubre casa del Reparto Siboney, sacarían a Marcos Rodríguez tres años más tarde, casi como un vegetal, dopado e incapaz de defenderse, para hacerlo comparecer en el juicio más injusto y vergonzante de la revolución hasta entonces, y que solo el de Ochoa superaría en ilegalidad y manipulación, dos décadas más tarde. Siete años después de los sucesos de Humboldt 7, Marcos Rodríguez sería sentado en el banquillo.
Se llamaría Causa 72/1964, y será con ella que cerraré esta serie, en su quinta y sexta (última) entrega.

Marquitos Rodríguez durante el juicio 
(Foto: Deena Dtryker, Duke Universuty Colection)

(CONTINUARÁ)


SHARE

Author: verified_user

Cubano de nacimiento y catalán de adopción

22 comentarios:

  1. Carlos me he tirado la lectura de principio a fin. Esta soberbia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tan apasasionante, que estuve hasta la madrugada leyendo. No hubiera podido dormir sin terminar. Gracias Carlos por darnos informacion fidedigna de la historia.

      Eliminar
  2. Bárbaro... Aún cuando no quieras comercializarlo asegúrate de guardar tus derechos de autor. Esta investigación va a generar muchas cosas en el futuro... Saludos de Óscar

    ResponderEliminar
  3. Brillante! Ferrera tiene esa virtud de seguir una narración histórica con un rigor extremo y sin perder el hilo, dar los argumentos precisos en los momentos indicados y lograr, como resultado, la absoluta credibilidad y enaltecer el honor a la verdad. Inmejorable!

    ResponderEliminar
  4. Terminé porfin, increíble este artículo. Profundo y apabullante. Te quedaste vacío. No dejes de instruirnos
    Gracias

    ResponderEliminar
  5. Este ya lo habìa leìdo, por su puesto lo refresquè completo, el siguiente dònde, cuàndo, còmo me entero!!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Que interesante Carlitos cuando se abra la caja de pandora muchos se infactaran de las sorpresas, gracias por compatir

    ResponderEliminar
  7. Dios mio...esto se pone cada vez mas interesante...me comido dos unas...La historia es otra historia...espero que pueda ver el final de esta trama...haz dicho que reservas informacion por respeto a los que te la han brindado...pero, que ganas de saber...aunque no me alivie el pasado ni el presente...Gracias Carlitos...besos...

    ResponderEliminar
  8. Super! Súper! Interesante. Mucho más se aprende leyéndote , que con el mejor libro de Historia. Enganchada a tus escritos y arrastrando los desvelos durante el día. Seguimos esperando !!! Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Carli asere, comencé a leer éste pensando era el último. Indagado en mi entorno, pregunté a varias personas si conocían que las causas de H7 habían sido por celos gay. Bueno, una de las tantas personas que pregunté, y que estaba muy en talla del tema me dijo:
    1. Cuando salen del asalto, Fructuoso y Cubelas, se refugian en casa de un médico del Calixto (gay abiertamente).
    2. Permanecieron varios días ahí, hasta que Cubelas sale para México y fe ahí pal monstruo. Pero el otro socio se queda ahí. O sea...
    3. Cubelas, era agente de la CIA, después lo asoció al tema de Kenedy.
    4. El día del asalto, Batista NO estaba en el Palacio. Si en su finca en Holguín. Ese año, la letra había marcado un evento de esa índole. Y, su padrino le había advertido sobre algo de eso. Por ende, no estaba en Palacio.
    5. La CIA estaba metida en el directorio.
    Desconozco la veracidad de eso dicho, si tienes más amplitud, podrás verle (o no), la lógica a mis palabras.
    No encuentro la otra parte.
    Un abrazo mi hermano .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. QUERIDO ANÓNIMO, -PA LA PRÓXIMA DIME QUIÉN ERES- NO PUEDO REVELARTE MUCHAS COSAS HASTA EL FINAL DE LA SERIE, SOLO DECIRTE QUE CUBELA ESTÁ AQUI EN ESPAÑA HACE AÑOS Y QUE YO HE PODIDO HABLAR CON ÉL. Y QUE UN 70% DE LO QUE TE CONTÓ TU AMIGO, ES CIERTO.

      Eliminar
  10. Apasionante, parece una novela de misterio y crimen. Bueno, practicamente es lo que ha hecho la rovolucion ….No me canso de agradecerte por toda la informacion que nos das. La lei de un solo tiron, hasta terminarla en la madrugada.

    ResponderEliminar
  11. excelente...que buena investigación has hecho

    ResponderEliminar

Se eliminarán los comentarios ofensivos de cualquier tipo.