Por Carlos Ferrera
Gricel, fue una chica de Buenos Aires nacida en 1920 a quien su familia se llevó desde niña a Capilla del Monte, un lejano pueblo de Córdoba, alejándola de sus amigas y de la rutilante vida social porteña de entonces. Allí sus padres la pusieron a estudiar piano y a trabajar en la estación de servicio familiar.
Cuando cumplió 19 años, Gricel recibe una carta de sus amigas invitándola a visitarlas en Buenos Aires, y consigue el permiso de sus padres para hacer ese viaje, sin saber que cambiaría su vida.
Allí, en un concierto en Radio Stentor, de las entonces famosas hermanas Omar, conoció a José María Contursi, un locutor de radio, poeta y autor de tangos sublimes como "Cristal", "En esta tarde gris", y este que le dedicó a ella: "Gricel". Porque José María y Gricel se enamoraron en el acto, y para siempre.
Los padres de Gricel enterados de los escarceos de la niña, la obligaron a regresar a Capilla del Monte, donde intentó recuperarse de ese amor frustrado y probó suerte en el mundo de la moda. Gricel ganó todos los concursos de belleza del Valle de Punilla sin dejar de pensar en su amor perdido.
Pero volverían a encontrarse en 1938, cuando Contursi, afectado por una fiebre intestinal, fue aconsejado por su médico de irse al campo, y los campos más sanos de Argentina están en Córdoba. Entonces sus amigas, las hermanas Omar, le dijeron que en Capilla del Monte vivía Gricel.
José Contursi dejó en Buenos Aires a su esposa e hija, y partió raudo a Córdoba para curarse y encontrarse con Gricel. Y se encontraron y vivieron una pasión tremenda a escondidas de los padres de ella.
Pero Contursi se curó de su fiebre y regresó a Buenos Aires junto a su familia. No sabía que iba a echar tanto de menos a Gricel, que escribiría en una de sus letras: "¡Qué ganas de llorar, Gricel, en esta tarde gris!".
Así que el poeta se inventó otra fiebre intestinal para regresar a Capilla del Monte pese al llanto de su esposa, para estar junto a su amor prohibido. Pero finalmente un día, tuvo que escoger, y el deber y el honor lo hicieron decidir por su esposa, a cuyos brazos regresó, pero con el corazón destrozado, y dejando atrás a una Gricel sumida en una tristeza sin consuelo.
Unos años después Gricel escuchó en la radio a un tanguero cantar una pieza que llevaba su nombre, con música de Mariano Mores y letra de su amado José María. Poco después recibió una carta de Contursi con la letra del tango y una nota "Sé que te tengo que volver a encontrar". Desde entonces todo el pueblo de Capilla del Monte, y más tarde toda Córdoba la conocería como "Gricel, la pibita del tango".
Gricel intentó rehacer su vida casándose con Jorge Camba, un hombre que la cortejaba desde hacía tiempo, pero Camba la abandonó en uno de sus frecuentes viajes al Chaco.
Un día del año 1962 llegó a Capilla del Monte el célebre bandoneonista cordobés Ciriaco Ortiz, trayéndole a Gricel la noticia de la viudez de Contursi. También le dijo que su amado sólo encontraba consuelo en el alcohol, que consumía sin medida ni control en la porteña confitería de El Molino.
Entonces Grisel lo dejó todo, partió rumbo a Buenos Aires y se presentó con sus maletas en la confitería que le indicó Ciriaco. Y allí estaba Contursi canoso y triste con una copa en la mano, tal y como le había contado el bandoneonista.
Gricel y José María por fin juntos y sin escollos para vivir su amor, se establecieron en Capilla del Monte, donde continuaron su romance hasta el fin de sus días.
Gricel es uno de los tangos que más me emociona, ya sea en la voz cascosa y arrabalera de El Polaco Goyeneche, como en la garganta privilegiada y única de la Negra Mercedes, que les dejo aquí, para que lo disfruten como lo he hecho yo toda mi vida cada vez que escucho, "Tu ilusión fue de cristal, se rompió cuando partí..."
Enjoy
Preciosa historia de amor, no sabía el origen de esos tangos que tanto me gustan.
ResponderEliminarEs una bella historia de amor...
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