Por Carlos Ferrera
- Bueno... se partió.
- Ya.
- (...)
- (...)
- ¿Y ahora qué?
- ¿Ahora qué de qué?
- No no, nada. Que, qué pena ¿no?
- Ah sí, mucha pena.
- (...)
- (...)
- Nunca lo olvidaremos.
- Pues yo mañana ya no me acordaré.
- ¿Ya te falla la mente?
- No coño. Es una metáfora.
- ¿Una metáfora?
- Quiero decir que hay que mirar al futuro.
- Claro claro...
- No podemos llorarlo eternamente.
- Ah...
- Queda mucho por hacer en los próximos años.
- Ya...
- (...)
- (...)
- Tú... ¿tú estás bien?
- Yo estoy divina, ¿no me ves?
- Sí sí, te veo.
- ¿Y cómo me ves?
- Divina divina...
- ¿Entonces?
- Nada, todo bien...
- (…)
- (…)
- (…)
- (…)
- Pero vamos, que no te duele nada, ¿no?
- Ni el pelo. Estoy entera.
- Perfecto...
- (…)
- (…)
- (…)
- Ni un mareo ni nada, ¿no?
- Qué va. Hago unos balances cojonudos, si me pongo.
- Ya ya... Se te ve bien.
- Porque estoy bien.
- (…)
- (…)
- (…)
- ¿Y la presión? ¿Bien?
- 120 con 80. Estoy como una niña.
- Pues sí...
- ¿Y tú?
- 145 con 90
- Tienes la alta un poco pasada.
- Ya.
- (…)
- (…)
- (…)
- ¿Sigues fumando?
- A veces. El estrés del gobierno, tú sabes...
- Sí claro...
- (…)
- (…)
- (…)
- ¿Y duermes bien?
- Como un bebé Raúl. Ni a mear me despierto
- Fabuloso...
- (…)
- (…)
- (...)
- ¿Y tú?
- Bueno, tengo mis noches. Es por...
- El estrés del gobierno.
- Eso.
- (…)
- (…)
- (...)
- ¿Comes?
- Como una nigua.
- Fantástico...
- Me zumbo cuatro o cinco platos diarios de lacón con papas.
- Qué bárbaro...
- Y dos vasos de batido de mamey.
- Tienes muy buen apetito.
- Pero de batidora. De los de litro y medio.
- Coño...
- Hasta arriba.
- Ño...
- Me los mandan de El Potín.
- Magnífico.
- Y Pedro me trae pizzas de La Romanita.
- Vaya, no te pones límites...
- De las familiares. Me disparo un par para merendar.
- Increíble. Pedro es un santo.
- No sé qué me haré sin él cuando se me muera.
- (…)
- (...)
- (…)
- (…)
- O sea que todo va bien, ¿no?
- Como la seda.
- Me alegro.
- (…)
- Es que yo...
- Tú qué.
- Nada, que... estaba preocupado.
- Preocupado por qué...
- Por tu salud...
- ¿Y eso a qué viene? No estoy enferma.
- ¡Por nada, por nada!
- No no, por nada no, es por algo... ¿qué me ocultas?
- ¿Yo? ¡Nada, nada!
- ¿Y entonces?
- Es que te tengo aprecio.
- Y yo a ti.
- Ya.
- Pero no te hago un test de salud cada vez que te veo.
- Lo siento...
- (…)
- (…)
- (…)
- ¿Y qué tal tienes el colesterol?
- ¡Ay Raúl cojones!
- Perdona chica, perdona...
Como siempre, elocuente, chispeante y coherente con la definición martiana del humor, un látigo con cascabeles en la punta. Y como toda broma, con un % de veracidad
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