Cuchen, porque esta es quizás la noticia más loca que les
contaré en mucho tiempo.
Hace unos pocos años, un amigo catalán, fanático de
Xavier Cugat, me enseñó las fotocopias de un libro de varios tomos que él
guarda como oro. Se titula «The Motion Picture Guide», de Jay Robert Nash, y fue
publicado en Nueva York en 1995.
Mi amigo me llamó la atención sobre una referencia del autor, al paso de Xavier Cugat por Hollywood, y un pasaje donde aparece un fragmento
de algunas declaraciones del famoso director de orquesta sobre Fidel Castro. Me
quedé lívido al leerlas.
Ya sabemos que las imágenes de archivo de Fidel han
servido para documentar cine de Hollywood de alto nivel: Alfred Hitchcock las usó en «Topaz», para
ambientar su historia durante la Guerra Fría, Robert De Niro tiró de ellas en
«El buen pastor», Julian Schnabel en «Antes que anochezca», y Woody Allen satirizó
su universo revolucionario en «Bananas», parodiándolo como líder guerrillero y prestándose
él mismo a pronunciar un discurso desternillante con una barba postiza.
Oliver
Stone también las usó en «JFK» y más tarde puso a Castro en persona a
protagonizarse a sí mismo en las controvertidas «Comandante» de 2002, y «Buscando a Fidel» de 2003.
Después hay una decena de películas donde aparece Castro
interpretado por distintos actores, siempre como personaje secundario, y por lo
general acompañando de su compinche de tropelías, El Ché, que le gana en número
de veces en apariciones en la gran pantalla, algo que seguramente el sátrapa nunca pudo
asumir en vida. Es quizás por eso, que fue «Comandante» de Stone, el secreto
deseo finalmente cumplido del dictador, que al fin pudo ser protagonista
absoluto de un largometraje.
En el diario mexicano La Jornada, Oliver Stone –empatías
ideológicas aparte– se refiere a las notables cualidades interpretativas del
líder cubano: “Es un actor fácil de dirigir que jamás dice ‘stop’, corten o
necesito una pausa”.
Porque Fidel Castro, antes de decidirse a amargarnos la vida
convirtiéndose en dictador, QUISO SER ACTOR, y no en Cuba, sino en Hollywood.
UNA CARRERA OCULTA
Entiendo
que ahora mismo todos piensen que he vuelto a emborracharme, pero les aseguro
que es rigurosamente cierto. Vamos a hacer un poco de Historia:
Las veleidades de Castro por “acercarse” a los Estados
Unidos, un país al que admiraba, venían de unos años antes, en 1940, cuando le
escribió aquella carta en inglés al presidente estadounidense Franklin D.
Roosevelt a la edad de 14 años, mientras estudiaba en el Colegio de Dolores, en
Santiago de Cuba. No es el tema de esta crónica pero me encanta recordar este fragmento inolvidable:
"Si le parece bien, envíeme un billete verde
estadounidense de diez dólares en la carta porque nunca vi un billete verde
estadounidense de diez dólares y me gustaría tener uno. Mi dirección es Colegio
de Dolores, Santiago de Cuba, Oriente Cuba. Y si quiere hierro para hacer sus
barcos, yo le puedo enseñar donde están las minas de hierro más grande de la
tierra. Están aquí en Mayarí, Oriente, Cuba".
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Carta de Fidel a Roosevelt |
Desternillante. Pero avancemos. Recordemos que dos años después de escribir esa carta, Fidel llegó a La Habana desde Birán en 1942, para ingresar en el Colegio de Belén de
la capital, y estuvo allí hasta 1945. Pero resulta que en 1944, le entró el
nervio por triunfar en el cine, una querencia que concuerda a la perfección con
su temperamento ególatra, exhibicionista y autosuficiente.
Por eso en el verano de 1944 viajó
a Estados Unidos para presentarse a un casting de la Metro. Intentaba que lo
aceptaran en el elenco de una de esas películas que se filmaban en USA, pero
que, por su temática tropical, requerían de extras y personajes caribeños.
En todas las biografías oficiales de Fidel se dice que su
primer viaje fuera de Cuba había sido en 1948. Fue aquel viaje patrocinado por el
general Juan Domingo Perón a Caracas y a Panamá como delegado de la FEU en la
Conferencia Interamericana de Estudiantes, que se realizaría en Bogotá, en
oposición a la IX Conferencia Panamericana. Allí se citaría con el candidato a
presidente Jorge Eliécer Gaitán la misma tarde en que éste fue asesinado,
durante el tristemente conocido «Bogotazo».
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Fidel a los 20 años, cuando hizo su entrada en Hollywood |
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Fidel y Ramiro en el Bogotazo |
Pero no es verdad que fuera ésta su primera salida de Cuba.
Fidel fue dos veces a los Estados Unidos, una aun siendo estudiante de Belén en
1944, y otra ya como estudiante universitario de Derecho en 1946 por un motivo
bastante frívolo y poco recomendable para añadir a la biografía de quien sería
después un líder político de su talla. De hecho, jamás se han mencionado estos
viajes en su historia oficial.
Incluso si atendemos a sus biógrafos afines, se ha publicado
y reconocido muchas veces que, desde septiembre de 1945, -fecha en la que se
matriculó en la Facultad de Derecho-, hasta el 48 (y cito a Ecured) “su vida académica estuvo
caracterizada por su ausencia casi total de las aulas”.
Sabemos ya que esta fue su
etapa de pistolero y pandillero, y que tenía muchísimo tiempo libre. Llama la atención
esa extraña “compulsión por estudiar” que lo llevó después a matricularse en tres carreras al mismo tiempo (Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias
Sociales) con la intención de obtener una beca para estudiar en Europa o
Estados Unidos. Pero en realidad, fueron tres años lejos de los libros, y de los
que se habla poco o nada en los relatos comunistas acerca de su vida. Y esta
debe ser la causa.
Buscando un escalón para iniciar una carrera en la gran
pantalla, el futuro dictador frecuentó varios castings a lo largo de este
período, hasta que fue aceptado –al menos– en tres películas de MGM, -porque
Fox, a donde también fue, no le dio bola-, eso sí, con apariciones muy
discretas en pantalla.
En 1944, con 20 años, Fidel viaja a Estados Unidos para
hacer un personaje menor en el largometraje “Escuela de sirenas” (“Bathing
beauty”), una superproducción en Technicolor de Metro Goldwin Mayer, dirigida
por George Sidney y protagonizada por Esther Williams, que tuvo allí su primer
papel estelar.
La música del filme corrió a cargo de Xavier Cugat, que
conoció al líder político directamente en esa oportunidad, sin saber en lo que
se convertiría años después. Pero el músico lo recordó el tiempo suficiente
como para contarlo después en el libro de Jay Robert Nash.
El filme fue el
tercer éxito de taquilla del estudio, (tras el “Ben-Hur” en 1925 y “Lo que el
viento se llevó” en 1939), e inauguró un gran subgénero de cine musical, cuyo
escenario era la piscina.
En “Escuela de Sirenas” Fidel interpretaba a un estudiante
cubano veinteañero que se preparaba para un concurso de preguntas y respuestas,
pero lamentablemente –para él, y para nosotros– la única escena en la que aparecía en
pantalla, se eliminó en el montaje final.
Sin embargo, aun el aspirante a actor devenido asesino, no
sabía que su “personajito” sería víctima de las tijeras de Sidney, así que lo
imagino regresando eufórico a la isla, vanagloriándose de haber conocido en
persona a Esther Williams y a Xavier Cugat.
Volvió a La Habana y finalizó el
bachillerato en junio de 1945, junto al que sería su cuñado, Rafael
Díaz-Balart, su mejor amigo de entonces y después enemigo acérrimo. Tengo
seguidores de la familia Díaz-Balart, y me encantaría conocer más detalles
sobre este segmento de la vida del dictador. ¿Será posible?
Pero continuemos, porque el comandante quería más.
Fidel ingresa en la Universidad de La Habana el 4 de
septiembre de 1945, y como dije antes, lejos del arbitrio paterno y libre como
el viento, se tiró tres años sin aparecer apenas en el campus universitario. Dicen
los relatores amables de su vida, que “fue durante este período que tuvo acceso
a algunas obras literarias que le permitieron alcanzar una cierta madurez
política”. Puede ser, pero esa avidez lectora la combinó con su cada vez mayor aspiración
a brillar en el cine americano, muy crecido ya por su primera incursión en
Hollywood.
Al mismo tiempo da sus primeros pasos en la política, y su
condición de gángster universitario le posibilita ser electo delegado de curso,
“llegando a recibir amenazas de muerte al enfrentarse a un candidato de la
Federación Estudiantil Universitaria (FEU) apoyado por el Gobierno de Ramón
Grau San Martín”, dice la historia oficial.
En realidad, fue al revés. Fidel en ese período medró entre
los estudiantes, pistola en mano junto a otros pandilleros como Fructuoso Rodríguez y Juan Pedro Carbó Serviá, y apenas tres años más tarde fue acusado de
ser uno de los autores intelectuales del asesinato frente al cine Resumen (hoy Cinecito)
del expresidente de la FEU y Director Nacional de Deportes, Manolo Castro,
quien militaba en el Movimiento Socialista Revolucionario (MRS), rival de la
Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), a la cual pertenecía Fidel.
Manolo
fue una de sus primeras víctimas documentadas como pandillero, junto a Oscar
Fernández Caralt, sargento de la policía universitaria.
Pero volvamos a 1946. En primavera, Agapito suelta la pistola y vuelve a hacer
las maletas para irse al norte revuelto, y allí otra vez hace castings y consigue
presencia en dos filmes.
El primero de ellos fue “Que siga la boda” (“Easy to
wed”), otro largo de MGM, dirigido por una terna de grandes realizadores: Edward
Buzzell, el gran Buster Keaton, y –otra vez–
George Sidney.
En “Que siga
la boda” se reencontró con Esther Williams y se codeó con Van Johnson y Lucille
Ball; aparece en una escena durante la que admira el bañador de Esther, sentado junto
a la imprescindible piscina de todas las películas de la diva. Pero por
desgracia, Fidel volvió a ser víctima de las tijeras de Sidney, que cortó otra vez su breve
aparición.
Pero tuvo suerte, porque acto seguido y sin tener que
regresar a Cuba, lo contrataron para una aparición en “Holiday in Mexico” (“Vacaciones
en México”o “Festival en México”) hasta hoy, que se sepa, su cameo más
importante.
Era otra producción de la Metro dirigida también por George Sidney
(¿tendría palanca Fidel con este director?) donde se le puede ver detrás del
protagonista, con camisa de chorreras, interpretando a uno de los bailarines que
se mueven al ritmo de la música de la orquesta del gran Xavier Cugat, que otra
vez puso la banda sonora. Y por suerte, de esta aparición cinematográfica sí
que hay constancia visual.
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Fotograma de "Vacaciones en México". Fidel Castro detrás, circulado en rojo |
Según la revista Variety, el personaje de Castro tenía una
línea de texto en la película; decía, en inglés: "Sí yanqui, La Habana
tiene a las mujeres más bonitas y de sangre más caliente del mundo; te gustará
esto". Sin embargo, su escena con texto también fue recortada
posteriormente por los editores. Me imagino el encabronamiento de Agapito, con
su ego destrozado.
Fidel regresó a Cuba –quién sabe pensando en cuántas
maravillas le depararía Hollywood en el futuro–, y un par de meses más tarde se
hizo con la presidencia del Comité Pro Democracia Dominicana de la FEU. Fue
cuando instigó las acciones para intentar destituir al dictador dominicano
Rafael Trujillo. En esos días tuvo lugar aquella anécdota que nunca se cuenta
en profundidad; la Invasión de Cayo Confites y el momento en que es
interceptado en alta mar, en la bahía de Nipe, mientras intentaba llegar a
República Dominicana, es obligado a tirarse al mar, y casi se ahoga braceando antes de llegar al holguinero Cayo Saetía.
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Otro fotograma del filme, los invito a identificar a Castro. |
Pero el hijo revoltoso de Ángel y Lina no se dio por vencido
en sus intentos de trascender en el celuloide, y en 1948, ya en La Habana,
participa como extra en un par de escenas rodadas allí de la película “We were
strangers” (“Rompiendo las cadenas” o “Éramos desconocidos”, estrenada en
1949), dirigida por John Huston y protagonizada por Jennifer Jones, John
Garfield y Pedro Armendáriz. 
Lo cuenta el crítico y escritor argentino Diego Curubeto, que narra con detalles la aparición de Castro en esta pretendida –y pretenciosa– crónica real de un grupo de insurgentes que intentaban derrocar al dictador Gerardo Machado y Morales.
Y hay más. Existen referencias de que Castro participó en al menos dos producciones mexicanas, un dato que confirma Juan Carlos Garrido, director del Sindicato de Trabajadores Técnicos y Manuales de la Producción Cinematográfica de México. Eran, según Garrido, largometrajes de Juan Orol, promotor del llamado “cine de rumberas” de la época de oro de la cinematografía azteca. No he conseguido identificar las películas en cuestión, pero estoy convencido de que en algún momento saldrán a la luz, porque ya hay muchos especialistas mexicanos y cubanos entregados a su búsqueda. De momento, sería “We were strangers” el último paso que se permitió el futuro mandatario por el celuloide hollywoodense más frívolo, al menos, documentado.

Lo cuenta el crítico y escritor argentino Diego Curubeto, que narra con detalles la aparición de Castro en esta pretendida –y pretenciosa– crónica real de un grupo de insurgentes que intentaban derrocar al dictador Gerardo Machado y Morales.
Y hay más. Existen referencias de que Castro participó en al menos dos producciones mexicanas, un dato que confirma Juan Carlos Garrido, director del Sindicato de Trabajadores Técnicos y Manuales de la Producción Cinematográfica de México. Eran, según Garrido, largometrajes de Juan Orol, promotor del llamado “cine de rumberas” de la época de oro de la cinematografía azteca. No he conseguido identificar las películas en cuestión, pero estoy convencido de que en algún momento saldrán a la luz, porque ya hay muchos especialistas mexicanos y cubanos entregados a su búsqueda. De momento, sería “We were strangers” el último paso que se permitió el futuro mandatario por el celuloide hollywoodense más frívolo, al menos, documentado.
Así fue la corta y pachanguera filmografía de la rutilante
carrera en el cine de nuestro Torturador en Jefe, que después de eso,
seguramente decepcionado, se centró en preparar su nefasto plan para hacernos
la vida imposible a 10 millones de cubanos una década más tarde.
Fidel no regresaría a Estados Unidos hasta dos años después de su última
aventura fílmica allí. Inmediatamente después del rodaje de “We are strangers” en 1948, contrajo matrimonio con Mirta Díaz-Balart, y se fueron juntos a pasar la luna de miel al país del que después el hijo ilustre de Birán se
declararía enemigo.
FIDEL, AVA, MARITA, Y LAS ESTRELLAS ROJAS
Ya en plena revolución, Fidel fue llamado “el cineasta menos
conocido del mundo” por su amigo, aplaudidor, escritor y Nobel de Literatura colombiano
Gabriel García Márquez, que disfrutó de un largo y fructífero comadreo con el
líder cubano.
Aunque nunca dijo una palabra sobre sus pinitos ante las cámaras, Agapito hablaba abiertamente de su devoción por el Séptimo Arte, con quien se sintiera a confort. Y como se frustró en sus ambiciones artísticas y tuvo que cambiar los platós por la lucha armada, cuando se adueñó de Cuba, desde su posición de poder y aprovechando las simpatías que inspiraba en muchos artistas y directores norteamericanos de izquierda, se las arregló para que las estrellas fueran a verlo a la Isla.
Se confesaba admirador ferviente de la actriz francesa Brigitte
Bardot, de Sean Penn, Jack Nicholson y Kevin Kostner, -a los que invitó
personalmente a la Isla-, y de su amigo Gerard Depardieu, a quien llevó repetidas
veces a Punto Cero para que le cocinara langosta a la francesa en su cocina.
Fidel decía conocer todos los largometrajes de Charles Chaplin, y haber visto “tres o cuatro veces” todas las películas del cómico mexicano Mario Moreno, “Cantinflas”. También admitía adorar la poderosa imagen de la italiana Sofía Loren, y no paró hasta conocer en persona a Gina Lollobrígida y a Jane Fonda, actrices con las que se le han especulado sendos romances.
Aunque nunca dijo una palabra sobre sus pinitos ante las cámaras, Agapito hablaba abiertamente de su devoción por el Séptimo Arte, con quien se sintiera a confort. Y como se frustró en sus ambiciones artísticas y tuvo que cambiar los platós por la lucha armada, cuando se adueñó de Cuba, desde su posición de poder y aprovechando las simpatías que inspiraba en muchos artistas y directores norteamericanos de izquierda, se las arregló para que las estrellas fueran a verlo a la Isla.
Fidel decía conocer todos los largometrajes de Charles Chaplin, y haber visto “tres o cuatro veces” todas las películas del cómico mexicano Mario Moreno, “Cantinflas”. También admitía adorar la poderosa imagen de la italiana Sofía Loren, y no paró hasta conocer en persona a Gina Lollobrígida y a Jane Fonda, actrices con las que se le han especulado sendos romances.
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Fidel y Gina |
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Fidel Castro y Oliver Stone durante el rodaje de "Comandante" |
En 2002 el director Steven Spielberg aceptó una propuesta de
Castro para visitarlo, camuflada bajo una supuesta invitación del ICAIC, para
asistir al Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, que presentaba el
trabajo del realizador.
Jack Nicholson también visitó la isla en 1998 y fue seguido
por la inteligencia cubana. Cuenta Delfín Fernández, un agente de la DGI que
desertó en 1999, que fue designado como “escucha” de las habitaciones de Jack
Nicholson y Leonardo DiCaprio durante las visitas de ambos a La Habana. Lo
mismo le ocurrió a Almodovar y a Bibi Andersen cuando aparecieron por allí.
Kevin Costner viajó a Cuba en 2001 para ver su película
"13 Days" en una proyección privada para Castro: "Fue una
experiencia única en la vida estar sentado a pocos metros de él y verlo revivir
una experiencia que vivió como un joven", declaró entonces.
También Jack
Lemmon fue alabado por Castro cuando el actor falleció en 2001 “por ser un
amigo de Cuba", mientras Oliver Stone era ampliamente criticado en USA por
su documental "Comandante", que le permitió al dictador contar su
historia a su manera. Stone calificó a Castro como "muy desinteresado y
moral, y uno de los hombres más sabios del mundo".
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Fidel Castro y Kevin Costner |
Robert Redford se encontró con Fidel Castro más de una vez.
En 2005 estuvo en Cuba para una proyección privada de "The Motorcycle
Diaries" para la viuda e hijos el Ché, y contó su encuentro con el
dictador en el Hotel Nacional: “Él vino a mí, parecía gozar de buena salud,
buen humor, buen espíritu", dijo. Redford vio por última vez a Castro en
1988 y lo acompañó a bucear a Cayo Piedra. A su regreso a USA, fue interrogado
por funcionarios estadounidenses sobre su viaje.
Otras figuras de Hollywood han sido seducidas por los cantos
de sirena del viejo. Chevy Chase ha dicho que "a veces el socialismo
funciona, y Cuba podría demostrar eso". También el veterano activista de
izquierda Harry Belafonte ha respaldado las políticas de Castro con sus
declaraciones: "Si crees en la libertad, si crees en la justicia, si crees
en la democracia, ¡no tienes más remedio que apoyar a Fidel Castro!". "Los
dos tenemos barba", dijo una vez el oscarizado Francis Ford Coppola, y
añadió: "Ambos tenemos el poder y queremos usarlo para buenos
propósitos".
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Fidel Castro con Robert Redford |
Otras celebridades que se rindieron a sus pies fueron Danny
Glover, Ed Asner y Woody Harrelson, y me viene a la mente una anécdota curiosa
relacionada con otra grande del cine, que implica a Castro, y que tuvo lugar en
1960.
Por pura casualidad, Ava Gardner –otra estrella que Castro
adoraba–, y la amante alemana del dictador, Marita Lorenz, -por entonces su
invitada y ya embarazada de su hijo Andrés- coincidieron en el ascensor del
Hotel Riviera de La Habana.
Cuenta Diane Ducret en el libro “Mujeres de dictadores”, que, conociendo ya previamente la identidad de la teutona, Ava estalló de ira y –cito a Ducret–, “tambaleándose sobre Marita, le soltó una frase que parecía sacada de alguna de sus películas: “Así que tú eres la perra que está con Fidel y te lo quieres quedar para ti sola…” y remató la faena con una bofetada mientras las puertas se abrían para dejar anonadada a Marita en el hall del hotel.
Eran los primeros años de la revolución, y la Gardner se pasaba manifiesto
comunista por el forro, paseándose desnuda por la piscina que Ernst Hemingway
tenía en la capital, sabedora que los ojos del régimen estaban puestos en ella.
Y eso, al parecer, encendía la bestia que llevaba dentro”, afirma Ducret.
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Ava Gardner |
Cuenta Diane Ducret en el libro “Mujeres de dictadores”, que, conociendo ya previamente la identidad de la teutona, Ava estalló de ira y –cito a Ducret–, “tambaleándose sobre Marita, le soltó una frase que parecía sacada de alguna de sus películas: “Así que tú eres la perra que está con Fidel y te lo quieres quedar para ti sola…” y remató la faena con una bofetada mientras las puertas se abrían para dejar anonadada a Marita en el hall del hotel.
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Marita Lorenz |
La importancia del cine en la vida de Fidel Castro se explica,
porque, apartando sus ambiciones artísticas, el dictador entendió y se aprovechó
rápidamente de su potencial propagandístico. “Igual que Hollywood
impuso al mundo en sus películas, el “american way of life”, Fidel justificó
su dictadura -al menos de cara a un sector ideológico progresista- impulsando
el rodaje de filmes y documentales que contaran la maravillas del proceso
revolucionario, creando la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San
Antonio de los Baños y el Festival Internacional de Cine de La Habana, para
gloria del celuloide patrio, al que acudieron estrellas de todo el planeta.
Lamentablemente, y como hizo con otras tantas parcelas de la
vida cultural cubana, Castro convirtió el cine en otra de sus batallas
políticas, y legitimó la censura como arma para “defender” a la revolución.
En 1961, en su tristemente conocido discurso “Palabras a los Intelectuales” compulsó el “derecho” de su Gobierno a “regular, revisar y fiscalizar” películas por su “influencia en el pueblo” como una “responsabilidad ineludible en la lucha revolucionaria”.
En 1961, en su tristemente conocido discurso “Palabras a los Intelectuales” compulsó el “derecho” de su Gobierno a “regular, revisar y fiscalizar” películas por su “influencia en el pueblo” como una “responsabilidad ineludible en la lucha revolucionaria”.
Con sus aventuras fílmicas ocultas y su inclinación
inconfesable hacia los platós cinematográficos, Castro cayó en la misma
frivolidad que sus némesis estadounidenses, John F. Kennedy, un compulsivo
adorador de las estrellas de cine, y Ronald Reagan, un
actor reciclado en presidente.
EL DESCUBRIDOR DEL SECRETO
Fue Julio Lista, un aficionado uruguayo del cine
norteamericano, quien descubrió en 1998 el nombre de Fidel en el libro ‘The Best of
MGM‘ (The Golden Years 1928-1959), de J.R. Parish & G.W. Mank.
Lista le pasó la información en 1999 al crítico de cine, también uruguayo, Álvaro Sanjurjo, que, puesto a investigar, a su vez encontró la pista de Xavier Cugat, en «The Motion Picture Guide».
Lista le pasó la información en 1999 al crítico de cine, también uruguayo, Álvaro Sanjurjo, que, puesto a investigar, a su vez encontró la pista de Xavier Cugat, en «The Motion Picture Guide».
Sanjurjo –como yo, después– se quedó ojiplático al ver que
Cugat hablaba de su encuentro con Castro en Hollywood con gran certeza,
describiéndolo como «el típico latinamerican boy» y contando de forma muy
prolija y detallada sus encuentros con él en plató. Según San Jurjo, Cugat y
los “bailarines” que hacían de extras, se relacionaron bastante durante el
rodaje de “Vacaciones en México” y Fidel habló con el músico español en varias
ocasiones.
HECHOS COMPROBADOS
En el verano de 1999, y con el propósito de documentar
correctamente el hallazgo de Lista, Álvaro San Jurjo se tiró varias semanas en los
archivos de MGM, rastreando fichas técnicas del cine hollywoodense de la década
de 1940 y revisando los listados de los extras de las películas en cuestión.
Finalmente encontró el nombre del Monstruo de Birán en las tres convocatorias de rodaje de los filmes antes mencionados: Fidel Alejandro Castro. Tres años antes, al cumplir los 17, Agapito se había cambiado su segundo nombre, Hipólito, que odiaba, por el de Alejandro, el de su personaje histórico fetiche.
Finalmente encontró el nombre del Monstruo de Birán en las tres convocatorias de rodaje de los filmes antes mencionados: Fidel Alejandro Castro. Tres años antes, al cumplir los 17, Agapito se había cambiado su segundo nombre, Hipólito, que odiaba, por el de Alejandro, el de su personaje histórico fetiche.
No me había decidido a publicar esta crónica –a pesar de que
su contenido rueda hace muchos años por la red–, hasta verla debidamente contrastada en la IMDb (Internet Movie Data
Base) la biblia documental del cine mundial, que, –como la “testiga” de Jehová
que hizo Chus Lampreave en “Mujeres al borde de un ataque de nervios” –, tiene
prohibido mentir.
Todo lo que aparece en la IMDb es rigurosamente cierto, así
que, los incrédulos que a estas alturas del relato, todavía duden de mis
palabras, pueden encontrar aquí los detalles técnicos de esas apariciones de
Fidel en el cine. La red está repleta de referencias a este tema, fácilmente
googleable, por eso les dejaré solo este comentario del bloguero y cinéfilo mexicano
Markovich con relación al tema.
Y finalmente les muestro el fragmento de la escena de
“Vacaciones en México” donde sale Agapito, para que vean de refilón a ese saco
de piltrafa moviéndose al compás de la música de Cugat, sin barba y como
comparsa del protagonista. Lo encontrarán fugazmente a partir del minuto 2.
Fragmento de "Vacaciones en México" en el que aparece Fidel Castro.
Quizás si hubiera tenido un poco más de recorrido en
la gran pantalla, habría tenido suerte y nos hubiéramos ahorrado medio siglo de terror.
Pero Hollywood nos lo devolvió igualito que se lo mandamos, y quizás peor,
porque debe haber regresado frustrado y resentido. George Sidney debió tener un
pálpito.
Y todavía la gente tiene la mala folla de criticarme a mí por
haber sido comparsero de la FEU.
Qué valor.
Por Dioooo! Aún no puedo cerrar la boca; estoy “enfainecida” como dice una querida amiga. Increíble historia, estupenda narración. Impresionante que esa cosa haya tenido vocación por el séptimo arte , jamas lo hubiese imaginado, que locura. Aparentemente fue tan maluci como actor, que nadie se fijó en él, y como bien dices, algunos locos se atreven a criticar tu divina comparsa. Felicidades! Gracias por tanta historia y tanta risa.
ResponderEliminarCarli, como decimos en mi familia, me he quedado “anónima”, que sería la mejor combinación de anonadada y atónita. Todo eso junto y más. Y pensar que yo vivo a 20 minutos de Hollywood...
ResponderEliminarRealmente una gran desgracia que este tipejo no haya insistido en su vocacion por ser actor,nos habriamos salvado de tanta maldad,buenisima historia bien oculta hasta que llegaste tu para destapar la olla y ponerle sazon,gracias miles por tanto que das mi querer.
ResponderEliminarIncreible que pena que no haya triunfado, que diferente seria todo
ResponderEliminar¡Joya!
ResponderEliminarEl, junto con Juana Bacallao, hubieran hecho un largometraje buenisimo de la serie "Tarzan". Estupendo trabajo Carli y que lastima que no llego el desgraciado al arte mayor.
ResponderEliminarhay dos videos que encontre en youtube que muestran la misma pelicula donde aparece agapito, con diferentes nombres y señalan a dos personas diferentes la del link que pones y esta otra https://www.youtube.com/watch?v=0WKm5SaPO-Q
ResponderEliminarSí, lo vi, por eso no cogí el otro, puse este porque es la misma persona que aparece señálada en el libro de Nash. Hay mil fotos por ahí equivocadas
EliminarQue maldad que no pudieron descubrir a tiempo sus cualidades histrionics. Cuan diferente hubiera sido todo!!
ResponderEliminarExcelente Carlos, nos entregas más datos interesantes de La Bestia. Muchas gracias!
ResponderEliminarCoñoooooo! Esto está bárbaro! Sin desperdicio! Pero, curiosamente, lo qur más ha llamado mi atencióne ha sido la carta a Roosvelt pidiéndole un billete verdr de 10 dólares "porque nunca había tenido uno" !!!! Y no nos libramos ni nosotros ni el mundo de esa lacra!!!
ResponderEliminarCarlos, te vuelvo a leer con mucho gusto. Me acuerdo que en 1959 un diario brasileño tituló “ Fidel Castro es un gran actor “ ( te debo el portugués) , durante una visita de él a ese país... todavía me daba escozor que le dijeran eso! Nada más exacto: dotes histrionicas grandes que tuvo el Desleal, como le llama Serge Raffy en creo la más completa biografía de él . Ahí leí por primera vez de sus incursiones en la pantalla hollywoodense. Releerte es un privilegio. Gracias!
ResponderEliminarMe he quedado en una sola pieza leyendo mas sobre nuestra desgracia eterna. Como Hitler, rechazado ppr el arte desarrollò un odio construido contra la vida con una estrategia mortal. Interesante este nuevo hallazgo. Y que nunca se sentara en un banquillo como acusado de sus crímenes. De veras, lo recordare como el perpretador del crimen perfecto, el burlador anónimo. Un abrazo Carlitos y Gracias.
ResponderEliminarMuy buen trabajo, nunca te había leído, agradezco el hallazgo.
ResponderEliminarNi para el séptimo arte ni para gobernar....cada uno lleva su cruz Carlos, UDs con Agapito y nosotros con el "che". Saludos amigo
ResponderEliminarEstoy que me "caigo de culo" y perdón por la expresión. Gracias Carlos 🤦🏽😅
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