Por Carlos Ferrera
El primer coro de Niños Cantores de Viena (Wiener Sängerknaben), nació en la Baja Edad Media gracias a las veleidades musicales de Maximiliano I de Habsburgo, el Emperador de las Artes.
Maximiliano fue Archiduque de Austria, Rey de Romanos, Emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico y el más ilustrado e “italiano” de los príncipes medievales norteuropeos. Fue también un diligente protector de las artes, tanto como entonces lo eran los Sforza o los Medici del otro lado de los Alpes.
Era rubio, atilado, elegante y de pausado hablar, un poco amariconado si se quiere. Jamás levantaba la voz y siempre llevaba un libro consigo. También ordenaba ejecuciones igual que se ordenan hoy pizzas a domicilio. Pero era un hombre sensible y cultísimo.
Maximiliano firmó un bando imperial en julio de 1498 donde ordenaba "que se contrate a un maestro de canto, dos bajos y seis voces blancas infantiles, para conformar un coro que acompañe y embellezca las misas de la Capilla Imperial del Palacio de Hofburg"
También lo hizo porque se anexó los Países Bajos. En Holanda vio y escuchó por primera vez a una coral infantil acompañando un oficio religioso y quedó extasiado al escuchar con emoción las bellas armonías de aquellas prístinas voces de infantes. Inmediatamente se dio a la tarea de crear un coro similar para Viena. O mejor.
La idea fue en principio contestada y calificada de infantil por el clero austriaco, pero en realidad el más culto y sensible de los príncipes renacentistas estaba regalando a Viena un tesoro artístico imperecedero. Maximiliano soñaba con que su ciudad fuera la capital musical del Imperio, y lo fue del mundo entero, pero varios siglos más tarde.
Los Niños Cantores en sus inicios -y como ahora- no eran estrictamente "de Viena·", ni siquiera eran austriacos. Los primeros integrantes fueron reclutados en Amsterdam y Praga y trasladados a Viena, algunos contra la voluntad de sus padres. Maximiliano los adoptó como sus propios hijos, estaba al tanto de sus cumpleaños, supervisaba sus estudios y asistía sin faltar cada domingo a las misas cantadas que ofrecía el Coro en la Capilla Imperial.
Los cronistas hablan de una relación casi familiar entre ellos, aunque no faltan quienes ven en tal familiaridad una excusa para practicar la pederastia. En cualquier caso Maximiliano tuvo una familia numerosa y fue el padre de Felipe el Hermoso, que en el futuro sería el marido de la mediática Juana La Loca.
Para entrar al Coro de Niños Cantores de Viena se exigía a los aspirantes "aptitudes excepcionales para el canto y disposición de aprender ese arte para servir a Dios".
Hecha la última selección con niños de entre seis y siete años, comenzaba para ellos una vida casi monacal en una nave adjunta al claustro del Palacio de Hofburg. Allí vivían y estudiaban hasta los 10 años en régimen de internado. Era el momento en que se consideraba que sus voces estaban en su mayor esplendor y pureza, y entonces entraban por fin oficialmente a formar parte del Coro de los Niños Cantores de Viena.
No es hasta 1848 que el Estado austriaco cede al Coro el Palacio Augarten, una antigua universidad jesuíta, como escuela y residencia permanente del Coro.
La "voz blanca" que buscaba Maximiliano en los infantes comienza a formarse en los niños partir de los 6 años, y adquiere su mejor color y tecitura entre los 10 y los 13. Los 14 marcan la llegada del cambio hormonal de la adolescencia, que en la escuela coral de Hofburg significaba el final de un sueño.
Aun hoy es tradición de los alumnos del centro utilizar la frase "sacar a pasear al grajo", al referirse al momento en que se les escapa el primer "gallo" involuntario, un signo inequívoco de que sus cuerdas vocales han aumentado de grosor y su registro se volverá más grave. De modo que Maximiliano fungió de primer "coach" de la agrupación, sustituyendo a sus miembros cuando sus voces ya no funcionaban, como haría hoy un manager del pop.
Maximiliano diseñó un plan integral de estudios para los miembros del Coro, que sigue sirviendo de modelo educativo en los conservatorios de postín. Después del rezo de maitines, los chicos iniciaban una estricta y multidisciplinaria rutina cuyas líneas generales se mantienen hoy:
Asistían a lecciones de filosofía e idiomas latín y griego, música, teoría y práctica del canto y el estudio obligatorio de un instrumento musical. Además acompañaban cada domingo a la Real Orquesta en los oficios de la Capilla de Hofburg.
Maximiliano fue un férreo defensor del régimen interno de los miembros del Coro. Afirmaba que los niños "perdían limpidez en la voz y nobleza en el corazón" cuando se reunían con sus familiares en temporada lectiva. Por eso sólo les permitía que visitaran a sus padres durante dos semanas durante el verano y los hacía regresar con puntualidad.
Pese a su exceso de celo, Maximiliano será recordado como el padre y benefactor de la más legendaria formación coral infantil del mundo. A su muerte en 1519, lega una herencia colosal a su nieto Carlos V, y en su testamento añade; "Y en sus manos y buen proceder dejo también la renovación y cuidado del coro de niños de Hofburg, que ha sido mi creación y ha de sobrevivirme para siempre".
El Coro fue Alma Máter de grandes músicos como Mozart y Schubert, devenidos después profesores de allí. Se cuenta que Schubert hizo un brillante examen de ingreso calificado por Salieri, Eybler y Körner de "insuperable" y Litz aprendió en Hofburg sus primeras nociones de música, aunque fue expulsado prematuramente a los 12 años al adelantársele el cambio de voz.
La época de oro de la corte danuviana lo fue también para el Coro. La Emperatriz María Teresa de Austria los recibe regularmente en su palacio de invierno y funge de generosa mecenas, financiando completamente a la agrupación durante 40 años. Es en su reinado que los Niños Cantores hacen archifamosa en Austria la tonadilla nacionalista "A.E.I.O.U" (Austriae Est Imperari Orbi Universo).
Por allí pasó Gluck el creador de la ópera moderna y Kapellmeister el fundador de la Opera de la Corte. Con el josefinismo ingresaron Franz Joseph Haydn y su hermano Michael, y más tarde Antón Bruckner.
La agonía y muerte de la monarquía danubiana fue también el momento más crítico de los Niños Cantores de Viena. En 1918 el gobierno austriaco se hace cargo de la Ópera de la Corte (la orquesta y los cantantes adultos) pero desprotege al coro infantil, que desaparece durante tres años junto con los emperadores de la Casa de Habsburgo-Lorena.
Es gracias a un hombre casi anónimo llamado Josef Schnitt, antiguo Deán de la Capilla Imperial, y a la generosidad de algunos de sus amigos, que el coro se reagrupa en 1921, y en1924 se refunda oficialmente como Coro Imperial de Niños Cantores de Viena.
LOS NIÑOS CANTORES DE HOY
Los Niños Cantores de Viena son hoy cara a la galería una organización privada no lucrativa de cuya gerencia se encarcarga una comisión de antiguos alumnos, que hacen audiciones dos veces al año.
Durante la post guerra, Austria intentó recuperar algo del estatus imperial perdido, fomentando un nacionalismo radical que afectó la entrada de extranjeros al Coro, pero en la actualidad cada año aumenta el número de niños no austriacos y algunos de ellos han sido solistas de excepción.
En Augarten viven aproximadamente cien niños de entre 10 y 14 años, todos sopranos y altos (mezzosoprano o tiple) agrupados en cuatro coros de 25 niños, cada uno con el nombre de un músico austriaco.
Ofrecen 300 representaciones al año a un millón de espectadores en 40 países del mundo. Los cuatro coros se se turnan para cumplir con sus compromisos de trabajo y mientras dos se quedan en Viena acompañando los oficios de la Capilla de Hofburg, otros dos se van de tourné durante tres meses.
Su repertorio cubre cinco siglos de música, desde el Renacimiento hasta hoy, y desde su refundación han estimulado el surgimiento de réplicas de Niños Cantores por todas partes del mundo. También se ha creado un coro de adultos asociado a sus conciertos, el Chorus Viennensis.
Los Niños Cantores de hoy recorren el mundo con sus impecables trajes de marinerito como embajadores de Austria y con status de celebrity. Graban discos, ruedan cine salen por la tele y hacen beneficiencia como toda estrella del pop que se precie.
Cada coro viaja en primera clase con un director musical, un tutor, un médico y una enfermera que controlan su salud y alimentación y atienden sus necesidades personales.
Han sido recibidos en audiencias especiales por todos los Papas de la era moderna y decenas de Jefes de Estado, han participado en conciertos con casi todos los grandes directores del siglo y regularmente facilitan solistas para las grandes obras corales u orquestales y los grandes musicales que se estrenan en el mundo.
En verano pueden disfrutar de una moderna residencia de vacaciones junto a las tranquilas aguas del Wörthersee, especialmente construida para ellos.
Nada debe faltarles a estos niños ángeles, al menos hasta que "saquen a pasear el grajo". Entonces será el momento de volver a la anodina vida del resto de los mortales y habrá acabado el sueño.
Un 80% de ellos nunca más volverá a cantar.
Que bien. Gracias por esta información que no tenía.
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