Marcos Rodríguez declarando en el juicio por delación en el caso Humboldt 7 (Foto: Deena Stryker, cortesía de Duke University Colection) |
LA CAUSA 72/1964
El número que identifica el proceso penal para juzgar a
Marcos Alejandro Rodríguez Alfonso por delación, es significativo. Estamos en el quinto
año de la revolución y ya se han celebrado más de 70 juicios “revolucionarios”,
-si bien no todos para juzgar delitos como este-, pero que han servido de
entrenamiento a Fidel Castro para aplicar la ley a su manera.
El Dictador ya es un experto manipulando hechos, inventando
pruebas, quitando jueces imparciales, colocando magistrados serviles, y
silenciando a los que ejercían defensas incómodas para sus intereses.
Ha pasado un quinquenio de aquella primera causa
“revolucionaria” contra los pilotos batistianos, y el sátrapa ha aprendido de
los errores que cometió entonces, cuando tuvo que repetir el juicio para obtener
la sentencia que buscaba.
En este, como en otros procesos judiciales, el pueblo ha estado
al margen de lo que se cuece en los despachos gubernamentales, hasta que sale
publicada una nota en la prensa sobre el asunto, y el anuncio público de la causa.
Entonces comenzó la representación.
EL JUICIO
No quiero hacer muy larga la descripción del juicio, porque la transcripción completa de la primera vista y de la posterior apelación de la defensa, pueden encontrarla en PDF, publicada por la revista Bohemia en este enlace o en este, y también por el portal Yumpu, aquí. En este capítulo de la serie, solo haré un resumen de los testimonios que considero más importantes.
Se escogió, en principio, el 13 de marzo de 1964 para abrir la causa. La fecha fue escogida con toda intención, para poner más dramatismo al tema y “tocar” la fibra sensible del pueblo llano: se conmemoraba el séptimo aniversario de aquel ataque a Radio Reloj y al Palacio Presidencial, eventos que desencadenaron la matanza de Humboldt 7. Era el escenario perfecto para "hacer justicia" con el supuesto traidor.
Sin embargo, la primera vista se debe posponer al día siguiente. Me cuenta Eladio Rivas, y también otras personas que siguieron el caso en su día, que se dijo que el cambio de fecha se debió a "una indisposición" del acusado. El juicio entonces tiene lugar el 14 de marzo de 1964.
Recorte de prensa de la revista Bohemia anunciando el inicio de la causa contra Marcos Rodríguez. |
El 27 de marzo aparece esta nota en Bohemia junto a la transcripción del juicio:
"Por falta de tiempo, BOHEMIA sólo puede ofrecer a sus lectores la información de la primera parte del juicio efectuado en el Tribunal Supremo contra Marcos Rodríguez, delator de los Mártires de Humboldt 7. En su próximo número acogerá el desarrollo ulterior del proceso que tanto interés ha despertado en la opinión pública.”
La “falta
de tiempo” se debía a que el Consejo de Estado –en realidad, el propio Fidel–, aún
no había terminado su labor de censura para dar el visto bueno a la versión
taquigráfica que debía publicarse, y de la que debían ser eliminadas las
palabras soeces de los testigos contrarios al acusado, así como las partes de
los testimonios que Fidel encontrara peligrosos para la credibilidad del juicio. Así lo explica 20 años después María Elena Requejo, editora de la publicación después exiliada en Venezuela, a un periodista del diario español El País.
Aun
así, Bohemia incurre en un error garrafal, publicando parte del texto del
recurso de apelación, en lugar de la transcripción de la primera vista, un
fallo editorial del que se percata demasiado tarde, cuando ya se ha vendido íntegramente
el número de la revista.
Debo
aclarar también que, en los años posteriores, se sacaron de circulación todas
las fotografías del juicio que hizo el fotógrafo de Bohemia Antonio Martín (que
podrán ver con poca nitidez en los PDF del juicio que adjunto), y también todas
las fotos de Marcos Rodríguez hechas públicas antes y después del proceso en
la prensa cubana, de ahí que sea tan difícil encontrar imágenes suyas en la red.
Sin embargo, gracias a la fotógrafa norteamericana Deena Stryker, que
asistió como personal de prensa acreditado en la sala, hoy es posible ver otras
fotos del juicio de gran calidad, que forman parte de la Duke University
Colection, y que son las que muestro en esta crónica.
La
colección de las fotografías de Deena Stryker (conocida durante la época como
Deena Boyer) contiene material hecho entre julio de 1963 a julio de 1964,
no solo del juicio, sino de los dos viajes que hizo Stryker a Cuba,
en otras circunstancias.
Pero
volvamos al juicio, que fue un circo de varias pistas transmitido por
televisión, tan burdamente montado “para la galería”, que en Cuba a pocos les
quedaron dudas de la descarada intromisión del comandante en el proceso.
Pero eso no importaba, empezábamos a “dejarnos mentir” con total impudicia, y a aceptar las mentiras como verdades, sin paliativos.
Así que, si bien el pueblo, contagiado por la “euforia de la libertad” que se había instalado en la sociedad cubana desde 1959, apoyó el veredicto sin cuestionar demasiadas cosas, era innegable para todo el mundo que antes de comenzar, ya Marquitos traía escrita en la frente su condena.
Pero eso no importaba, empezábamos a “dejarnos mentir” con total impudicia, y a aceptar las mentiras como verdades, sin paliativos.
Así que, si bien el pueblo, contagiado por la “euforia de la libertad” que se había instalado en la sociedad cubana desde 1959, apoyó el veredicto sin cuestionar demasiadas cosas, era innegable para todo el mundo que antes de comenzar, ya Marquitos traía escrita en la frente su condena.
El acusado fue sentado en el banquillo bajo los efectos de varias dosis
de pentotal sódico, totalmente desposeído de voluntad propia, para juzgarlo después
de siete años de ocurridos los hechos, y tres de torturas físicas y psicológicas durante los prolongados y crueles interrogatorios a que fue sometido por varios
oficiales de la CI.
Aunque Raúl Castro relevó a Camilo Cienfuegos al frente de este caso por órdenes expresas de su hermano, fue el propio Fidel quien en todo momento estuvo al mando y tomó las decisiones.
Aunque Raúl Castro relevó a Camilo Cienfuegos al frente de este caso por órdenes expresas de su hermano, fue el propio Fidel quien en todo momento estuvo al mando y tomó las decisiones.
LA EDAD DEL ACUSADO
Para empezar, Marquitos declaró -y se comprobó durante la
instrucción, aunque jamás se dijo- que tenía 17 años de edad el día de la
matanza de Humboldt 7, o sea, que el 20 de abril de 1957, todavía era menor de
edad. Ajustándonos a la ley vigente entonces, a Marcos no podía aplicársele la
pena capital.
Marcos Rodríguez es conducido al banquillo (Foto: Deena Stryker DU Colection) |
¿Por qué lo hizo, sabiendo que eso lo mandaba directamente al
paredón?
Porque se le prometió indulgencia a cambio de declararse
culpable. Marcos Rodríguez se sentó en el banquillo con la convicción de que
pasaría muchos años en la cárcel, pero conservaría la vida. De todas formas, su
letrado de oficio aprovechó su tímido alegato final, para hacer referencia a su juventud, como atenuante de la pena de muerte. Estaba claro que su petición
de clemencia iba a ser ignorada.
Una breve consideración sobre este "abogado defensor", el Dr. José
Antonio Grillo Longoria. Si no fuera por el dramatismo del caso, la defensa de oficio de Grillo Longoria podría considerarse risible, porque tuvo tintes tan patéticos que rozaron la comedia.
Hasta donde sé, Grillo Longoria nunca quiso contestar a las preguntas que se le hicieron sobre el juicio después. El letrado -entre otras maravillas- dijo al tribunal: "Ha quedado plenamente demostrada la culpabilidad de mi defendido, pero apelo a su corta edad en el momento de los hechos, y solicito clemencia de este tribunal...". Una defensa en esa tesitura, no podía augurar nada bueno al reo. El ejercicio de defensa de José Antonio Grillo Longoria ha sido durante décadas, objeto de burlas y críticas -por supuesto, solapadas- entre los magistrados cubanos.
José Antonio Grillo Narona y Marcos Rodríguez |
Por si fuera poco, se da la circunstancia de que la pena de
muerte como sanción en Cuba, ya no estaba vigente en abril de 1957. A Marquitos
se la aplicaron de forma retroactiva, como lo hicieron con las penas
carcelarias a los pilotos batistianos en 1959. La sanción ya no existía en la
fecha del presunto delito, porque la Constitución cubana de 1940 había abolido la
pena máxima en su artículo 25, “excepto para casos de delitos de carácter
militar y personas culpables de traición o de espionaje en favor del enemigo en
tiempo de guerra con nación extranjera". La excepción no aplicaba en este
caso.
Además, suponiendo que “in extremis”, Fidel hubiera
desechado la Constitución del 40 como marco legal, acogiéndose a la legislatura
que él mismo se inventó en la Sierra Maestra, antes del triunfo de la
revolución, la supuesta delación habría ocurrido en un momento anterior a la Ley
de Pena de Muerte, promulgada por el 26-J el 21 de febrero de 1958, y aprobada
en el Reglamento No. 1 del Ejército Rebelde.
José Antonio Grillo Narona, "abogado defensor" y Marcos Rodríguez, su "defendido" |
Como quiera que se viera, la condena a muerte fue
clamorosamente ilegal, incluso si el acusado hubiera sido culpable.
Ya se ha hablado demasiado del juicio, y es posible leer sus
actas y las declaraciones de los implicados, jueces y testigos, palabras por
palabra en la red, y en abundante literatura escrita. Aporto esos documentos en
esta crónica para quien tenga tiempo de leerlos, pero eso fue solo el circo. La
verdad nunca pisó la sala del juzgado.
LOS PERSONAJES DEL JUICIO
Por el estrado desfiló casi toda la
plana mayor de la cúpula castrista, pero yo solo me referiré muy brevemente a
los que tuvieron una relevancia especial como manipuladores del proceso, y a
los que fueron silenciados -o desoídos- por el tribunal.
Fidel Castro durante la vista y detrás, la plana mayor de la revolución al completo. (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
Si se me permite hacer un paralelo sarcástico de lo que fue
aquel juicio, en lo que a invitados ilustres se refiere, diría que fue una
versión cubana sesentera de la Superbowl, una alfombra roja sangrienta de la
revolución cubana, o una gala cinematográfica de los premios Oscar, devenida
gala judicial de los premios Castro. No es solo una manera de hablar, porque
gran parte de los testigos que declararon contra Marcos, fueron “premiados”
después gracias a sus testimonios serviles.
Estaba todo lo que valía y brillaba de la cúpula de la
revolución cubana, concentrado en 200 metros cuadrados. Nunca antes ni después
-ni siquiera en el juicio contra Ochoa-, hubo tal concentración de miembros del
poder cubano, en la sala de vistas de un tribunal de la Isla.
De hecho, hubo hasta “red carpet”, porque los periodistas nacionales
y extranjeros convocados para cubrir el show, se concentraron a los lados del
“caminito” que debían recorrer los participantes e invitados a la “fiesta”. Hay
constancia gráfica de ello en el reportaje que hizo Bohemia de la segunda
vista, donde se publicó toda la transcripción de ambas sesiones judiciales. Ahí
podemos ver también -entre otras-, una foto de la estrella principal del
espectáculo entrando a los juzgados; no me refiero a Marquitos, sino a Fidel
Castro.
Vista de la sala del juicio (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
Recordemos que hemos llegado a este juicio gracias a la
“instrucción” llevada a cabo por Camilo Cienfuegos -más tarde relevado por
Raúl-, acelerado por las pesquisas “por cuenta propia” de Marta Jiménez, viuda
de Fructuoso Rodríguez, que contó con el valioso apoyo en la sombra de Faure
Chomón, que le proporcionó las “pruebas”.
Desde el minuto siguiente a los asesinatos, Faure había mostrado un gran interés en que se encontrara un chivo expiatorio para el proceso, una obsesión que convirtió en “tarea de la revolución” a partir del 1 de enero del 59. Y lo encontró.
Desde el minuto siguiente a los asesinatos, Faure había mostrado un gran interés en que se encontrara un chivo expiatorio para el proceso, una obsesión que convirtió en “tarea de la revolución” a partir del 1 de enero del 59. Y lo encontró.
Vista de la sala del juicio (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
EL TRIBUNAL
La sala del tribunal supremo designada para juzgar a Marcos Rodríguez en su primera vista, estaba formada por: José Fernández Piloto como presidente, Carlos Amat como primer fiscal del estado, Osvaldo Dorticós Torrado -entonces Presidente de la República- como "fiscal auxiliar", una figura procesal extraña, inventada "ad hoc" por Castro para la causa, los magistrados, Dres. José Guma, José García Álvarez, Rafael Cisneros y Nicasio Hernández Armas, el Dr. José Antonio Grillo Narona como abogado de oficio de Marcos Rodrígues, y Rafael Aballí de la Torre como secretario.
La designación de Fidel del “presidente marioneta” de la República de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado como "fiscal auxiliar", obedecía a razones prácticas. Dorticós era la persona perfecta para llevar las riendas del juicio como Castro había previsto, monitorear "desde dentro" el caso, y no dejarlo totalmente en manos de la justicia "ordinaria".
Dorticós
era un ser manipulable, servil y débil de carácter, tan débil que tuvo que
pegarse un tiro años más tarde al no poder soportar las presiones que sobre él
ejerció Fidel Castro. Es un tema que algún día trataré como monografía, porque
es otro secreto velado de sus crímenes. También Fidel eligió como fiscal a su
amigo Carlos Augusto Amat Forés, entonces Teniente Fiscal del Tribunal
Supremo de Justicia desde 1959, y que fue también fiscal adjunto en el segundo
juicio que se celebró después, como resultado del recurso que puso la defensa
de oficio.
La designación de Fidel del “presidente marioneta” de la República de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado como "fiscal auxiliar", obedecía a razones prácticas. Dorticós era la persona perfecta para llevar las riendas del juicio como Castro había previsto, monitorear "desde dentro" el caso, y no dejarlo totalmente en manos de la justicia "ordinaria".
Osvaldo Dorticós y su mujer Caridad Molina |
Fue una clara violación de
las normas legales, que entonces impedían a los magistrados que actuaran de
fiscales en un juicio, formar parte del tribunal de casación de una segunda
vista, si esta se producía.
Carlos Amat Forés |
Vista de la sala del juicio desde el estrado (Foto: Deena Stryker, cortesía de la Duke University Colection) |
Además de los antes mencionados, estuvieron por allí en calidad de testigos, Edith García Buchaca y Joaquín Ordoqui, para los que el juicio fue un aviso a navegantes, preludio de sus propias tragedias.
Presentes, sentados muy cerca, Carlos Rafael Rodríguez, Osmany Cienfuegos y Alfredo Guevara, todos ex miembros del PSP que en buena lid,deberían haberse sentado en el banquillo junto al acusado, porque orquestaron su “segunda fuga”, y Jorge Valls, también miembro fundador del PSP y del Directorio,y el único de los testigos que declaró a su favor, condenado más tarde a 20 años de cárcel.
También presentes estaban Hiram Pratts, César Gómez, José Novo Jiménez, César Escalante, José Assef Yara, «El Moro», Antonio Carcedo Ferrer, Julio García Olivera, Marta Fernández -viuda de Fructuoso Rodríguez-, José Ángel Luis Rodríguez -oficial de la Seguridad del Estado- Raúl Díaz-Argüelles y Gustavo “Tavo” Machín, estos dos últimos, miembros del Directorio y piezas importantísimas de este puzle, a los que me referiré más adelante.
Igualmente en calidad de testigos o invitados VIP, se encontraban en la sala, Raúl Castro, su esposa Vilma Espín, la esposa de Dorticós, Caridad Molina, Ramiro Valdés, el entonces Ministro de Justicia Alfredo Yabur.
Estaban presentes además, el Presidente de la JUCEI Pepín Naranjo, Blas Roca, José Abrantes Fernández, Raúl Valdés Vivó, Jesús Montané, Carlos Franqui, Raúl Roa, Pepe Llanusa, Augusto Martínez Sánchez, Nicolás Guillén, Melba Hernández, Faustino Pérez, Jorge Risquet, Juan Marinello, Blanca Mercedes Mesa -miembro del DR y amiga de Marquitos-, los padres de Machadito y de Juan Pedro Carbó Serviá, además de otras personalidades del Estado y el Gobierno, militares y civiles de mediana o menor relevancia como testimonios.
Debo recordar un detalle al que habrá que volver después: no estaban Dora Rosales, la madre de Joe Westbrook, ni su novia Dysis Guira en el momento del proceso judicial, porque ya habían abandonado antes el país definitivamente.
Como ven, aquel juicio fue casi el equivalente a un Consejo de Estado cubano de la actualidad.
LA "CONFESIÓN" DE MARCOS
El primero en ser llamado a declarar fue por supuesto, el
acusado. Me tomaré el trabajo de transcribir aquí su “declaración”, palabra por
palabra, porque fue la que “convenció” a los que aún lo consideran culpable y
la que sirvió para “ajusticiarlo” en La Cabaña.
Antes, debo hacer
referencia al testimonio que, sobre esta confesión, dio años más tarde al New
York Times, José Enrique Díaz Fernández-Muela, oficial de la CI y ex escolta de
Fidel, después desertor del régimen, que, junto a otros oficiales, estuvo a cargo de la vigilancia de
Marcos durante el último año de su encarcelamiento, de marzo del 63 a marzo del
64.
Marcos Rodríguez durante el juicio (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
La declaración que ahora leerán, fueron las mismas palabras
que Díaz Fernández-Muela dijo haber escuchado repetir a Marcos como un mantra, en la soledad
de su celda, durante varias semanas seguidas, día tras día, en los meses
previos al juicio. Se las estaba aprendiendo de memoria.
Era el texto que le
habían obligado a memorizar, la confesión con la que le prometieron que
conseguiría la conmutación de la pena capital, que debía repetir letra a letra,
y que al final solo sirvió para que lo fusilaran.
El pentotal o “suero de la verdad” reduce la capacidad de
hablar y ralentiza el discernimiento, efectos secundarios que fueron previstos
al milímetro en el caso de Marquitos. Nunca tuvo que repetir él mismo esas
palabras en la vista, porque de eso se encargó el propio Dorticós, que fue
quien leyó en la sala la confesión firmada previamente por el acusado en su
encierro.
Así que, cumpliendo con el guion, y en calidad de fiscal, Dorticós se dio pie a sí mismo, haciendo una pregunta retórica al
comandante Ramiro Valdés, testigo en el proceso:
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CONFESIÓN DE MARCOS ARMANDO RODRÍGUEZ:
(SE PROCEDE A PASAR LA GRABACIÓN DE LA REUNIÓN SOSTENIDA POR
UNA COMISIÓN DE LA DIRECCIÓN NACIONAL DEL PARTIDO UNIDO DE LA REVOLUCIÓN
SOCIALISTA CON EL PROCESADO MARCOS RODRIGUEZ)
DR. OSVALDO DORTICÓS (A RAMIRO VALDÉS): ¿Tú le explicaste a
él por qué se le traía aquí?
RAMIRO VALDES: No.
DR. OSVALDO DORTICÓS: Entonces es mejor que lo expliquemos.
Esto no es ningún acto formal ni mucho menos judicial, ni nada de tipo legal,
simplemente el interés que teníamos de aclarar algunos aspectos que tienen que
ver con las manifestaciones que usted ha hecho en el curso de los
interrogatorios previos, mientras usted ha estado preso, puesto que implica algunas
cuestiones de carácter político, es decir, que eso es lo que explica la
presencia de algunos compañeros de la Dirección Nacional del Partido aquí y la
mía, no como Presidente, sino como miembro de la Dirección Nacional del
Partido. Hay dos cosas fundamentales que nosotros queríamos dejar perfectamente
aclaradas en relación con la confesión que usted hizo al compañero que lo
interrogó en el mes de mayo de este año, a ver si usted recuerda exactamente cómo fueron los hechos. Lo primero es relativo a
su actuación en el caso de Humboldt 7 y la parte aquella que usted describía en la que se
confesó culpable de haber delatado a esos compañeros y su entrevista con
Ventura, (DIRIGIÉNDOSE A MARCOS RODRÍGUEZ) ¿cómo fue todo aquello? ¿Usted quiere
que yo le lea lo que usted declaró a ver si usted recuerda más o menos?
Fundamentalmente en el pasaje donde usted fue interrogado verbalmente, declarando
eso, después usted lo escribió. Lo escribió usted mismo a mano, ¿verdad?
MARCOS RODRIGUEZ: Sí, señor.
DR. OSVALDO DORTICOS: Más o menos usted estaba escribiendo
cuando llega al apartamento de Humboldt 7. Dice: "Llegué al departamento,
toqué y me abrió -para sorpresa mía- un primo de Joe, Víctor, que no lo conocía,
vinculado al Movimiento. Estaban en dicho lugar Joe, Héctor, Carbó y Fructuoso,
y quizás alguna otra persona, pero yo no los recuerdo. Cuando yo entré
seguramente era evidente mi nerviosismo, porque natural y lógico era pensar que
después de aquel auto de la Policía -auto que usted vio allí en la acera-, ésta
se encontraría en el departamento. Machadito no había llegado y ellas (las
mujeres) esperaban en la calle. Carbó y Fructuoso comenzaron a reírse de mí, a
decirme que parecía una gallina. Yo trataba de hacerles comprender brevemente
que mi nerviosismo era humano, lógico si se quiere, pero ellos siguieron tratándome
despectivamente. Joe me sacó del estupor, participándome que me fuera, que él
se iría con Julio más tarde, cuando trajeran a Machadito (que estaba herido). Salí
a la calle como loco, les dije a Blanca y a Dysis que no había pasado nada y a
esta última le dije que Joe iría para su casa tarde en la noche; ella me preguntó
que qué me pasaba y yo le respondí que era producto de la tensión nerviosa,
pero realmente no era así. Aquella frase, todos los actos anteriores, comenzaron
a entremezclarse en mi cabeza, constataba yo como había actuado frente al peligro que en un momento los amenazó y mi posición
frente a ellos y, por otra parte, la hostilidad y la burla demostrada. Eso me
enloquecía o me embotaba, yo mismo no lo sé bien. Aquella noche no dormí, me
martillaban los insultos, los incidentes universitarios, las subestimaciones
hirientes. ¿Cuál fue mi reacción? La más injusta, la más anormal, la más cruel.
Por la mañana llamé por teléfono a la Quinta Estación y pedí hablar con Ventura,
diciéndole que tenía una noticia importante que darle. Me citó para las tres de
la tarde en una casa situada en Carlos III esquina al Hospital Reina Mercedes,
en los altos (lo confundía con el Hospital de Emergencias). Desde la mañana
hasta esa hora yo estaba en casa de Dysis y Joe, ellos habían acordado que Joe
no se moviera del departamento. Joe me vio turbado y me preguntó si me sentía
mal, respondí que sí. Después fui a ver a Ventura y le dije, “en tal dirección
están Fructuoso y Carbó, deténgalos”; me hizo repetirle la dirección. Después
me preguntó: ''¿Tú no te llamas Marcos?' Afirmé. Iba a marcharme cuando me
detuvo; “¿Tú no eres comunista?” “Lo soy”, le contesté; abrió el picaporte y me
dijo: “ven por la noche, yo estaré aquí”. Me dirigí a mi casa, donde tomé un baño
para después salir rumbo al centro de La Habana. Estuve
caminando sin rumbo fijo hasta que me metí en el Cine Rex. Allí me encuentro a
Tirso, hablamos varias cosas que no recuerdo, quedando citados para dos días
posteriores en casa de Blanca. Él se marchó, y a la media hora aproximadamente
lo hice yo. Al bajar por una de las calles transversales a Neptuno escuché la
noticia del asesinato. Yo no pensaba o no había pensado, en aquella posibilidad.
Me dirigí corriendo a ver a Ventura. Me dijo que si yo quería me situaba en un
avión, que me daba dinero; yo lo insulté, no sé cuántos horrores le dije; vi
que se contrajo. Yo aproveché para abrir la puerta y me fui. Entonces comencé a
caminar rumbo al Vedado, oía la noticia una y otra vez, oía que yo aparecía
como prófugo junto con Pérez Cowley, y entonces empecé a creérmelo a mí mismo,
horrorizado de lo que habla hecho. Seguí caminando, recuerdo que cerca de la Universidad
paró un patrullero y me escondí en el portal de una casa. Llegué hasta 23 y L desde
donde llamé a Blanca y le dije que fuera a la Cafetería San Antonio, que allí
la esperaba. Blanca no tardó en llegar. Me llevó a una casa donde vivía su tía
Nérida, en Miramar. Los nervios no me dejaban hacer nada. Al día siguiente pude
ver en la prensa las mentiras creadas por la Policía, y Blanca y Nérida me
trasladaron para la casa de las Ursinias, en la calle 2, en el Vedado…”
Y después usted relata lo de su asilo en la Embajada del
Brasil. ¿Se acuerda ahora más o menos? ¿Los hechos fueron así exactamente?
MARCOS RODRÍGUEZ: Sí señor.
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Con solo dos “sí señor”, Marquitos acababa de firmar su fusilamiento. Su paso por el estrado fue patético y triste, seguramente recordado por quienes tengan una edad para haber vivido aquella pantomima que se transmitió por televisión a toda Cuba.
Apenas se le escuchaba la voz, y el fiscal y su propio
abogado de oficio, tenían constantemente que hacerle repetir las respuestas “en
voz más alta”. El presidente del tribunal, incluso se vio obligado a detener el
juicio unos minutos, por el estado deplorable en que se encontraba.
Su tono era vacilante, inseguro y débil. Lo “confesó” todo de forma tan mecánica, que cualquiera podía detectar la inconsistencia de sus palabras y lo forzado de su declaración. Si han visto la de Ochoa 20 años más tarde, tendrán una idea aproximada, pero la de Marcos fue aún más increíble y digna de lástima.
Su tono era vacilante, inseguro y débil. Lo “confesó” todo de forma tan mecánica, que cualquiera podía detectar la inconsistencia de sus palabras y lo forzado de su declaración. Si han visto la de Ochoa 20 años más tarde, tendrán una idea aproximada, pero la de Marcos fue aún más increíble y digna de lástima.
Marcos no quiso al principio referirse en profundidad, a la
bronca que tuvo con sus compañeros del Directorio unos días antes en el
apartamento de Humboldt 7, donde recibió aquel piñazo de Machado y los insultos
de Fructuoso, -que conté en capítulos anteriores- hasta que el fiscal lo obligó
a hacerlo. Aun así, no mencionó el episodio tal y como sucedió en realidad. Y
por supuesto, tampoco dijo nada sobre la tendencia sexual de Machadito y
Westbrook, un tema que también la acusación y la defensa bordearon con gran
cuidado. En cambio, todo el tiempo se “suponía” e “intuía” su propia homosexualidad,
como agravante moral del delito del que se le acusaba.
LOS TESTIGOS
Tras Marcos, la primera en declarar como testigo fue, -cómo
no- la instigadora de todo este teatro: Marta Jiménez Martínez, viuda de
Fructuoso Rodríguez.
Marta Jiménez |
Confieso que no le tengo muchas simpatías a Fructuosito. Critico
su ciega credibilidad a la versión que le dio el régimen cubano sobre la
identidad del delator de su padre, sin detenerse antes a investigar los hechos,
ni considerar las versiones que Fidel y Faure omitieron por motivos obvios.
También deploro su ambigua postura política viviendo en USA, pero apoyando esta idea falsa de Castro que defendió su madre, y endiosando a su padre como combatiente revolucionario y enemigo del imperio a donde él no ha dudado en ir a refugiarse.
Igualmente desprecio el modo en que ha vendido ese dolor filial en las televisiones de Miami, porque ha utilizado impúdicamente su apellido como anzuelo, para ganar dinero y notoriedad a costa de la tragedia de su progenitor, primero, y de la suya propia en sus intentos de volver a la Isla para visitar a su madre enferma, después.
También deploro su ambigua postura política viviendo en USA, pero apoyando esta idea falsa de Castro que defendió su madre, y endiosando a su padre como combatiente revolucionario y enemigo del imperio a donde él no ha dudado en ir a refugiarse.
Igualmente desprecio el modo en que ha vendido ese dolor filial en las televisiones de Miami, porque ha utilizado impúdicamente su apellido como anzuelo, para ganar dinero y notoriedad a costa de la tragedia de su progenitor, primero, y de la suya propia en sus intentos de volver a la Isla para visitar a su madre enferma, después.
Osvaldo Fructuoso Rodríguez |
Admiré en su madre la firmeza y constancia por defender lo
que ella creía que era la verdad, en su búsqueda incesante de justicia por el
crimen que la dejó embarazada y viuda, y huérfano a su hijo nonato. Pero la
critico por haber hecho después bandera de una mentira y haber intentado
utilizar la condición sexual de otras personas para condenar a un inocente. Y
desde luego, le reprocho haber seguido apoyando al castrismo, hasta el fin de
sus días, por más que su hijo intente lavar su imagen presentándola solo como
“madre abnegada”. Marta pudo haber sido una gran esposa y mejor madre, pero fue tan partícipe de la barbarie que nos hizo infelices
a todos los cubanos, como los artífices del desastre, de los que obtuvo
múltiples beneficios, y a los que rindió pleitesía hasta el mismo día de su
muerte. No merece mi respeto.
Las transcrpciones del juicio que adjunto, contienen todo su testimonio. En esencia es lo mismo que he contado hasta ahora; su largo avatar para “descubrir y castigar” al delator de su
marido, eso sí, sin mencionar el apoyo velado que recibió de Faure, ni su larga
insistencia en formar “lobby” con las familias de los mártires homosexuales a
costa de sacarlos del armario.
Estoy casi seguro de que Fructuosito desconoce por completo estas "gestiones" de su madre, que seguramente ella se cuidó muy bien de no relatarle en vida, porque entraba en un conflicto claro con la propia sexualidad de su hijo. Lo más probable es que él siga negando los hechos que cuento aquí, pero tarde o temprano tendrá que asumirlos.Su madre tampoco fue clara en la descripción de sus pesquisas para encontrar y detener a Marcos. Entre otras cosas, declaró:
Estoy casi seguro de que Fructuosito desconoce por completo estas "gestiones" de su madre, que seguramente ella se cuidó muy bien de no relatarle en vida, porque entraba en un conflicto claro con la propia sexualidad de su hijo. Lo más probable es que él siga negando los hechos que cuento aquí, pero tarde o temprano tendrá que asumirlos.Su madre tampoco fue clara en la descripción de sus pesquisas para encontrar y detener a Marcos. Entre otras cosas, declaró:
“Yo fui a la novena estación de policía a ver a Alfaro, -Ignacio Alfaro, oficial batistiano participante en la matanza a espera de
juicio y presente junto a Ventura en el momento del “chivatazo”-. Allí,
entonces me describe a la persona que hizo la delación, un muchacho delgado, de
espejuelo, con libros debajo de los brazos, su descripción concordaba con la de
Marcos. También fui a ver a Mirabal (otro oficial batistiano detenido,
presuntamente conocedor del delator), y éste me lo describió también. Yo le
enseñé a Mirabal varias fotografías, de distintas personas, le enseñé también
una fotografía de un grupo, y entonces él, sin vacilación me señaló a Marcos
como la persona que había denunciado el hecho”.
Me detengo aquí en un detalle que Osvaldo se ha
cansado de repetir de forma compulsiva, verbalmente y por escrito en todas
partes, y que es una mentira garrafal.
LAS FOTOS INCULPATORIAS
Conviene recordar el momento en que Marquitos Rodríguez regresó
a Cuba en 1959 sin cargos judiciales, con sus protectores Ordoqui y Buchaca, y
Fidel le dio un cargo como profesor y formador ideológico de los militares de
Ciudad Libertad a las órdenes de Camilo Cienfuegos.
Enterado de esto, Faure Chomón puso sobreaviso a Marta
Jiménez de que en La Cabaña estaba preso a espera de juicio por el caso
Humboldt junto a otros oficiales, el teniente batistiano Ignacio Alfaro, que
“pudo haber reconocido a Marquitos” en el lugar de los asesinatos.
Nadie es ajeno al hecho -y numerosa bibliografía lo asegura-
de que fue Chomón quien echó a rodar el rumor de que en Humboldt 7 había
existido un “quinto combatiente” que había escapado del apartamento tirándose
por el balcón. Su teoría falsa perdió consistencia con el tiempo, y ni el
propio Chomón se atrevió a mencionarla después, por absurda, pero era un
síntoma claro de que, desde el principio, Faure se empeñó en señalar a Marcos
como colaborador necesario en la masacre.
Marta dijo en su testimonio durante el juicio -y así lo ha sostenido siempre su hijo-, que había solicitado a Camilo una
entrevista con el oficial batistiano Alfaro en La Cabaña, y que le llevó 100 fotos
entre las que el militar “inmediatamente reconoció a Marcos en una de ellas”.
Eso es rotundamente falso, y no lo sé por Eladio, ni por ninguna otra fuente
conocedora de la verdad a la que yo haya podido acceder.
Lo sé por la única persona que estuvo con Marcos Rodríguez y
con los cuatro mártires de Humboldt en las horas posteriores al ataque a
Palacio. Fue quien estuvo a cargo de su control y vigilancia de forma directa
cumpliendo órdenes del Directorio, cuando éste se negó a entregarle las llaves
a Joe Westbrook, que estuvo en el apartamento antes de la matanza, y que
accedió -y fue parte- siete años después, del personal que hizo los interrogatorios en que
-supuestamente- se mostraron esas fotos.
Se trata de la única persona afín al régimen que tuvo un
comportamiento más humano y conmiserativo con Marcos en el juicio, al no revelar
los detalles de la bronca que el acusado tuvo con sus compañeros en
el apartamento de Humboldt, -admitamos también que porque esto revelaría la
tendencia sexual de Machadito y Westbrook-, y que yo he conocido por el
testimonio de Eladio Rivas:
El comandante Julio García Olivera.
El comandante Julio García Olivera.
LA DECLARACIÓN DE
JULIO GARCÍA OLIVERA
No voy a transcribir el testimonio de García Olivera para no aburrir, pero aconsejo su lectura en los
documentos de la vista que aporto. García Olivera describe con prolijidad el
momento de la primera detención de Marcos, cuando “no se encontraron pruebas
contra él”, fue liberado y fueron fusilados inmediatamente los únicos testigos
batistianos que dijeron haberlo reconocido: Caro, Alfaro y Mirabal.
A pesar de que los fusilamientos sin juicio de los oficiales batistianos fueron ilegales, Julio los describe sin consecuencias para quien los ordenó: Osmany Cienfuegos Gorriarán, presente en la sala, y subalterno de su hermano Camilo en el momento en que ocurre la detención de Marcos.
Julio García Olivera |
Osmany Cienfuegos junto a su hermano Camilo Cienfuegos en los días de la primera detención de Marcos Rodríguez |
¿Por qué era tan necesario para Fidel, Faure y Marta
Jiménez, sembrar el bulo de que fue Alfaro y no Mirabal, quien había reconocido
a Marcos en una foto “entre cien” y “sin titubear”?
Simplemente porque Mirabal había hablado de “otras personas" implicadas en la supuesta delación, un elemento que no convenía sacar a relucir en
el proceso, (pero que retomaré más adelante) y porque en realidad no estuvo
nunca presente en el apartamento de Carlos III donde tuvo lugar la delación a
Ventura, sino vestido de paisano, vigilando la casa en la calle. Y también porque
Alfaro era de los dos, el único que había visto “de frente” al delator (o los delatores)
en el momento de la denuncia, porque estaba con Ventura dentro del apartamento donde ésta se produjo.
Había que asegurar a toda costa que había sido Ignacio Alfaro quien había
reconocido a Marquitos, y no Mirabal.
Sobre este asunto en particular, conviene acercarse al
artículo “El Crimen de Humboldt 7”, de Newton Briones Montoto, disponible en la
red. Si bien, en el momento de escribirlo, Briones Montoto no contaba con las
pruebas y argumentos que se han ido descubriendo después, ni de los que yo
dispongo hoy, su acercamiento al tema aporta detalles curiosos. Dice Briones:
"El segundo argumento era el aspecto físico del traidor. Según dijeron los compañeros del DR, había sido descrito por los torturadores Alfaro y Caro y también por Mirabal, todos del entorno de Esteban Ventura. El delator era un tipo bajito, menudo, con un libro debajo del brazo. Podía ser Marquitos y también Pérez Cowley. Yo haría una pregunta para acercarnos a la verdad: si en el momento de la mencionada reunión le hubieran presentado evidencias contundentes a Joaquín Ordoqui y Carlos Rafael Rodríguez no habrían desafiado los argumentos. No sacrificarían su historia por una persona sin importancia y acusada de traidor. Los argumentos expuestos por los miembros del DR no convencieron a los interlocutores. «Ustedes la tienen cogida con Marcos», concluyó Ordoqui la reunión”.
"El segundo argumento era el aspecto físico del traidor. Según dijeron los compañeros del DR, había sido descrito por los torturadores Alfaro y Caro y también por Mirabal, todos del entorno de Esteban Ventura. El delator era un tipo bajito, menudo, con un libro debajo del brazo. Podía ser Marquitos y también Pérez Cowley. Yo haría una pregunta para acercarnos a la verdad: si en el momento de la mencionada reunión le hubieran presentado evidencias contundentes a Joaquín Ordoqui y Carlos Rafael Rodríguez no habrían desafiado los argumentos. No sacrificarían su historia por una persona sin importancia y acusada de traidor. Los argumentos expuestos por los miembros del DR no convencieron a los interlocutores. «Ustedes la tienen cogida con Marcos», concluyó Ordoqui la reunión”.
Sin embargo, Ordoqui se comporta de forma diametralmente opuesta cuando las cosas se complican para él. El propio Briones Montoto escribe:
"Durante el tiempo que Marcos Rodríguez estuvo detenido en La Cabaña, el padre de Marquitos visita a Ordoqui y le propone que vaya a ver a su hijo. Respuesta de Ordoqui: "No, no es bueno irlo a ver, él debe demostrar su inocencia. No es posible que un dirigente político haga acto de presencia en la Seguridad del Estado". El padre le dice "Yo soy su padre". "Lo comprendo, -responde Ordoqui-, pero yo soy un dirigente político que no debo mezclarme en los problemas de investigaciones que está haciendo la Seguridad del Estado. Tengo la plena seguridad que ellos lo están llevando bien". En uno de los interrogatorios le preguntaron a Marcos si los había delatado por dinero. Entonces dijo que no. "¡Por dinero no!" Así finalmente consiguen su confesión en 1963, pero no es hasta 1964 que se celebra el juicio.
"Antes de Fidel viajar a Moscú, le informan de la confesión de Marquitos. Dio instrucciones a Raúl y Dorticós de ser él quien manejaría el caso. Un tiempo después, una carta de Marquitos sacada de La Cabaña por su padre llega a manos de Faure Choumón, quien habla con Ramiro y este lo remite a Dorticós. El presidente le dijo a Fidel que ya no se podía demorar más el juicio. El presidente Dorticós y Joaquín Ordoqui conversaron antes del juicio sobre el asunto Marquitos. Ordoqui quería conocer algunos detalles salidos a la luz. La expresión utilizada por el presidente Dorticós cuando conversa con Ordoqui es definitoria sobre la posición de cada cual. Dorticós le señala a Ordoqui su error de apreciación sobre la inocencia de Marquitos. Demostración de no estar el presidente comprometido con el error cometido. "El acusado, Marcos Rodríguez Alfonso, que usted creía inocente, ha aceptado su responsabilidad y su culpabilidad".
LA DECLARACIÓN DE JORGE VALLS
Voy a dedicarle un poco más de tiempo al testimonio de Valls, amigo íntimo y roommate de Marquitos durante los días que ocurrió la masacre, porque es muy importante en la comprensión del desenlace de esta historia.
Jorge Valls en el juicio |
Valls, antes y después de los hechos, durante sus 20 años de cárcel en Cuba, y el resto de su vida en libertad en los Estados Unidos, hasta su muerte en un hospicio de Miami, dio muestras de una integridad, nobleza y sinceridad fuera de toda duda. Valls fue un hombre íntegro en todo lo que dijo e hizo, aunque a mí no me resulte una persona afín en lo ideológico, porque fue también un comunista convencido.
Una vez dicho esto, debo dar mi opinión sobre su actuación en el proceso. Como he mencionado en los capítulos anteriores, Jorge Valls dijo siempre la verdad, pero "su verdad", en gran parte no se ajustaba a la realidad. No mintió, pero NO SABÍA LA VERDAD.
Tanto en lo que respecta a la tendencia sexual de Marcos, como a los detalles "tácticos" y algunas acciones de inteligencia del Directorio, él solo tuvo datos aislados y algunas veces equivocados, como la razón de la existencia de Humboldt 7 como piso franco -según él, alquilado para él mismo, algo que no fue así- y otros detalles menores ocurridos el día de autos.
Jorge Valls |
A estas alturas creo que queda claro que Valls no tenía la menor idea de la tendencia sexual verdadera de Marquitos, y por ende, de las motivaciones pasionales de su amigo, ni de los otros mártires implicados en los sucesos. Valls era totalmente ajeno al drama sentimental que subyacía en la tragedia.
Tampoco sabía a derechas, los detalles de los vínculos verdaderos de Marcos con Buchaca y Ordoqui, ni la verdadera naturaleza de su amistad con Osmany Cienfugos o Alfredo Guevara, por ejemplo.
Como él mismo acepta en varias de las entrevistas que le hicieron en el exilio, Marcos era una persona muy reservada e introvertida. Y él también fue víctima del ostracismo de su amigo, aunque nunca lo admitiera.
He hecho un mix de las declaraciones de Valls en el juicio y de sus respuestas a esas preguntas sobre él, que le hicieron periodistas y escritores de excepción, como Manuel Zayas o Enrique del Risco, antes de morir.
Cuenta Valls, que
a Marcos lo detienen por primera vez cuando ambos regresan juntos de México en el 59, y que él, al saberlo, va directamente al cuartel Columbia para pedir audiencia con Osmany
Cienfuegos, que era quien lo tenía bajo custodia. Este es su testimonio:
"Y le digo (a Osmany): “Quiero que esto se averigüe hasta el final”. Me acuerdo que hay un policía batistiano que está preso que sabía de estos asuntos, entonces una amiga mía va a verlo,
muy amiga de Marcos, y le llevó fotografías y él le dijo: “No, este no es”. Al
amanecer ya lo habían fusilado". Valls se refería a Ignacio Alfaro.
"Entonces no
puede probarse que Marcos Rodríguez fuera el delator, y se va al extranjero a
estudiar gracias a una beca gestionada por el Partido Socialista Popular en Praga. La última persona que habla con él es mi
madre. Marcos le dice a mi madre: “Me han ofrecido la beca a Praga. En Cuba, la madre de Joe no cree en mi
inocencia, yo me voy para allá. Pienso
saltar a Francia cuando pueda”. Cuando llega, él se lía con la gente que va a
hacer la Primavera de Praga después. Allí es donde lo cogen por
el enredo ese. Lo traen a Cuba. Lo tienen tanto tiempo preso y después… Yo le
estoy dando clases a una muchacha, que era amiga de una novia que tuvo Marcos.
Por esta novia de Marcos sé que está detenido e incomunicado".
Jorge Valls en sus últimos días. |
Esta "novia" a la que se refiere Valls, en realidad fue solo una amiga de Marcos, a quien Valls le había presentado unos meses antes "para que intimaran", pero evidentemente jamás hubo una relación sentimental entre ellos, como Valls asevera. Y sigue:
"Me empato con el
padre. Él tampoco sabía nada. A Marcos lo tuvieron hermético todo el tiempo. Y
cuando ya a Marcos lo presentan en público, es un guiñapo humano. No podía
sostenerse. Algunos creen que él tuvo
que ver con la delación. No tuvo posibilidad de delatar, porque ese apartamento
estuvo bajo la custodia nuestra: de Fernando Soldevilla, Tirso Urdanivia y yo. El apartamento se alquiló para mí y "se quemó".
Esto no es verdad, pero tampoco Valls miente, solo declara lo que sabe, lo que se le dijo oficialmente en la célula del Directorio encargada de alquilar el inmueble, y cuyos detalles conoceremos más adelante. Continúa:
"La policía
batistiana ya conocía de la existencia de ese apartamento. Yo creí que había
sido una equivocación, un error, y que la policía había seguido algún carro a
la entrada y salida, porque cuando entregamos el apartamento sabíamos que
aquello estaba muy difícil, pero fue mucha gente en una noche al apartamento.
No tenía sentido aquello, fueron como seis o siete personas al apartamento,
sabe Dios a qué. Al principio, pensé que era un error. Vigilaron un carro y
cayeron allí. Después supe que había sido una delación porque la policía no
violentó la puerta, entró con una llave".
Jorge Valls en el exilio |
“"Cuando sabemos en el 61, que Marcos está detenido y lo van a presentar a juicio, yo me aparezco al tribunal y digo: “Yo voy a declarar aquí a cualquier precio”. Ese día me llevan preso a casa de Fidel. Fidel me interroga sobre mi estancia en México, y mi conocimiento de Marcos allí. Nada referente a lo que tenía que ver con la inocencia de Marcos. Cuando yo trato de meter esa baza, cortan el interrogatorio. Me sacan. Me llevan a la casa. Fidel es un interrogador policíaco. Él no te deja meter baza, te interroga como te interroga un policía, a ver por dónde te coge. Hubo una persona, un abogado, que dijo algo así: “La única declaración a favor y no se toma en cuenta. Entonces fui a ver a Dorticós. Me acuerdo de una frase de Dorticós que me pareció repugnante: “No nos interesa la culpabilidad o inocencia de Marcos Rodríguez, sino las implicaciones políticas de este juicio”.
"Marta Jiménez no
sabía nada de lo que había pasado ni cosa por estilo. Insisten en Marcos. Cuando hay un muerto, la
mejor manera de taparlo es con otro. Si
tú matas a una gente y después matas al que se supone que delató, cerraste el
cuadro. Marcos no pudo físicamente haberlo hecho, yo hice esa investigación. La
familia casi siempre forma el pensamiento por lo que tiene alrededor. Este es
el caso de Marta. Yo no sé cómo piensa ahora, pero ella aceptó la versión que
le dieron, porque la versión que le dieron eximía de sospecha a otra gente, que
hubiera sido sospechosa".
Recordemos esta última frase, porque volveré a ella al final de este artículo.
"En ese juicio, -continúa- fui
el único testigo que defendió la inocencia de Marcos. Lo hice basado en el
conocimiento que yo tenía de él, era mi hermano, vivía en casa. Y sabía perfectamente que aquello no era así. Era
imposible que Marcos lo hubiera hecho. No soy la única persona que creyó en su
inocencia. Hay una persona que tiene escrita una versión que se ha despreciado
siempre, que es Esteban Ventura.
Ventura tiene un libro en que habla de eso, y menciona a Faure Chomón como
delator… Yo no te puedo decir, no tengo la posibilidad de una afirmación
completa como la tiene Ventura. Ahora, sí sé que Marcos no tiene nada que ver.
Y que hubo mucho interés en matar a Marcos. Él cae preso en Checoslovaquia, lo mandan
a Rusia y de allí a La Habana. Está incomunicado durante mucho rato. Marcos no
era cómodo dentro de este medio. Primeramente, porque era inteligente, culto,
cosa no muy abundante en la época mía. En la época mía ser culto e inteligente
en un varón era dudar de su virilidad. La energía viril se demostraba mientras
más bruto fueras".
"En el juicio se
habla insistentemente de la supuesta homosexualidad de Marcos Rodríguez. Fidel Castro alude a su debilidad de carácter
y lo vinculan todo a un despecho contra los que se refugiaban en el apartamento
de la calle Humboldt 7. Nada de eso es cierto. Marcos estuvo enamorado de una
amiga de mi hermana. Nunca llegó a nada con ella. No era homosexual.
Prácticamente vivía en casa. Yo sabía de su vida y él de la mía. Después llegó
la leyenda de embarrarlo, de convertirlo en homosexual, en delator, en esto y
lo otro. Marcos hacía conspiración militar conmigo. Nunca se filtró un detalle".
"Está claro que Valls niega la homosexualidad de Marcos, achacando sus formas suaves a su carácter pacífico y a su notable cultura. Y concluye:
"Está claro que Valls niega la homosexualidad de Marcos, achacando sus formas suaves a su carácter pacífico y a su notable cultura. Y concluye:
"No hay “una
confesión” inculpatoria de Marcos Rodríguez, ¡Hay cuatro confesiones! En
Seguridad del Estado cualquiera confiesa que se comió a su abuela. Si tú estás en Seguridad del Estado, no
tienes contacto fuera de la Seguridad del Estado, no tienes posibilidad de
abogado, ni de defensa, ni de ley, ni cosa por el estilo, tú acabas confesando
que te comiste a tu abuela cruda. Hay un momento en que el grado, no es de
acoso, es de desesperación, en que dices que sí a todo. Yo he estado preso más
de una vez. Cuando tú estás en Seguridad del Estado, tú sabes que no hay nada,
absolutamente nada en el cielo ni en la tierra que te pueda ayudar".
"En el juicio salió a relucir que Marcos
Rodríguez espiaba para el Partido Socialista Popular y se mencionan dos nombres
claves de esa agrupación política: Joaquín Ordoqui y Edith García Buchaca,
quienes lo habían acogido en su exilio en México".
"A finales del año 1962 ya hay mucha gente de la dirigencia del Partido Socialista Popular presa. Básicamente liquidan la cabeza del
Partido. Fidel nunca respetó al PSP.
Para él fue un cojinete, y lo utilizó, lo vapuleó, lo masticó y lo escupió. El Gobierno cubano es retórico. Quiero decir,
tú nunca puedes confiar en el discurso. Ellos te hacen un discurso muy bonito,
pero después hacen lo contrario. Joaquín Ordoqui era la gran cabeza del partido comunista. Era una gente chévere. Y la Buchaca igual.
Era gente en serio, comunista. Querían a Marcos mucho. Los dos eran
tradicionales del partido comunista. Ordoqui se supone que haya sido el
gendarme mayor del partido. Era gente inteligente, culta. Pero el partido se
suma a Batista cuando yo estoy en contra [de Batista], se suma a Fidel cuando
yo estoy en contra también. Yo vengo de otro horizonte. En Cuba, el partido siempre fue hembra. El partido nunca fue macho. Ellos siempre se
arrimaron a alguien para ver cómo llegaban. Hubiera sido mejor quedarse solos,
hubiera sido más respetable”.
A pesar de que en varios puntos, el testimonio de Valls no concuerda con los hechos reales, su opinión sobre su tendencia sexual, -también errónea- me ha servido de mucho para confirmar que, a pesar de que la daban por hecho Ventura, Fidel y sus enemigos políticos, estuvo oculta no solo para Valls, sino también para otros amigos suyos, durante largo tiempo. He entrevistado a varias personas cercanas a Ordoqui y a Buchaca que me han dicho lo mismo: "no me consta que Marcos fuera homosexual". Y esa idea es importante para el desenlace del conflicto de Humboldt 7.
OTROS TESTIMONIOS
Además de Marta Jiménez y Julio García Olivera, desfiló por el estrado una lista extensa de antiguos miembros del Directorio Revolucionario, entre ellos Blanca Mercedes Mesa, amiga de Marquitos en su día, pero que después marcó distancias de él en su declaración.
Declaró también el comandante Guillermo Jiménez, que además de denostar a Marquitos dejando caer “sospechas” sobre su sexualidad, también las manifestó sobre Eugenio Pérez Cobos, amigo íntimo del acusado (“esos dos siempre me dieron mala espina”) y dio datos sobre la estancia de Marquitos en Costa Rica, de los que “se enteró”, como que “se había comprado allí una pistola”, por ejemplo.
Pero Guillermo Jiménez jamás dijo que sabía los movimientos de Marcos en San José, porque Faure Chomón, ya entonces líder del Directorio, había implementado un plan de seguimiento y vigilancia en el país centroamericano, con el objetivo de no perder de vista a su perseguido, y eliminarlo en cuanto se le presentara la ocasión.
Marta Jiménez había ayudado a esconder a Guillermo en los
días posteriores al ataque, y tras la Revolución, Guillermo fue ascendido a
comandante del Ministerio del Interior, pero poco tiempo después de declarar en
la causa, cayó en desgracia con Fidel y fue destituido de forma fulminante.
Durante los quince años siguientes fue destinado a una planta de fabricación de
betún, y después desapareció del mapa de la revolución.
FAURE CHOMÓN:
UNA DECLARACIÓN CONDENATORIA
Y por fin llegamos a la declaración de Faure Chomón en la
primera vista, muy ajeno a todo lo que lo implicara de modo personal con
Marcos, pero pertrechado de un montón de “datos” para explicar prolijamente su
versión de los hechos, dando por probado finalmente que el acusado había sido
el delator. No haré a Faure protagonista de esta parte de la historia, porque lo
será más tarde, pero su testimonio venenoso y agresivo puede leerse íntegro en
una separata aquí.
La sesión de apertura de la primera vista concluye el 14 de marzo en horas avanzadas de la noche, y el presidente del tribunal Dr. José Fernández Piloto anuncia que continuará al día siguiente, 15 de marzo.
La sesión de apertura de la primera vista concluye el 14 de marzo en horas avanzadas de la noche, y el presidente del tribunal Dr. José Fernández Piloto anuncia que continuará al día siguiente, 15 de marzo.
RAÚL VALDÉS VIVÓ, JOSÉ ASSEF YARA “EL MORO”, Y JOSÉ ABRANTES
Menciono el paso por el estrado de estos tres personajes,
como ejemplo de cómo este juicio les granjeó después premios de Fidel, por
haber sido funcionales al show como servidumbre de sus intereses:
Raúl Valdés Vivó |
El primer hombre llamado al estrado en la segunda vista fue
Raúl Valdés Vivó, un histórico comunista deleznable, miembro de las Juventudes
Socialistas, que estaba allí para desvincular al acusado de esa formación. Valdés
Vivó había cursado estudios en la Escuela Superior del Partido Comunista de la
antigua URSS antes del triunfo, de 1957 a 1959, y declaró visiblemente poseído
por la rabia y la sed de venganza, mirando constantemente a Marquitos con
desprecio desde el estrado.
Su declaración fue larga y sus palabras, fuertes, algunas ni siquiera aparecen en la transcripción del juicio. Valdés Vivó ya era rector de la Escuela Superior del Partido Ñico López, y su vibrante “speach” le valió un premio posterior; Fidel lo nombró triple primer embajador en Cambodia, en Vietnam, y luego ante el Frente Patriótico de Laos.
Raúl Valdés Vivó durante el juicio |
Su declaración fue larga y sus palabras, fuertes, algunas ni siquiera aparecen en la transcripción del juicio. Valdés Vivó ya era rector de la Escuela Superior del Partido Ñico López, y su vibrante “speach” le valió un premio posterior; Fidel lo nombró triple primer embajador en Cambodia, en Vietnam, y luego ante el Frente Patriótico de Laos.
José Assef Yara, «El Moro» |
José Abrantes Fernández, ya
entonces jefe del Departamento de Seguridad del Estado, fue un testigo de cargo
relevante. Él fue el responsable de la detención de Marquitos en Praga, y de su
traslado a Cuba en 1961. En su declaración, abundó sobre las “condiciones
excepcionales de vida y trabajo “privilegiadas” de las que disfrutaba el
acusado en Checoslovaquia, y lanzó un alegato “revolucionario” acusando a
Marquitos de “desviado” en su conducta sexual y “vivebien” en el exilio.
Sobre la acusación que se le hizo a Marcos de llevar un
“lujoso” tren de vida en el extranjero antes de regresar a Cuba por primera
vez, vale otra vez consultar la investigación de Newton Briones Montoto:
José Abrantes Fernández |
“Otro hecho a tomar en cuenta para acercarse a la verdad, es
la reunión entre miembros del PSP y del DR. En algún mes de 1959 sostuvieron
una reunión miembro de ambas organizaciones, militantes del PSP y del DR.
Encabezados por Carlos Rafael y Ordoqui, Guillermo Jiménez y Alberto Mora, para
solventar las dudas sobre Marquitos. Se reunieron en casa de la mamá de Carlos
Rafael. Los compañeros del Directorio tenían dos argumentos para aseverar que
Marquitos era el traidor. Aducían como probatorio el gasto de dinero en Costa
Rica y México. Ordoqui manifestó no ser cierto que este señor había manejado
dinero en México. Y agregó que en México había estado en la más absoluta
miseria, y vivía prácticamente a costa de otros compañeros en cuyas casas
dormía. Citaron la casa de Cecilio Martínez, conocido por Chilo, la del compañero
González Mantici, director de la Sinfónica Nacional, la casa de Ordoqui, donde
no vivía, pero almorzaba y visitaba muchas veces, alternando con la casa de
González Mantici y con otras de compañeros revolucionarios”.
Así que Abrantes, como los demás testigos, solo pusieron más
leña al fuego de la hoguera de Marcos Rodríguez. Como en el caso de Valdés
Vivó, sus palabras ofensivas fueron eliminadas de la transcripción final del
juicio que se hizo pública, pero le granjearon palmaditas en el hombro del
comandante, y un premio a futuro: el Ministerio del Interior, del que fue
titular hasta 1989.
Ese año, José Abrantes sería llevado a juicio acusado de
abuso de cargo, negligencia en el servicio y uso indebido de recursos
financieros. Dos años después murió en la cárcel en muy extrañas
circunstancias, “mientras hacía ejercicios en su celda” -dijeron-, de un ataque
cardíaco.
Juicio a Jose Abrantes como Ministro del Interior de Cuba en 1989 |
Y hay dos declaraciones más, que no transcribo, pero que no hay que soslayar: la de Raúl
Díaz-Argüelles y la de Gustavo “Tavo” Machín Hoed de Beche.
Ambas han de leerse con especial atención, no solo porque son el ejemplo perfecto de cómo se podía -y se puede- mentir impunemente en un juicio en Cuba, cuando se tiene el respaldo del dictador, sino porque los dos estaban más implicados en los hechos de lo que se desprende de sus testimonios. Estos no eran en sí mismos más ni menos condenatorios que los otros, pero ellos fueron más protagonistas de la historia real, de lo que la oficial nos dejó ver.
Ambas han de leerse con especial atención, no solo porque son el ejemplo perfecto de cómo se podía -y se puede- mentir impunemente en un juicio en Cuba, cuando se tiene el respaldo del dictador, sino porque los dos estaban más implicados en los hechos de lo que se desprende de sus testimonios. Estos no eran en sí mismos más ni menos condenatorios que los otros, pero ellos fueron más protagonistas de la historia real, de lo que la oficial nos dejó ver.
RAÚL Y GUSTAVO:
LOS INVISIBLES DE HUMBOLDT 7
Aunque la literatura castrista nos contó una
historia “blanca” de Raúl Díaz-Argüelles, y también de su hermano, que comienza
con la supuesta militancia de sus padres contra el machadato, Raúl y su familia
no tenían antecedentes muy heroicos.
Es por eso que, cuando Raúl terminó la primera
enseñanza en 1949, lo enviaron a Estados Unidos a estudiar en la Riverside
Military Academy, en Tenessee, para alejarlo de la lucha estudiantil que tantos
dolores de cabeza le estaba dando a sus padres, y sobre todo a su madre.
Pero en cuanto Raúl se graduó como bachiller en 1953, regresó
a Cuba y se reincorporó a la lucha clandestina contra Batista, junto con Juan Pedro Carbó
Serviá, José Machado, Fructuoso Rodríguez, José Antonio Echeverría y otros.
Me cuenta Eladio Rivas:
“Marina Quesada siempre iba llena de joyas y gangarrias caras
al Sloppy’s Bar, a los casinos de los hoteles de la mafia y el Country Club. Era
amiga “muy íntima” del jefe de la policía Esteban Ventura, al que visitaba con
asiduidad en la Quinta Estación de Policía de Belascoaín, para obtener favores
de índole diversa. En esa época Ventura era Jefe del Grupo de Robos del Buró de
Investigaciones. Sus hijos eran “niños bien” que siempre estaban metidos en
problemas, y ella constantemente les sacaba las castañas del fuego gracias
a su amistad con Ventura. Ventura llegó a frecuentar una casa en la playa de
Guanabo propiedad de los Díaz-Argüelles, y allí los hijos de Marina le
manifestaron muchas veces sus opiniones sobre Fidel -al que consideraban un
gángster que "creía ser el segundo Martí”-, y que “conseguía buenas notas en la
universidad amenazando a sus profesores como un vulgar matón”. Esto lo sé yo y lo sabía
toda La Habana, porque Marina Quesada hablaba como un loro, y en todas partes se
vanagloriaba de sus relaciones con el poder”, cuenta Eladio.
Pero en agosto de 1955, Raúl Díaz-Augüelles aparece en una
lista que le llega a Ventura, como integrante de un plan de ataque al Palacio
Presidencial, al Buró de Investigaciones y a la Radio Motorizada, que se frustra.
Esta vez a Ventura no le vale la amistad con Marina, y pesar de sus ruegos, persigue a su hijo. Entonces Raúl se ve forzado a escapar al exilio en noviembre de 1956.
Por su parte, su amigo Gustavo "Tavo" Machín Hoed De Beche, apodado por sus
compañeros de lucha como “Alejandro”, en los días previos a los sucesos de Humboldt 7, estudiaba Derecho en la Universidad de La Habana, y era parte del Directorio junto
a Díaz-Argüelles.
Pero ninguno de los dos era santo de la devoción de José Antonio Echeverría ni de Fructuoso Rodríguez. De hecho, eran los miembros de menos confianza de Manzanita, porque siempre tuvieron apetencias de poder en el DR. Ideológicamente eran democristianos y abiertamente anticomunistas, así que también odiaban a Fidel, aunque por entonces éste aún no demostrara claramente esa tendencia. Además, eran los colaboradores de más confianza de Faure Chomón, número tres del Directorio, que no ocultaba sus ansias de liderar la organización. Como Raúl, Gustavo se ve obligado a exiliarse en los Estados Unidos después de los sucesos de Humboldt 7. No olviden ese detalle.
Es muy importante la participación de ambos en las acciones del 13 de marzo y en los días posteriores, pero yo he cortado sus biografías intencionadamente en el momento en que se marchan al exilio, para retomarlas después, porque serán cruciales. Sobre todo, lo que los dos hicieron antes de la masacre de Humboldt.
Gustavo "Tavo" Machín Hoed De Beche
|
Pero ninguno de los dos era santo de la devoción de José Antonio Echeverría ni de Fructuoso Rodríguez. De hecho, eran los miembros de menos confianza de Manzanita, porque siempre tuvieron apetencias de poder en el DR. Ideológicamente eran democristianos y abiertamente anticomunistas, así que también odiaban a Fidel, aunque por entonces éste aún no demostrara claramente esa tendencia. Además, eran los colaboradores de más confianza de Faure Chomón, número tres del Directorio, que no ocultaba sus ansias de liderar la organización. Como Raúl, Gustavo se ve obligado a exiliarse en los Estados Unidos después de los sucesos de Humboldt 7. No olviden ese detalle.
Es muy importante la participación de ambos en las acciones del 13 de marzo y en los días posteriores, pero yo he cortado sus biografías intencionadamente en el momento en que se marchan al exilio, para retomarlas después, porque serán cruciales. Sobre todo, lo que los dos hicieron antes de la masacre de Humboldt.
EL TIRO DE GRACIA DEL COMANDANTE
Volvamos al
juicio, que está llegando a su final. Marquitos es condenado a muerte. Todos saben que la apelación que hará su defensa no servirá de nada, o al menos no le servirá de nada a él. Le servirá de mucho a Fidel Castro, para quien el final del proceso se convierte en una tribuna para lanzar un mensaje más allá del océano Atlántico, directamente a Moscú.
Fidel Castro en su alegato final (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
Hay un video impagable de la intervención Fidel Castro en el juicio oral a Marcos, en Youtube.
Fidel Castro aparece para dar el tiro de gracia. Su discurso es encendido y beligerante, humillante, déspota y amenazador. Está actuando de fiscal, sin medias tintas, y sus acusaciones son más punzantes que las de la fiscalía oficial: La traición de Marcos es "repugnante", no merece clemencia y debe pagarla con su vida. No hay lugar para los traidores en la revolución.
Fidel Castro aparece para dar el tiro de gracia. Su discurso es encendido y beligerante, humillante, déspota y amenazador. Está actuando de fiscal, sin medias tintas, y sus acusaciones son más punzantes que las de la fiscalía oficial: La traición de Marcos es "repugnante", no merece clemencia y debe pagarla con su vida. No hay lugar para los traidores en la revolución.
Si algo le faltaba a Marcos para desmoralizarse totalmente, son esas palabras del sátrapa; ahora sí sabe que sus horas están contadas. Pero no se mueve un músculo de su rostro; el pentotal sódico al final le ha servido de anestesia; morirá sin apenas ser consciente de ello. Marta Jiménez cierra los ojos y sonríe.
Pero Castro no ha terminado. Su discurso continúa y toma tintes de declaración de Estado. Es la puntilla que ha estado cinco años esperando clavar, para terminar su labor de limpieza ideológica en el seno de la revolución, y para la que el juicio de Marcos le ha servido de excusa.
Castro barre con sus palabras, los restos marchitos del Partido Socialista Popular, y neutraliza a sus dirigentes, hasta entonces refugiados en las ORI (Organizaciones
Revolucionarias Integradas, que presidía Joaquín Ordoqui), la agrupación política creada en julio de
1961 para aglutinar a su Movimiento 26 de Julio, al PSP de Blas Roca, y al Directorio Revolucionario 13 de
Marzo de Faure Chomón.
Fidel Castro en su alegato final (Foto: Deena Stryker, DU Colection) |
Fidel está enviando un mensaje cifrado a Moscú: Ya el PSP no será más el interlocutor del Polit Buró Soviético. Ya no mandan en los comunistas cubanos, los stalinistas de antaño. Adiós Aníbal Escalante y Carlos Rafael Rodríguez. Adiós Severo Aguirre, Guillermo García Frías, Emilio Aragonés y Flavio Bravo. Adiós César Escalante, Augusto Martínez Sánchez y Lázaro Peña. Y adiós, -sobre todo- a Edith García Buchaca y a su marido y presidente de las ORI, Joaquín Ordoqui. A ellos dos, Fidel les tiene reservada una desagradable sorpresa después de este juicio.
Joaquín Ordoqui y Edith García Buchaca en la sombra, mirando a un Fidel Castro iluminado. (Deena Stryker, Duke University Colection) |
Los demás tendrán de decidir si entran por el aro en la nueva izquierda construida a la medida del líder, o afrontan las consecuencias de no comulgar con su liderazgo. Menos Buchaca y Ordoqui, para los que ya no hay opción, todos escogerán lo primero.
Matando a Marquitos, Fidel también liquida al PSP como Partido, y al stalinismo radical como ideología. Habrá comunismo, pero a su manera. Será él a partir de ahora quien bata el cobre de la revolución.
He llegado al final del juicio, sin entrar en detalles sobre lo que pudo ser una declaración de gran importancia, pero que nunca tuvo lugar. Durante el proceso judicial, Marcos fue ampliamente interrogado sobre un personaje del
que he hablado poco, pero que cobra relevancia a partir de ahora: Dysis Guira,
la novia de su amante Joe Westbrook.
DYSIS GUIRA VALDÉS-ROIG
LA MUJER MISTERIOSA
LA MUJER MISTERIOSA
Dysis Guira es quizás el personaje más olvidado en la
historia de la masacre de Humboldt 7, y también uno de los más importantes, a pesar de que nunca o casi nunca se menciona en la literatura que se ha escrito sobre el proceso.
No estaba en el juicio, ni en Cuba, cuando éste se efectuó. Como Marquitos, Dysis se encontraba refugiada fuera de la Isla durante los últimos días del batistato, pero oficialmente “no huyendo de nada” sino “encargada de algunas labores de apoyo del DR”, según declaraciones de Chomón y otros miembros de esa organización.
¿“No huyendo de nada”? Al principio de mi investigación
apenas presté atención a estas palabras, leídas varias veces en fuentes
diversas del oficialismo cubano que analizaron los hechos. Pero a medida que
avancé en ella, fui cambiando de opinión. Muy pronto confirmé que Dysis Guira, también había sido cubierta con un manto piadoso de silencio por el castrismo. Pero
¿por qué?
No estaba en el juicio, ni en Cuba, cuando éste se efectuó. Como Marquitos, Dysis se encontraba refugiada fuera de la Isla durante los últimos días del batistato, pero oficialmente “no huyendo de nada” sino “encargada de algunas labores de apoyo del DR”, según declaraciones de Chomón y otros miembros de esa organización.
Dysis Guira Valdés-Roig
|
Dysis, al igual que Marcos, regresó a Cuba en enero del 59,
e inmediatamente después (como él) volvió a salir en calidad de agregada
cultural de Cuba en Argentina y Uruguay. Las coincidencias son cuanto menos
curiosas.
En Buenos Aires y Montevideo, Dysis llevó a cabo durante largo tiempo, una activa labor propagandística de la revolución, junto a otras mujeres cubanas en el exilio.
Algunos investigadores aseguran que llegó a participar en operaciones de inteligencia para la CI en los albores de la revolución, -eso no lo he podido comprobar-, pero sé que terminó contrayendo matrimonio con el político y líder del partido socialista argentino, Abel Alexis Latendorf, secretario de Relaciones internacionales de la Federación Universitaria Argentina.
En Buenos Aires y Montevideo, Dysis llevó a cabo durante largo tiempo, una activa labor propagandística de la revolución, junto a otras mujeres cubanas en el exilio.
Algunos investigadores aseguran que llegó a participar en operaciones de inteligencia para la CI en los albores de la revolución, -eso no lo he podido comprobar-, pero sé que terminó contrayendo matrimonio con el político y líder del partido socialista argentino, Abel Alexis Latendorf, secretario de Relaciones internacionales de la Federación Universitaria Argentina.
Abel Alexis Latendorf |
Dysis nunca más regresó a Cuba, pero durante el primer lustro de la
revolución, siguió sirviendo de enlace entre los representantes de la izquierda del cono sur
americano y el gobierno cubano, a través de la institución cultural “Casa de
las Américas”. Tenía la coartada perfecta: era artista e intelectual.
Es necesario que me detenga aquí a dibujar su perfil, porque casi nadie lo hizo hasta hoy, y porque es
fundamental para responder varias interrogantes fundamentales del caso
Humboldt 7.
Demos un salto atrás, y volvamos a la década del 50 para acercarnos a esta mujer misteriosa, extraña y casi desconocida, pero protagonista de excepción del más importante de todos los melodramas que hay en este relato.
Demos un salto atrás, y volvamos a la década del 50 para acercarnos a esta mujer misteriosa, extraña y casi desconocida, pero protagonista de excepción del más importante de todos los melodramas que hay en este relato.
He dicho varias veces que la madeja de esta compleja historia, tuvo sus orígenes -y después su desarrollo-, entre otras causas, en
motivaciones sentimentales y humanas de lo más pedestres: el sexo, el amor y los celos.
El arranque de la persecución a Marcos Rodríguez, no tuvo un
móvil político -aunque después le sirviera a Fidel para esos fines-, sino un
deseo de venganza por amor: Marta Jiménez quería vengar a toda costa a su
marido, no por la revolución, sino porque amó a Fructuoso intensamente. Sin su insistencia, quizás Marcos jamás habría sido apresado, procesado y fusilado.
Entre los móviles que contribuyeron a “descontrolar” a Marquitos durante los días previos a la matanza, estaba el amor que sentía él por Westbrook, y los celos que tenía de Machadito. La ruptura de sintonía entre Joe y él, se debió a una pasión sexual calenturienta a la que Joe se vio arrastrado por Machadito.
También por amor, Carlos Rafael Rodríguez trabajó en la sombra para proteger a Marcos, cumpliendo los deseos de su ex mujer Edith García Buchaca, de la que seguía enamorado después de que ella lo dejó, porque a su vez se enamoró de su ex amigo Joaquín Ordoqui. Y por amor a Ordoqui, -y no para salvaguardar los secretos del PSP- Buchaca fue condenada después a arresto domiciliario mientras él cumplía pena de cárcel y finalmente moría.
Entre los móviles que contribuyeron a “descontrolar” a Marquitos durante los días previos a la matanza, estaba el amor que sentía él por Westbrook, y los celos que tenía de Machadito. La ruptura de sintonía entre Joe y él, se debió a una pasión sexual calenturienta a la que Joe se vio arrastrado por Machadito.
También por amor, Carlos Rafael Rodríguez trabajó en la sombra para proteger a Marcos, cumpliendo los deseos de su ex mujer Edith García Buchaca, de la que seguía enamorado después de que ella lo dejó, porque a su vez se enamoró de su ex amigo Joaquín Ordoqui. Y por amor a Ordoqui, -y no para salvaguardar los secretos del PSP- Buchaca fue condenada después a arresto domiciliario mientras él cumplía pena de cárcel y finalmente moría.
Sin embargo, poco se ha hablado de los sentimientos de Dysis
Guira, la cuarta pieza del puzle que formaban Marcos, Machadito y Westbrook, siendo éstos los que realmente sirvieron de mecha para que
explotara la tragedia.
Recordemos que antes de que se celebrara el juicio, Marta
Jiménez, intentó formar un frente común de ataque contra Marcos, pretendiendo
aglutinar a todos los familiares de los muertos en Humboldt, en una sola
acusación. No lo consiguió, porque la madre de Carbó Serviá, católica y típica
ama de casa de escasa educación y obediente de sus preceptos religiosos, no
quería “seguir moviendo mierda”, según palabras de su sobrino Eladio Rivas.
Marta también recibió la negativa de la madre de Westbrook y
de los padres de Machadito, -que ni siquiera aceptaron que su hijo tuviera esas inclinaciones-, cuando los conminó a “destapar” las tendencias de ambos para poder probar la de Marquitos. El relato lo tengo grabado en
la voz cascada y temblorosa de Eladio Rivas, primo materno de Juan Pedro Carbó
Serviá, que estuvo presente el día que Marta visitó a la familia Carbó para
hablar con la madre de Juan Pedro, su tía.
Ante la imposibilidad de contar con esos testimonios para dar más
fuerza a su acusación como causa adicional de la delación, Marta se gira hacia
una nueva posible aliada: Dysis, la novia de Joe Westbrook, que ya no estaba en
Cuba. Vuelvo al testimonio de Eladio:
“Sé que Marta estuvo buscando la forma de comunicarse con
Dysis en Argentina meses antes de que se celebrara el juicio, porque le
preguntó a mi tía si sabía su dirección en Buenos Aires.
Eso me hizo pensar entonces que Marta creía que Dysis podía servirle de azote contra Marcos, si se sintió traicionada por él, al saber que mantuvo una relación sentimental con su novio Joe a sus espaldas. Marta no
podía estar más equivocada, porque Dysis y Marquitos fueron uña y carne, antes
y después de Humboldt 7”.
Dysis Guira Valdés-Roig ya era una líder destacada de la FEU
y miembro del Directorio Revolucionario antes de que Marquitos apareciera en
escena. Trabajó de dependienta en una jabonería hasta el mes de febrero de 1957, cuando dejó su empleo para unirse a la insurrección. He leído alguna vez que dio este paso “probablemente motivada por las acciones en las que se estaba participando su pareja, Joe Westbrook”, pero no es cierto. A Dysis le sobraban motivaciones “antimperialistas y revolucionarias” para luchar contra Batista, desde mucho antes de conocer a Joe, y de hecho, era todavía más radical y extrema ideológicamente que su novio. Su paso como personal de apoyo a la clandestinidad estudiantil fue necesario para el Directorio, que ya a principios del 57 preparaba sus acciones armadas más importantes.
Dysis era una chica fuerte de decisiones propias, bastante conocida entre los estudiantes de
la Colina, donde estudiaba Filosofía. Su popularidad no solo se debía a que fue delegada de la FEU,
sino porque también estaba a cargo del grupo de Teatro Universitario, con el que montó y
firmó como autora y directora algunas de sus puestas en escena.
Dysis, con el tiempo, se convirtió en una escritora teatral reconocida y publicó varias obras relevantes. De hecho, en algunos libros de teatro cubano se le menciona entre los dramaturgos importantes de la década de los 50, extrañamente “olvidados” por la oficialidad comunista posterior. Hoy en día sus obras son parte de la colección Miami Heritage Colection.
Dysis, con el tiempo, se convirtió en una escritora teatral reconocida y publicó varias obras relevantes. De hecho, en algunos libros de teatro cubano se le menciona entre los dramaturgos importantes de la década de los 50, extrañamente “olvidados” por la oficialidad comunista posterior. Hoy en día sus obras son parte de la colección Miami Heritage Colection.
Dysis y Westbrook se hicieron novios siendo muy jóvenes, y
un poco después, en la universidad, Marcos Rodríguez llegó al Grupo de Teatro
Universitario que ella dirigía. Marcos fue aceptado por Dysis como un miembro
más del grupo, e hizo allí sus primeros pinitos como actor aficionado. A partir
de entonces entre ambos, se estableció una amistad estrecha que duraría
varios años, incluso después de los acontecimientos nefastos de Humboldt 7.
Ejemplar de laobra teatral "Pájaros de Agua autografiado por Dysis Guira en el año 1988 |
Viene a cuento que me detenga aquí en el escenario íntimo de la pareja que formaban Dysis y Joe.
Dysis vivía con su madre en la calle 18 entre 15 y 17, en el Vedado. La madre de Dysis, Ciana Valdés-Roig, era -como la madre de
Carbó Serviá- una mujer de férreos principios religiosos, y muy obediente de
los convencionalismos sociales. Le importaba más que los vecinos no vieran a su
hija besarse en un parque con Joe, que la lucha revolucionaria en la que los
jóvenes estaban inmersos, y que siempre vio con malos ojos.
Sin embargo, al mismo tiempo, había algo en Joe que a Ciana le gustaba para su hija, y llegó a tomarle verdadero afecto, aunque no le gustaba demasiado que Joe pernoctara tanto tiempo en su casa, sin haberse casado con ella. Así que Dysis y Joe habían comenzado a valorar la idea de contraer matrimonio, para tranquilizar a Ciana.
Sin embargo, al mismo tiempo, había algo en Joe que a Ciana le gustaba para su hija, y llegó a tomarle verdadero afecto, aunque no le gustaba demasiado que Joe pernoctara tanto tiempo en su casa, sin haberse casado con ella. Así que Dysis y Joe habían comenzado a valorar la idea de contraer matrimonio, para tranquilizar a Ciana.
Pero mientras esto no ocurría, Joe habló con Eugenio Pérez
Cowley, ese otro miembro del Directorio, gran amigo de Marquitos (al que se
refirió Marta Jiménez en el juicio), y le pidió ayuda para que alquilara un
apartamento a su nombre, y poder mudarse allí con su novia. Sería la solución
eventual a su problema para tener intimidad con Dysis, y al mismo tiempo
aplacar la incomodidad de Ciana. Entonces Eugenio y Marquitos emprendieron
juntos la búsqueda de un apartamento, y encontraron el de Humboldt 7. No es cierto pues, que ese apartamento fuera alquilado como escondite para Jorge Valls.
O sea que, la casa que sería el lugar de la muerte de Joe y sus compañeros, no
salió como piso franco para los jóvenes del Directorio, sino como
un simple “picadero” para que Joe pudiera tener relaciones sexuales con su novia.
Y muy al tanto de esto, Marquitos, a espaldas de Eugenio, se hizo otra copia
de las llaves, que se guardó para sí mismo. Esa fueron las llaves motivo del
conflicto entre Marcos y Joe, al que me referí en capítulos anteriores.
Como expliqué entonces, Westbrook le había exigido a Marcos
total discreción sobre la relación que había entre ellos, y esto fue así
durante casi todo el tiempo que duró su idilio; ninguna de las personas que les
eran comunes se enteraron de esto, incluida Dysis.
Transcribo aquí parte de la extensa entrevista que hice a Eladio Rivas. Estas son sus palabras sobre esta parte de la historia:
Transcribo aquí parte de la extensa entrevista que hice a Eladio Rivas. Estas son sus palabras sobre esta parte de la historia:
“Incluso el día que Joe se iba a México con Fidel, y a pesar
del llanto exagerado de Marquitos en la reunión de despedida que hicieron los
del Directorio, todos, incluido mi primo Juan Pedro -que era uno de sus
principales críticos- y la propia Dysis, se tomaron esa lloradera como una
muestra de cariño, porque ellos tres eran inseparables. Yo podría decirte
incluso, que Dysis tuvo siempre más confianza en Marquitos que en Joe. Joe,
aunque era muy martiano, un intelectual con todas las letras, era un hombre de
acción. Era de pequeña estatura, pero tenía muchos cojones para la lucha
armada. Marcos en cambio, era un comunista estalinista de libro, un gran
orador, un amante de las palabras, de temperamento más tranquilo y más
reflexivo, y en eso estaba más cerca de Dysis que de Joe. Dysis y Marcos eran
como hermanos”.
LA VIDA OCULTA DE DYSIS DESPUÉS DE HUMOLDT 7
Mis pesquisas sobre el caso Humboldt 7 han estado repletas
de accidentes, testimonios erróneos que he tenido que desechar, y largas
esperas para acceder a otros imprescindibles. Quizás el más importante de ellos
ha sido al que me referiré ahora.
Entre los años 2013 y 2015, varias circunstancias personales
y de salud detuvieron mi investigación. También Eladio Rivas cambió de domicilio y número
de teléfono en Cuba, y estuvimos un año y unos meses incomunicados. Él ya era un
anciano que dependía para casi todo de la ayuda de su hija menor, y se había
mudado con ella de La Habana a Trinidad.
Y de Trinidad recibí un día de 2015 un correo electrónico de
la hija de Eladio, que felizmente reactivó mi contacto con ellos. Para mi
sorpresa, en él me enviaba una dirección electrónica, y un nombre: Mirta Romero
Febles.
La hija de Eladio había hecho un gran trabajo investigativo por su cuenta desde Cuba, y con la ayuda de su padre había conseguido encontrar otra fuente que al final, me ha resultado extremadamente valiosa.
Me alertó, sin embargo, de que Mirta Romero era una mujer muy mayor, que residía en Puerto Madero, Buenos Aires, y que el correo electrónico pertenecía a uno de sus hijos.
La hija de Eladio había hecho un gran trabajo investigativo por su cuenta desde Cuba, y con la ayuda de su padre había conseguido encontrar otra fuente que al final, me ha resultado extremadamente valiosa.
Me alertó, sin embargo, de que Mirta Romero era una mujer muy mayor, que residía en Puerto Madero, Buenos Aires, y que el correo electrónico pertenecía a uno de sus hijos.
Conseguí encontrar con cierta facilidad a Mirta en la guía
telefónica de Buenos Aires, pero pasaron varios meses antes de poder localizarla. Su hijo, Daniel Alberto Branconi, no me respondía los
mensajes, ni contestaba a mis llamadas telefónicas, pero por fin pude hablar con ellos en las Navidades de 2015.
Mirta Romero Febles |
Lo que escuché en aquel audio me dejó completamente
sorprendido, porque por fin daba sentido a la historia que hasta ahora había
ido hilando con la ayuda de Eladio Rivas y otros testimonios.
Mirta Romero Febles nació en Santiago de Cuba y se trasladó a vivir a La Habana a principios de los años 50. Como Dysis, desarrolló su activismo político, primero en la isla, y después en Argentina y Uruguay.
Mirta Romero Febles nació en Santiago de Cuba y se trasladó a vivir a La Habana a principios de los años 50. Como Dysis, desarrolló su activismo político, primero en la isla, y después en Argentina y Uruguay.
Mujeres manifestándose contra Batista en las calles de Santiago de Cuba. A la derecha, Mirta Romero Febles. |
Branconi me ha revelado datos absolutamente novedosos y
definitivos que ha aportado su madre, y que
ha podido confirmar y enriquecer su padre, abogado bonaerense aun lúcido, y también amigo de Dysis, si bien no tan estrecho como lo fue su mujer. Su testimonio me cierra perfectamente la
historia que ya tenía escrita.
He de llamar la atención sobre un detalle: Branconi es argentino, hoy tiene
56 años, no ha estado jamás en Cuba y está muy lejos de las pasiones y razones que hicieron
estallar la masacre de Humboldt 7 y los acontecimientos posteriores de esta
historia. De hecho, ha estado casi totalmente ajeno a ella durante todos estos años, hasta que su madre se la contó a raíz de mi investigación. Branconi es un señor de
derechas, padre de familia y sin ningún vínculo sentimental con Cuba ni con ninguno de los
personajes que nos ocupan, ni siquiera con Dysis Guira. No es pues, sospechoso
de encubrir a nadie, ni tiene interés ninguno en ocultar detalles del asunto.
Según Branconi, Mirta conoció a Dysis cuando trabajaba como
dependienta en una jabonería de La Habana, y continuaron esa amistad en la
Universidad, donde Mirta entró a estudiar Derecho, y Dysis Filosofía.
En la Colina, Mirta conoció también a Blanca Mercedes, a Joe Westbrook y a Marquitos Rodríguez. Junto a ellos comenzó a trabajar como integrante de una célula de apoyo a las acciones armadas del DR, proporcionando transporte, buscando pisos francos y llevando mensajes, armas y medicinas a los combatientes en la clandestinidad.
Como muchas mujeres del Directorio, miembros del grupo de mujeres exiliadas, Mirta se estableció en el extranjero, en Buenos Aires, como mismo hizo Dysis tras la muerte de Joe. La madre de éste, Dora Rosales, también se fue de Cuba a vivir a Miami y desde el exilio, ambas continuaron trabajando para el MR26-J y el DR, pero nunca más volvieron a hablarse entre ellas, según me cuenta Branconi.
Dysis dirigió una gran campaña mediática por diferentes países del cono sur, con el apoyo de Mirta y otras mujeres cubanas asiladas en Buenos Aires y Montevideo y Asunción.
En su artículo "Las mujeres exiliadas en la internacionalización de la insurrección cubana: 1955-1958", el historiador y periodista Manuel Ramírez Chicharro cuenta:
"En abril de 1957, Dysis viajó a Chile y de allí a Argentina, donde escribió en diferentes periódicos solicitando el reconocimiento del gobierno cubano que se había formado en el exilio de Miami con los dirigentes de las secciones exteriores por parte de los gobiernos extranjeros y ofreció decenas de entrevistas a periódicos como Vanguardia, Noticias gráficas, El tambor radical, El laborista y El tiempo. En Uruguay recabó el apoyo de la FEU uruguaya y planteó a la prensa que pediría al Parlamento de Montevideo una moción de repudio contra el régimen de Fulgencio Batista. Asimismo, Dysis solicitó la intervención de la ONU para ofrecer una salida pacífica al conflicto armado en Cuba".
Branconi me asegura que su madre acompañó a Dysis en la mayor parte de estos viajes, y que Dysis le hizo muchas confidencias sobre su vida privada durante aquellos días:
“Mi madre me contó que pocos días antes del ataque a
Palacio, Dysis supo por Fructuoso Rodríguez, que Joe y Machadito habían tenido
relaciones íntimas en una cuartería de La Habana unos días antes de las acciones de Palacio y Radio Reloj". Branconi se refiere, sin dudas, a lo acontecido en el solar
de la casa de la calle Palo Blanco en Guanabacoa.
En la Colina, Mirta conoció también a Blanca Mercedes, a Joe Westbrook y a Marquitos Rodríguez. Junto a ellos comenzó a trabajar como integrante de una célula de apoyo a las acciones armadas del DR, proporcionando transporte, buscando pisos francos y llevando mensajes, armas y medicinas a los combatientes en la clandestinidad.
Como muchas mujeres del Directorio, miembros del grupo de mujeres exiliadas, Mirta se estableció en el extranjero, en Buenos Aires, como mismo hizo Dysis tras la muerte de Joe. La madre de éste, Dora Rosales, también se fue de Cuba a vivir a Miami y desde el exilio, ambas continuaron trabajando para el MR26-J y el DR, pero nunca más volvieron a hablarse entre ellas, según me cuenta Branconi.
Dysis dirigió una gran campaña mediática por diferentes países del cono sur, con el apoyo de Mirta y otras mujeres cubanas asiladas en Buenos Aires y Montevideo y Asunción.
En su artículo "Las mujeres exiliadas en la internacionalización de la insurrección cubana: 1955-1958", el historiador y periodista Manuel Ramírez Chicharro cuenta:
"En abril de 1957, Dysis viajó a Chile y de allí a Argentina, donde escribió en diferentes periódicos solicitando el reconocimiento del gobierno cubano que se había formado en el exilio de Miami con los dirigentes de las secciones exteriores por parte de los gobiernos extranjeros y ofreció decenas de entrevistas a periódicos como Vanguardia, Noticias gráficas, El tambor radical, El laborista y El tiempo. En Uruguay recabó el apoyo de la FEU uruguaya y planteó a la prensa que pediría al Parlamento de Montevideo una moción de repudio contra el régimen de Fulgencio Batista. Asimismo, Dysis solicitó la intervención de la ONU para ofrecer una salida pacífica al conflicto armado en Cuba".
Branconi me asegura que su madre acompañó a Dysis en la mayor parte de estos viajes, y que Dysis le hizo muchas confidencias sobre su vida privada durante aquellos días:
Recorte de la prensa argentina sobre Dysis Guira |
Mirta contó a su hijo que Dysis rompió con Joe "en cuanto supo de esto por Fructuoso", y que cuando el joven va a refugiarse a casa de Ciana, su madre, después de la acción armada del 13 de marzo, ya Dysis había comenzado una relación sentimental con otro miembro del Directorio, que será breve, porque poco después de los hechos, abandona el país: Dysis llegó a decirle a Joe mientras estaba escondido en su casa, que se había enterado de lo que hubo entre Machadito y él, y que , por ese motivo, ella había decidido terminar la relación".
Le pregunto en e-mail de vuelta a Branconi, que si puede preguntarle a su madre el nombre de ese otro miembro del Directorio. Dos días después recibo su respuesta: "Se llamaba Raúl Díaz-Argüelles”.
Mi asombro es mayúsculo al leer el e-mail de Branconi.
Le pregunto entonces si alguna vez su madre supo si había algo entre Joe y
Marquitos, y si Dysis estaba al corriente. Me responde que no lo sabe, que su madre solo dice que Marquitos quería mucho a Joe, y que a Dysis también.
Agrega que su madre y Dysis -como Jorge Valls-, nunca consideraron que Marquitos fuera homosexual, que ambas le tenían gran afecto, que lo recibieron en Buenos Aires cuando él escapó de Cuba vía Costa Rica, y que le dieron
dinero para que continuara viaje a México.
Y tiene sentido, porque después de Humboldt, cuando Marcos
huye de Cuba asilándose en la embajada de Brasil, su siguiente
destino es la casa de su amiga Dysis Guira en Argentina, y esto lo declara en
el juicio tal como lo estoy contando yo, y está en las transcripciones del
proceso, que adjunté antes.
No tenía mucho sentido que Dysis supiera de la
relación entre Marcos y Joe, si siguieron siendo tan amigos después. Pero sí lo
tiene -y mucho- que haya sabido del affair de Joe con Machadito, y decidiera terminar su noviazgo con Westbrook por esa causa. Y más aún, que dejara a Joe antes de la masacre, por Raúl Díaz-Argüelles, colega de Faure Chomón, y cuya madre era amiga íntima de Esteban Ventura.
Me detendré en este punto
para continuar en el capítulo VI y final de esta serie. Quizás los más despiertos comiencen a vislumbrar ahora las razones que me impulsaron a titularla: "MÁRTIRES DE HUMBOLDT 7 ¿UN CASO CRIMINAL DE CELOS POR DESPECHO?".
oOo
También puede leer:
Esto es digno de ser premiado. Además de un testimonio imprescindible que hace honor a la verdad que desenmascara a todo un mito construido alrededor de esa gran farsa llamada "revolución cubana" y a sus protagónicos.
ResponderEliminarEs increible como pones tantas piezas juntas y llenas de luz tantos puntos oscuros...agujeros negros diría yo.
ResponderEliminarGracias!!
Gracias Alberto. La historia lo merece.
EliminarAquí ando deslumbrada. Lo imprimiré para leerlo. Es demasiado interesante. Te admiro x la paciencia en reunir tantos datos. Es una labor de topos escudruñar la verdad en esta historia. Tqm Carlitín
ResponderEliminarGracias querida Nereyda. Y lo que falta.
EliminarEl rigor investigativo y el trabajo escrito cómo resultado merece ser premiado. Estamos en deuda contigo los que nos interesamos por la historia. Gracias mil amigo.
ResponderEliminarSalva, eres un incondicional. Aprecio mucho tus palabras y tus visitas a mi blog. Gracias.
EliminarDebo reconocer que una joyita como este articulo debo leerlo más de una vez. Digno de un libro. Me admira como vas moviendo los hilos de la historia de una manera asombrosa , para resultar en una historia llena de intrigas y miserables. No te imaginas como aprendo de ti, y como te admiro por ese ahinco y entrega que pones en todo li que escribes. Valió la pena la demora, ahora veo por qué.A sufrir de nuevo me pones esperando la VI.
ResponderEliminarPuri, yo feliz de que te pases por el blog y de tus palabras. Un abrazo fuerte.
EliminarUn trabajo digno de un reconocimiento, años de investigación seria. Esta es la historia que no nos cuentan ,pero que vale la pena conocer,y no olvidar. Gracias Carlos por permitir que conozcamos la historia oculta
ResponderEliminarGracias mi Eucaris, te quiero
EliminarMe he enganchado a esta trama como si fuera una novela, pero compadre, ¿dónde está el link a la VI parte?, oye, que es como si le faltaran las páginas finales...
ResponderEliminar"Es como si le faltaran", querido Charlie, porque le faltan, aun no la he publicado. Pero pronto lo haré.
EliminarMe lo bebí. Valiosísimo. Una joya inmejorablemente escrita. Gracias Carlitos!!
ResponderEliminarCarlos, excelente trabajo!!!!. Cuantas cosas ocultas!!!. Espero por el próximo capítulo. Saludos.
ResponderEliminarp.d. Carlos, no es fácil encontrar los contenido en el bloq, a veces me pierdo y hay cosas muy interesantes que no se encuentra de manera sencilla...
Muy interesante he leído sin parar esta y las entregas anteriores. No puedo encontrar la sexta parte. Me oupue indicar cómo? Lo felicito por tan minuciosa investigación lo leo con frecuencia y he aprendido más de usted de la historia de mi país que de los maestros que me formaron. Salí de Cuba con 17 años en el 2005
ResponderEliminarAun no he publicado la sexta parte, lo haré en pocos días. Muchas gracias, Anónimo :)
EliminarSon las 12:35 am acabo de terminar las cinco partes despues de varias horas de lectura. No me pasaba algo asi desde hace mucho tiempo en que empezaba un libro y no paraba hasta terminarlo y el mundo se podia caer a mi alrrededor que yo no levantaba la vista hasta la pagina final :)... Gracias infinitas Carlos, espero ansioso la sexta parte. Cuidese mucho. Jorge
ResponderEliminarYo? Aquì esperando el sexto y actualizàndome! Nunca jamàs dejarè de agradecerte!
ResponderEliminarNo lo he visto, lo acabo de encontrar,,, veremos
ResponderEliminarhttps://vimeo.com/187481091