sábado, 9 de junio de 2018

LA DULCE INCULTURA DEL INDEPENDENTISMO AMARILLO

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"Fuera los fascistas de la Universidad" CDR (Comités de Defensa de la República)


Joan Elías, rector de la Universidad de Barcelona, se ha convertido desde el pasado jueves en un triste exponente del magisterio politizado por la izquierda inculta, que está envenenando la vida social en Cataluña. Elías se ha dejado acojonar por un grupito tóxico de los estudiantes de su centro, asilvestrados, cortos, maleables y filo analfabetos. Y muy violentos.
Joan Elías, ordenó suspender el acto que Sociedad Civil Catalana (SCC) tenía previsto celebrar este jueves -con su consentimiento- en el Aula Magna de la Universidad de Barcelona, en homenaje a Miguel de Cervantes. Tomó la decisión ante el boicot orquestado por un grupúsculo de “indepes” dentro del campus. El rector asustado, prefirió que triunfara el motín, evitando avisar a las fuerzas del orden. La cobardía institucional es un peligroso mensaje a las hordas del secesionismo.
La dirección de la SCC le reclamó al rector la presencia de los Mossos d'Esquadra, para velar por la seguridad de los asistentes al acto, de modo que éste se pudiera desarrollar con normalidad. Pero el rector rechazó la petición, dijo, "para no pasar la línea roja de autorizar la entrada de los mossos al recinto, y que las cosas se pusieran peor". Agachó la cabeza ante la violencia. Transigió ante la subversión y el chantaje.
Dentro del Aula Magna había alrededor de 200 personas encerradas con llave, mientras fuera los concentrados gritaban consignas como «fascistas fuera de la universidad» y «el fascismo avanza si no se le combate». Finalmente, la “solución” del rectorado fue barrer para el lado amarillo, -que ya se está volviendo negro-, y silenciar a Cervantes en favor de sus detractores. No puede haber un síntoma peor de la intoxicación del independentismo en las instituciones. ¿Quiénes son los fascistas aquí?
Ante el ruido de sirenas, los gritos, los golpes y la negativa del rector a llamar a los mossos, los organizadores del acto decidieron suspenderlo y evacuar por una puerta lateral a los asistentes, muchos de ellos personas mayores, que a su salida fueron abucheados por los concentrados en un crispado ambiente de tensión.
Más tarde, en un comunicado, la CUP Capgirem Barcelona, dijo que la decisión del equipo de gobierno de la UB de alquilar el Aula Magna a la SCC para homenajear a Cervantes, “ponía en entredicho el papel de la universidad en el contexto político actual” y que esa entidad (la SCC) “no podía tener cabida en ningún espacio de nuestra sociedad, mucho menos en una institución pública que vela por los derechos y libertades”. Tiene cojones que sean ellos quienes enarbolen la libertad de expresión, después de un ejercicio tan claro de coartarla a los demás. 


El comunicado concluye con una “advertencia” infame de la CUP: “Las asambleas “responderán” si el equipo de gobierno de la universidad no está “a la altura”, una beligerante amenaza que no puede consentirse en un país donde todavía existe la libre expresión, a pesar de ellos. Reventar un acto cultural sin ninguna connotación política, es un síntoma preocupante de lo mismo que intentan acusar a los organizadores del acto: el peor de los fascismos. Es triste para Cataluña seguir invirtiendo el dinero de todos en intentar formar a unos burros que escrachan a Cervantes en el mismo lugar donde se enseña su legado literario.
Eran pocos, apenas medio centenar, pero deberían estar recogiendo setas en el Pirineo en vez de ocupar un pupitre en un centro de estudios pagado por todos los catalanes, incluidos los que se oponen a la independencia. El derecho a estudiar allí ha de estar reservado a otros jóvenes, abiertos a aprender y a pensar por sí mismos, con ideas democráticas y educados en principios de convivencia y tolerancia. Qué craso error haberlos dejado llegar hasta aquí.
 Prefiero imaginar que la idea no ha sido de ellos, porque en ese caso, el sistema educativo catalán estaría ante un problema gordo. Quiero pensar que estos pobres perejiles, solo son culpables de la manipulación de sus líderes políticos: los sindicatos secesionistas COS y SEPC, la formación juvenil radical Arran, y esa lacra que espero, desaparezca de la faz de la tierra, que se llama CUP, y cuyas tristes siglas he jurado no volver a convertir en palabras hasta que se conviertan ellos en solo un mal recuerdo para Cataluña.
Conocíamos ya las escasas luces de la mayor parte de los miembros de esta formación, que no temen incurrir en el más torpe de los contrasentidos, con tal de vociferar en todas partes sus consignas separatistas trasnochadas. Ante la orfandad de argumentos, siempre echan mano a la violencia.
Pero en Cataluña y en España, todos nos hemos quedado de piedra ante este último atentado al sentido común y a la libertad de expresión. Ha sido un mordisco sangrante y vergonzoso a la cultura universal, y un claro mensaje de intolerancia y censura draconiana de quienes estigmatizan el saber, si éste viene de lo que, para ellos, es otra cultura. No se percatan, los muy lerdos, de que es la suya propia, la nuestra, la de esa Europa a la que se mueren por pertenecer como “república independiente”; la cultura de todos los que vivimos en este planeta.
Se llama Cultura Universal.
Pero la universalidad es un concepto que el secesionismo es incapaz de ver, más allá de sus hepáticas miradas amarillas. Les ha subido la bilirrubina de la estupidez: es la dulce incultura del independentismo más cateto. Es el oscurantismo más atroz. Y es el desastre.
La CUP enseña a sus cachorros universitarios, que hay adoptar como bandera la imagen de un asesino extranjero como el Ché, apoyar a las más sangrientas dictaduras latinoamericanas, y recurrir a la extorsión, al escrache y al chantaje a los catalanes que no piensan como ellos.
Les enseña que no hay que dudar en meter la mano en el bolsillo de sus conciudadanos, para financiar sus guerras subversivas, y para alimentar y hospedar a sus líderes huidos en el extranjero.
Les enseña que no debe temblarles el pulso para aliarse con sus enemigos de la derecha más recalcitrante, con tal de conseguir la independencia, aunque esta venga de la mano de quienes han odiado desde que existen. Y también les enseña que Cervantes es un fascista peligroso.
La hipocresía de esta panda solo es superada por su propia ignorancia.
Todas las universidades e instituciones culturales del mundo, de cualquier país, cualquier cultura, cualquier signo político y cualquier lengua, celebran al más grande exponente de las letras hispanas desde hace décadas. Hay Institutos Cervantes en los cinco continentes; Cervantes es leído en todas las latitudes y celebrado en todos los idiomas, porque es parte imprescindible del patrimonio cultural mundial. Parece fácil de entender para todo el mundo, menos para el independentismo catalán obtuso.
Me imagino el desconcierto de Don Miguel, de haber podido resucitar y ver lo que pasó este jueves en una universidad europea, donde se enseña su obra y se habla su lengua, que es una de las dos lenguas oficiales.
Si en el futuro el independentismo sigue este camino de desatinos, auguro un negro porvenir a la educación catalana. Lo siguiente será extirpar de los planes de estudio a cualquier voz de las letras de España; declarar pernicioso a Quevedo, excluir a Lorca, vetar a Unamuno y desterrar a Bécquer.
Pero hay algo aún más aberrante que impedir celebrar a Cervantes, tratarlo como a un terrorista, y calificar de fascista su legado: es que quienes deben evitar esa barbarie, la compulsen. 
Lo terrible es la actitud consecuente, aquiescente y cobarde del rectorado de la UB frente a la bulla independentista de la CUP y su comparsa de descerebrados. Y también la pasividad de las fuerzas del orden, que ante los hechos, ni siquiera actuaron “de oficio”, cuando deben hacerlo incluso ante una simple y vulgar bronca callejera. 
La acción contracultural del independentismo, más que una muestra de supina incultura, es un mal signo del retroceso de la educación en Cataluña. Recuerda a los momentos más terribles de la Historia del totalitarismo intelectual, a los peores ataques al pensamiento humanista que vivió el mundo en oscuras épocas pasadas. Recuerda a las censuras literarias del estalinismo, las quemas de libros de la revolución de Mao, el holocausto cultural de Adolfo Hitler y la persecución de Fidel Castro a todo la cultura que consideró enemiga de su dictadura.
Y sorprende aún más el aplauso de supuestos “intelectuales” catalanes a esta clara muestra de intolerancia, ignorancia y censura. Abre un camino peligroso hacia la castración de otras libertades que trascienden la política y tocan de lleno el terreno de los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la educación y formación integral de todos los ciudadanos que viven y pagan sus impuestos en Cataluña.
No pensé jamás tener que decirlo, porque ayer mismo defendía el derecho a levantar el 155 de Cataluña, y aplaudía la decisión de Pedro Sánchez de cumplir lo acordado, y restituir a la Generalitat la gestión del dinero público de sus instituciones. 
Pero ante los hechos, empiezo a sospechar que estaba equivocado. La CUP y sus acólitos no solo merecen que vuelva a instaurarse el artículo de marras, sino que se enteren de su regreso en la cárcel, bien lejos de aquí, en un sitio donde solo puedan pedir agua y comida en español. Entonces no les quedará otra que acudir a la lengua de Cervantes.

Imbéciles.

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Author: verified_user

Cubano de nacimiento y catalán de adopción

8 comentarios:

  1. Esto me encanta!!! Y percibo que esta situación se extrapola muy bien a Latinoamérica que se debate entre las dos tendencias imperantes: derecha e izquierda. Siendo esta última muy proclive a estos extremos, aunque intenté disimularlo.

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  2. Ilustrativo de lo que ocurre cuando un grupo de " políticos" manipula a personas con consignas populistas. Sembrar odios y evitar una educación como tu argumentas que deben tener los jóvenes que asisten a la Universidad es su forma de mantenerse con vida. Ya vivimos eso, esa "izquierda" tan zurda que debe desaparecer. Un abrazo Carlitos.

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  3. Aplausos, profe. Qué buen anàlisis! Quién nos hubiera dicho que los cubanos nos encontrarìamos a oler de tan lejos el futuro!

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  4. Para mí el "procés" es el acontecimiento político de cuantos me tocan la médula más ultra reaccionario y fascista desde el golpe militar de Augusto Pinochet en Chile. Aclaro que éste último no es una abstracción: en 1973 vivíamos en Santiago de Chile y el golpe para nosotros tuvo nombres y apellidos de amigos desaparecidos y asesinados.

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  6. ¡Enhorabuena, Carlos! Totalmente de acuerdo contigo en cuanto expresas en este formidable, acertado y valiente artículo (excepto quizá en su título, la incultura no tiene nada de dulce). Mi respeto y admiración por tu prosa corren parejos a mi aversión y repugnancia por el naZionalismo amarillo. Esos mamarrachos y quienes les dan pábulo son todos unos impresentables.

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  7. Excelente! Un insólito retrato de estos tiempos de exacerbación nacionalista, de intolerancias, una involución hacia lo más lejano y oscuro de la historia que estamos evocando y no solo en Cataluña, eh? Ojo que ya casi es una Pandemia” gracias Carlos por alertarnos con tus inteligentes análisis!

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