Georgia, 19 de enero de 1963
Querida flaca:
Gracias por contestarme tan rápido, a veces creo que no merezco tanta dedicación, pero después se me quita esa bobería y veo que merezco eso, y mucho más.
Oye chini, qué vacilón es este país. Ahora que han pasado tres semanas, estoy seguro de que el Krushi se mete algo. No es normal tanta hiperactividad, no paramos ni para ducharnos, de ahí viene la peste a grajo de los rusos. Yo ya me estoy acostumbrando.
Estoy aprendiendo a esquiar. Otro vacilón. El Krushi y yo viajamos al frente de una delegación de 100 personas entre militares y civiles del partido.
Por orden del Krushi, a cada rato un ruso se tiene que caer con los esquís rodando por una loma, para que podamos reírnos de él. Y si no se cae ya lo empuja el Krushi. Es un carpa este tipo, yo lo quiero mucho.
Ayer fuimos a cazar conejos. Nos lo pasamos de cojones disparando a cualquier cosa. No le di ni a un puto conejo, pero el Krushi ordenaba a mis espaldas que me colocaran los conejos ya muertos por el campo, para hacerme creer que había acertado. Por ese método cacé como 30 conejos.
También le di sin querer a una anciana que estaba en su dacha, y que murió en el acto sentada en su cama, ¿pero a quién se le ocurre dejar una ventana abierta si hay un tiroteo cerca de su casa? Al final el marido de la vieja lo comprendió, y hasta me dejó retratarme con el cadáver, y el fusil al lado. No era una vieja rusa cualquiera, era una rusa de esas que son como chinas y oscuras de piel, medio mongolas, la última de una tribu nómada indoeuropea, que se extinguió con la vieja. Técnicamente, la extinguí yo. Así que es un trofeo valioso e inesperado para mí.
Perdóname… me he emocionado un poco, y estoy llorando. Mira que soy comemierda flaca. Te echo mucho de menos. No te preocupes más que me estoy abrigando por las noches y he hecho todo lo que me mandaste, de lo espiritual.
Vigílame a todo el mundo, sobre todo a mi hermano, que cuando no estoy se vuelve loca. Y mira a ver quién habla mal de mí, para fusilarlo a mi regreso.
Te quiero flaca...
Tu Fide
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HISTORIAS TIERNAS DE LA REVOLUCIÓN
Jajaaa excelente. Tu eres un alma sublime y sensible, con una lengua mordaz!
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