(Por Carlos Ferrera)
El 26 de julio de 1959, Agapito Castro ordenó que miles de campesinos fueran trasladados en tren a La Habana para escuchar su discurso y de paso, darse él mismo un baño de multitudes guajiras. Preparaba el terreno para endulzarles la oreja y poco después, declarar la Ley de Reforma Agraria, las cooperativas y con ellas el declive y la muerte de nuestra agricultura.
Algunos de aquellos guajiros jamás habían visto un edificio de más de dos pisos, ni anuncios lumínicos ni cualquier otra cosa parecida a la modernidad. Y casi ninguno había visto el mar.
Y uno de aquellos guachos, incapaz de ver nada en la tribuna desde la que hablaba Agapito, se encaramó en una luminaria, como si de una palma se tratara, y allí se quedó hasta el final del discurso.
Allí estaba Korda, que inmortalizó el momento con su cámara y tituló aquella instantánea, "El Quijote de la Farola"
Jjjjj tremendo "Quijote"
ResponderEliminarUn Quijote escalador, Salva
ResponderEliminarFue mucho la propaganda de esa foto !
ResponderEliminarLe dio mucho crédito a Agapito
EliminarAhi empezó a untarles (untarnos) la vaselina....
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